Peña Nieto, Videgaray, Lozoya, Osorio… ¡sí deben ser juzgados!
Francisco Rodríguez lunes 18, Mar 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Un gobiernito que llegó a sentarse a base de propaganda insulsa, apoyo incondicional de las pandillas históricas, falta de programa político previo, votación de sólo el 18% de ciudadanos —con muchísimos sufragios comprados—, más el complemento de los verdes, sumisión de las fuerzas armadas, financiamiento del narcotráfico y silencio cómplice del exterior, debe ser sentado en el banquillo de los acusados.
Administró, y mal, a base de tretas, no de estrategia. Aunque se hayan llenado la boca hablando de que decidían por pauta, por un deliberado sentido de orden y estructura para beneficiar a los mexicanos, los de Atlacomulco, plagados de improvisados e impostores, llegaron para asaltar, destruir, imponer sus trucos.
El nombre de su juego fue robar. El procedimiento, reprimir, amenazar, asesinar, complicitarse con los peores y los más salvajes, entregar el país, retacarse los bolsillos, administrar los moches y comisiones, despreciar al prójimo, y asestar cuanta puñalada que fuese necesaria para lograr esos aviesos fines. La treta, en lugar de la estrategia.
El recuento de daños ocasionados al país es tan grande como inabarcable. Observar las decisiones que presumieron como estelares para transformar y mover a México, es casi pedagógico para saber qué es lo que no debe volver a intentarse. Detrás de ellas estuvo el engaño, la trampa para desplazar al adversario, a nosotros.
Los improvisados mexiquitas, en materia de política exterior, sólo observaron impávidos, desde el tendido de sombra, la feroz cacería de paisanos, las vejaciones, las expulsiones masivas, el esquilmo a sus dineros, la descalificación de los negociadores del TLCAN que quedó en aún más perjudicial T-MEC, la amenaza inconsulta a las empresas.
Para ellos, no fueron ofensas para el país y sus habitantes, sino señales de amigos empoderados a los que había que obedecer sin reparos, obsequiar sin peticiones, entregar a la Nación. La treta fue ver, oír, callar… y obedecer, al fin y al cabo la reata resiste, celebraban.
En el plano interior, juraron acatar y defender la Constitución, pero cuando lo hicieron se trataba según ellos, de un diseño jurídico del máximo nivel normativo que no les aplicaba, porque pensaban destrozar sus cimientos jurídicos, para crear otros que les fueran favorables, que apoyaran sus decisiones enfermizas de enriquecerse a todo tren, sin pararse en estaciones incómodas.
Reprodujeron a todo costo la idea de que venían a salvar a México, pues ellos eran los que sabían cómo hacerlo. Finalmente, las reformas estructurales, placebos a falta de medicinas programáticas sensatas y de planeación del aparato, demostraron ser aplazamientos de lo urgente, un trapo para esquivar los embates de la opinión pública.
Las reformas estructurales del peñato consiguieron desmontar lo que tardó años en cuajarse para ser obedecido. Sus tretas, en envoltorio de reformas constitucionales que jamás solidificaron, lograron secar la economía, con el retintín de que no debía invertirse el gasto público y social, antes de esperar el funcionamiento de las modificaciones a la Carta Magna, para no estorbar su efecto benéfico.
En las sombras, Videgaray, el aprendiz de financiero en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, se abalanzó sobre el subejercicio que él mismo provocó. Retiró a través de un fraude maquinado, 2 billones de pesos y los trasladó a paraísos fiscales. Aprovechando el déficit provocado y la devaluación monetaria…
… ordenó la venta de dólares conseguidos en el gabacho a precios que le garantizaban más comisiones, y el retiro de los lingotes de oro con valor de 4 mil millones de dólares para guardarlos en otros paraísos fiscales encubridores, donde fue engordando su cochinito para preparar el otro asalto: ¡su campaña presidencial!
En materia petrolera, las reformas estructurales se hicieron para desmembrar el aparato productivo y financiero de Pemex, poniendo al frente un cómplice de pacotilla, el juniorcete Lozoya Austin, diseñado para recabar los moches de las empresas extranjeras. Cuando el recomendado quiso aspirar a la silla de Doña Leonor…… el mismo Videgaray decidió su cese, sin advertir que las empresas reclamarían la falta de cumplimiento y salieran al escándalo los chantajes, sobornos y extorsiones de las que lo de Odebretch es una pálida sombra. Los titulares de la PGR fueron puestos en el cargo para tapar todo, porque cualquier investigación llegaría hasta la silla presidencial.
