Política del garrote
Freddy Sánchez martes 12, Mar 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Para una falsedad, falsedad y media.
Así que dígase lo que se diga hay que redargüir de falsa una afirmación y falsear mucho más.
Una práctica común entre “los maestros” del embuste.
Aquellos que jamás ven defectos propios, sólo ajenos.
En ese contexto se ha suscitado el afán descalificatorio para el gobierno de Andrés Manuel.
Y ante lo que podría tener visos de un fustigamiento tendencioso contra el gobierno actual, surgió la imperiosa necesidad de salir en defensa de los actos institucionales frente a los “ maliciosos ataques” de las calificadoras.
Empresas independientes que se dedican a observar el comportamiento de los gobiernos en el mundo, respecto a sus políticas económicas, y en base a ello, aprobar o desaprobar su desempeño.
Lo que para el gobierno de Andrés Manuel se ha convertido en un incesante descrédito a su manera de gobernar en materia económica.
Y es que los juicios de las descalificadoras son más que desfavorables y tienden a empeorar.
En respuesta al hostigamiento, “Morena” (por medio de algunos de sus representantes camarales), amenazó con aprobar una ley para desaprobar también el ejercicio de las calificadoras y poder echarlas de México.
Una medida radical que el propio gobierno de Andrés Manuel “desautorizó” al decir que se someterá a escrutinio de observadores extranjeros.
Justo momento pues, a fin de poner énfasis en algunas cuestiones para no incurrir en intolerancias, prepotencia ni arbitrariedades, en relación al trato que deben recibir los que en su calidad de analistas, nacionales o extranjeros, practican su derecho a la critica sobre el quehacer institucional.
En ese sentido hay que decir, por una parte, que es inadmisible la censura y la persecución hacia los críticos que emitan opiniones no gratas sobre actos de gobierno, puesto que tomar en cuenta esas críticas para enmendar desaciertos institucionales, (cuando estos ocurran y sean evidentes), es digno de un gobierno que se precie de honorable, responsable y correcto.
Ahora que las críticas no deben darse con ligereza y menos aún responder a intereses oscuros de influyentes grupos económicos inmoralmente dedicados a presionar al gobierno para que amolde sus políticas institucionales en pro de sus apetitos insaciables de ganancia.
Cabe señalar por consiguiente que dejar de hacer muchas cosas como se hicieron en el pasado, no sólo es un derecho del gobierno actual, sino que tal cosa responde al clamor popular que le dio el triunfo presidencial a Andrés Manuel, con el aval electoral necesario, que prácticamente “desaforó moralmente” a los partidos políticos, ajenos a “Morena”, virtualmente catalogados de comparsas de los grandes corporativos económicos nacionales y extranjeros.
De ahí entonces que, ciertamente, las calificadoras deberían asumir nuevos criterios de evaluación sobre el comportamiento institucional.
Y no apresurarse a descalificar al gobierno de Andrés Manuel, porque su forma de gobernar se ha diferenciado notablemente de la manera como los hicieron en los últimos tres sexenios, los gobiernos del PRI y el PAN e inclusive como lo hiciera el priísmo más de sesenta años.
Antes como antes y ahora como ahora hay que calificar el desempeño del gobierno.
Por eso, no se vale que los críticos, (de las calificadoras o cualesquier otros), “se vayan de la boca”, exagerando o inventando fallas gubernamentales.
Y lógicamente tampoco se justificaría que desde el poder público se intente medio alguno de intimidación para silenciar la critica lo que significaría enfilarse lamentablemente hacia la política del garrote.