Reelección presidencial
Alberto Vieyra G. lunes 18, Mar 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En una fraudulenta elección de primera y segunda vuelta, Benito Pablo Juárez García se reeligió por tercera vez en 1871 y su periodo presidencial abarcaría hasta 1875 y solo la muerte fue capaz de quitarle el poder el 18 de julio de 1872.
Oficialmente, se dijo que murió por infarto que le provoco la angina de pecho, pero los bien documentados historiadores no dudan que el Benemérito de las Américas murió envenenado con veintiunilla, un letal veneno que como su nombre lo indica causa efecto 21 días después de haberse ingerido y hasta se asegura que le fue suministrado por Oliveira del Pozo (la carambada) que sirvió de ama de llaves de la emperatriz Carlota.
¡Si Juárez no hubiese muerto!… a lo mejor estaría todavía en la presidencia de la República.
En 1871 y tras las fraudulentas elecciones presidenciales, Porfirio de la Cruz Díaz Mori, coterráneo de Benito Juárez, lanzaría el llamado Plan de la Noria mediante el cual desconocía a Benito Juárez, entre otros puntos.
Ya como presidente de México, allá por 1880 el ameritado general, héroe del 5 de mayo de 1862 cuando por una insubordinación suya, el ejército mexicano derroto en Puebla al ejército francés, el más poderoso del mundo declaró no tener ambiciones reeleccionistas diciendo que: “Yo no percibo esas bastardas aspiraciones”
¿Y sabe qué? Se hechó al hilo 7 reelecciones presidenciales. Hasta que Pascual Orozco y Pancho Villa derrotaron al Ejército Porfirista en Ciudad Juárez en mayo de 1911, produciéndose su derrocamiento que ponía fin a una dictadura de 31 años.
Pero de las ansias reeleccionistas, tampoco escapó0 Álvaro Obregón Salido, quien en 1928 seria asesinado, después de haber logrado la reelección presidencial.
Desde entonces, la mayoría de los presidentes de México han intentado medirle el agua a los camotes pero con resultados fallidos.
Hoy, y cuando apenas comienza el sexenio, Andrés Manuel López Obrador también le mide el agua a los camotes intentando la reelección presidencial disfrazada y tramposa, escondida en “La Revocación de Mandato” empujada por el partido Movimiento Ciudadano y apropiada por él.
¿Qué no López Obrador fue electo por 6 años y protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución de México?
¿De qué se trata, de jugar a la democracia? ¿Cuál seriedad le da López Obrador al quehacer político en México?
¿Qué no sería mejor que se concretara a lo concretado? Es decir, a gobernar. El viernes pasado, la Cámara de Diputados aprobó ya en lo general la “consulta ciudadana” y la “La Revocación de Mandato”, propuesta por López.
Con ello, el ciudadano presidente se montó en las elecciones federales del 6 de junio del 2021, pues al figurar en las boletas electorales habrá inequidad en una elección de Estado.
Lo que criticaba ayer, es lo que justamente hace hoy. Y lo que queda más claro que el agua es que López Obrador busca dormir al velador con más simulación política y eso, aquí y en China se le llama inicio de una dictadura de un hombre y de su partido.
Porque es inadmisible que el Presidente de la República meta sus narices en las elecciones federales, pues al hacerlo, lógicamente que hablará de sus millones y millones que repartirá como clientelismo electoral.
Razonablemente, ni el INE y ni el TRIFE no se lo permitirían jamás, como tampoco le permitirían seguir con las Conferencias Mañaneras en tiempos electorales.
¿El señor presidente habrá perdido el piso solo por sus ansias reeleccionistas?
Felizmente la reforma propuesta por el llamado dios de Macuspana no pasará jamás en esos términos en el Senado de la República.
Pasará, pero sin que se monte en el proceso electoral para renombrar las 500 curules en la Cámara de Diputados.
¿Será que López Obrador busca emular a Benito Juárez, haciendo que solamente la muerte le quite el poder?…