Zapata, a un siglo de su asesinato y sigue su reclamo
¬ Arturo Ríos Ruiz lunes 8, Abr 2019Centro..!
Arturo Ríos Ruiz
- El campo en la Ciudad de México le toca a Nabor Ojeda
Ya se fue un siglo de la muerte de Emiliano Zapara, aquel 10 de abril de 1919, cuando “El Caudillo del Sur” cayó en la trampa de Jesús María Guajardo Martínez, subordinado de Pablo González Garza, por órdenes de Venustiano Carranza en la hacienda de Chinameca, Morelos.
Zapata quedó para la posteridad de los mexicanos, como el mejor revolucionario, el más congruente con sus convicciones, que fue la defensa de los campesinos, e indomable, al rechazar haciendas y dinero a cambio de deponer las armas. Sólo la muerte lo frenó físicamente, pero nos heredó su legado.
A cien años de su desaparición, las marchas campesinas están a la vista en todo el territorio nacional, las demandas son un grito abierto a través de la manifestación y ahora les toca a los que institucionalizaron el apoyo que a ellos les fallan. Por eso, las protestas.
Hablemos del campo en la Ciudad de México, que, con ese nombre registrado, Miguel Ángel Mancera, hoy senador, borró las zonas rurales, como si la mancha urbana se lo hubiera tragado con decenas de rascacielos que él autorizó.
Los más de 1,485 km² de superficie de la capital, albergan 632 zonas rurales, las cuales podrían desparecer, pues los jóvenes carentes de oportunidades salen en busca de opciones y los adultos conservadores se conforman con obtener para subsistir de la agricultura.
Cultivan y producen hortalizas, plantas ornamentales, nopal, maguey, avena y maíz, ovinos, porcinos y aves de corral, entre otros productos.
Nabor Ojeda, quien tomó posesión como delegado de la Confederación Nacional Campesina, en la capital, enfrenta todo un reto, debido a las condiciones difíciles en que se encuentran esas zonas rurales, encapsuladas en la gran Ciudad de México, se han perdido en apariencia de la atención de la autoridad.
Ojeda asegura que se buscará innovar los sistemas de cultivo, gestionando adiestramiento que retenga a la juventud y mantener la ecología que tanto ayuda la CDMX. Sólo para empezar, de inmediato. Le deseamos suerte y ojalá inicie con un censo de campesinos, pues no “existen” oficialmente, porque no hay registro de cuántos son.