¡Partidos a la porra!
Freddy Sánchez jueves 14, Mar 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Aquello de “no echar dinero bueno al malo”, felizmente ocurrirá con los partidos políticos. Con una sensible reducción en su presupuesto para gastos, no sólo se cumplirá con la postura sexenal de “la austeridad republicana”, (que se había tardado en llegar a los institutos políticos), que la mayoría de los mexicanos con vehemencia venía demandando de tiempo atrás.
Dar dinero a partidos políticos, en opinión de no poca gente en el país, constituyó a lo largo de muchos años, un desperdicio absoluto, más que alejado de fomentar la democracia, puesto que su único objetivo más bien parecía el de financiar la aparente rapacidad electoral de los inescrupulosos y seudo creyentes de una democracia auténtica.
Esa en la que un pueblo politizado en un acto de conciencia, sin manipulaciones electoreras, elige la mejor opción para representar el interés popular en los asuntos públicos, cosa que francamente sucedió relativamente y muy de vez en cuando en los muchos años trascurridos de supuesta convicción partidista a favor de la democracia.
Echar mano del dinero de los impuestos, procurando inducir el voto ciudadano, de una u otra forma, en tanto la ley hacía factible “montarse” en esquemas de propaganda electoral sin costo para los partidos políticos, se convirtió en la estrategia primordial para el posicionamiento partidista en el ánimo del electorado nacional.
Y a más dinero, mayor manipulación de electores, a fin de garantizar el voto, en favor de uno u otro instituto político.
Una táctica efectiva, particularmente para los partidos con votaciones más altas en los comicios, y por lo mismo, mejor dotados de presupuesto electoral para sus futuras actividades proselitistas.
Lo que después del resultado de la elección presidencial, lógicamente, puso en una posición de notoria desventaja a los otrora principales partidos políticos nacionales.
El Partido Revolucionario Institucional, (recién despojado del mando presidencial), Acción Nacional (dos veces en la presidencia anteriormente), y el Partido de la Revolución Democrática(entrado en crisis al grado de casi desaparecer a causa de su derrota electoral en los comicios presidenciales), a diferencia de sus buenos años pasados, al haber quedado ampliamente rezagados en la elección presidencial, sus apoyos presupuestales para el presente y futuro inmediato, obviamente, caerían por el suelo.
Y el absoluto ganador, “Morena”, el partido creado por Andrés Manuel, por el contrario, estaría recibiendo dinero público “a manos llenas”.
Pero, en lo que bien podría considerarse como un acto de benevolencia política, el gobierno en el poder, decidió solicitar una reducción a la mitad en el presupuesto que recibirán los partidos políticos.
Con esta medida, ciertamente, se afectará “la bolsa” de todos los partidos, aunque los más afectados serán los que menos recibirán.
O sea los tres partidos políticos, que “Morena” pulverizó virtualmente con su triunfo presidencial.
Bajo estas nuevas circunstancias pues, resulta inevitable que se ofrezcan nuevas opciones para el financiamiento de los quehaceres partidistas en materia electoral, con la participación más amplia de aportes de la iniciativa privada, amén de “emparejar” el piso por lo que concierne a la publicidad fiscal en los medios de comunicación, independientemente de otras acciones a tomar, pero dos cuestiones deben quedar en claro.
La gente repudia la práctica de partidos y organizaciones políticas que solo se afanan en ganar elecciones, para perpetuar en el poder a sus incondicionales y comparsas, sin ocuparse de atender los reclamos más sentidos de la sociedad.
De ahí que en las elecciones, los que se creen “intocables” en sus feudos de poder electoral, se pueden llevar grandes sorpresas por la sencilla razón de que de tiempo atrás se quiere mandar a los partidos a la porra.