La reforma petrolera sólo sirvió para lo que desde un principio querían: destrozar el aparato estatal del ramo para abrir las puertas de par en par a las grandotas del exterior, sujetarse a sus designios, importar millones de dólares en gasolinas, dar la estocada al consumidor con las alzas del energético y entregar las concesiones de los expendios a las empresas del exterior, con mejores precios del combustible, para facilitarles el negocio.
Parece chusco, pero lo es. En materia laboral, consiguieron reformar la constitución, con la ayuda del torvo Aceves del Olmo, “líder” de la CTM, para permitir al mayor nivel las prácticas del nefasto outsourcing, una treta más para evadir y descartar la organización obrera, para demoler todo vestigio de sindicalismo incómodo para sus fines.
En materia educativa, agotaron las instancias de supervisión sindical para implantar el morro de una evaluación ficticia y tramposa, que en el fondo buscaba dos objetivos: que la SEP recibiera los moches de la administración de las nóminas confiadas a los gobiernos estatales, y finalmente promover la privatización educativa, contando con los ofrecidos oficios de Claudio X. González, hijo de papi salinista.
En materia de lucha contra el narcotráfico el mismo cantar, pero más sangriento. Un artificio asesino para desarmar al pueblo, encubrir a los capos del trasiego y obtener cómodas y ubérrimas comisiones —El Chapo le habría dado a EPN, un mil millones de pesos— de los alucinógenos y la amapola negra como método fast track de ingresar al club de multimillonarios empoderados. Al costo de lo que sea, como ha sido el sello de la casa Atlacomulco. Y también de Osorio Chong.
En materia de telecomunicaciones, las reformas para armar el artificio de la televisión digital abierta, sólo para favorecer y enriquecer con más comisiones a los compadres y socios de aventura, y esperar a cambio la entrega de más moches y comisiones. Armar un grupo de favoritos para apuntalar su treta de candidotes independientes. Para preparar la estocada final, el pago de marcha.
En la cantada lucha contra la corrupción, el desastre total. No podía ser de otra manera. Una treta ridícula para imponer un fiscal Anticorrupción a modo y a su gusto, más un fiscal general, ambos transexenales, diseñados para cubrir las espaldas de la pandilla de bandidos de Zacazonapan por nueve años. Pero les falló.
La cacería de ex gobernadores, en su momento afines y cómplices del peñato corruptor y ensangrentado, perseguidos para limpiar los retretes, para lucirse en la desgracia de los socios en provincia. De nuevo, el engaño, el fraude, la trampa, el truco sólo para aparentar que se es, cuando no se es.
Una treta para limpiar de abrojos cualquier camino que los lleve al banquillo de los acusados.
Reprobados y aborrecidos en todos los frentes, todo se redujo a la voluntad de uno solo, el hígado Videgaray, una personita menor, fuera de tono, de época, de gesticulación mínima, de ostentación infame, que atemorizó y sojuzgó a su títere Peñita.
Desgobernaron, vendieron las entrañas de la Patria, robaron a placer, nos enfrentaron a unos con otros, desinstitucionalizaron a las instituciones que, de dientes para afuera, dijeron defender… y robaron, robaron, robaron. ¡Deben ser juzgados! ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Los reclamos al nocivo papel de EPN en la vida nacional —maldita la hora en la que se les ocurrió a las “fuerzas reales de poder” hacerlo su candidato y luego su Presidente— también parten de lo que queda del Partido Revolucionario Institucional: que lo expulsen de las filas tricolores, gritan unos. Pero ninguno se atreve, aún, a iniciarle un juicio sumario por haberlos desfondado hasta el lejano tercer lugar de preferencias electorales, merced a la corrupción con la que ahora se identifica a prácticamente todos los priístas. + + + Hace dos viernes, los vecinos del fraccionamiento Lomas Country, en Huixquilucan, Estado de México, tuvieron como visitante a Peña Nieto y al yucateco Emilio Gamboa Patrón. Jugaron golf y platicaron largo y tendido. ¿De qué hablarían? ¿De política? ¿De imponer a José Narro al frente del que alguna vez fuera Revolucionario y hoy ya ni siquiera es institucional? ¿O de negocios, a lo que ambos son tan proclives?
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