López Obrador y la Cuarta Transformación
José Luis Montañez Aguilar lunes 11, Mar 2019La Ley de Herodes
José Luis Montañez
Sería interesante saber por qué en su momento los presidentes Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto no le entraron al tema de la corrupción para frenar este mal que se creó, dicen los que de política saben, en los tiempos del presidente Miguel Alemán.
Ningún mandatario en los últimos tres periodos se quiso aventar ese trompo a la uña. Más bien le echaron más chapas a la pestilente cloaca de la corrupción y se dedicaron a taparle el ojo al macho dizque ejerciendo gobiernos democráticos e implementando medidas que más bien sirvieron para que su círculo cercano hiciera negocios multimillonarios y se siguieran repartiendo el país a manos llenas. Ellos y nadie más son los responsables de que el número de pobres creciera a más de 70 millones. También creció el número de multimillonarios en nuestro país, pues de dos que publicaba Forbes cada año creció a más de veinte el número de multimillonarios aztecas que suman en miles de millones de dólares sus espesas fortunas.
El robo a la nación entre el petróleo, la minería, los bancos, la deuda externa, el Fobaproa, etc., suman más de cien billones de pesos, sí, leyó usted bien, cien millones de millones de pesos, los que se han ido por el caño de la corrupción en los últimos seis sexenios de gobiernos electos quesque por el pueblo de México.
El cinismo de nuestros políticos llegó a tal nivel que la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa (nadie ha negado hasta hoy tal versión), se compró en parte con lana del narcotráfico, concretamente con dinero de “El Chapo” Guzmán, que de esa forma aseguraba seis años más de libre tránsito para sus ilícitos negocios.
Todo mundo cerró la boca cuando el chino prófugo en los Estados Unidos, Zhenli Ye Gon, dijo que los 256 millones de dólares que escondía en su domicilio de las Lomas de Chapultepec en la Ciudad de México no eran de él, sino que el panista, ahora priísta Javier Lozano, se los había dado a guardar con la amenaza convertida en famosa frase célebre de “Coopelas o cuello”.
Y mire usted que a nuestros políticos que todo se les resbala así esté probado y comprobado de qué se les acusa, van de sexenio en sexenio en ascenso en la vida pública y también en sus cuentas bancarias, pues a uno de estos angelitos, hay ciertos, no lo sueltan por menos de cien millones de dólares.
Y aquí está la razón por la que el encabronado pueblo de México se autoreclutó en las filas del huachicol y la delincuencia. Pero si los de arriba nos ponen el ejemplo saqueando al país, por qué los de abajo no le van a entrar a la orgía gigantesca que se llaman corrupción.
Por eso ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador se decidió a combatir la corrupción con el huachicol y otras linduras, la vox populi reclama “y los de arriba como para cuándo”, porque las cárceles están llenas de jodidos y pendejos que se robaron tres pesos.
Y en esa maldición en la que cayó nuestro país hace más de cincuenta años se ha gestado la terrible realidad que hoy vive México y que parece estar más que difícil combatir, simple y sencillamente porque los que se fueron gritan desde afuera por todos los medios a su alcance que “El Peje” está equivocado y la está regando feo.
Todos esos que se rasgan las vestiduras desde afuera y que hacen escuchar sus voces moviendo sus contactos hasta con las casas certificadoras financieras de nuestro vecino del Norte, quieren que López Obrador se equivoque, se enrede y no pueda con el paquete, para en seis años más seguir partiéndole la madre al país y llenando sus cuentas en el extranjero con dinero proveniente de la corrupción.
Traemos un desmadre en el país bien y bonito y como con la Selección Mexicana de Futbol, queremos que un solo individuo nos haga campeones del mundo… sí, sí, puscomono..!
Queremos que “El Peje” meta al bote a los cinco últimos ex presidentes, pero pegamos el grito en el cielo porque nos quedamos sin gasolina dos semanas en el centro y occidente del país. Queremos un parto sin dolor, sin que nos cueste y además rapidito porque los mexicanos queremos todo para ayer.
Se cumplen cien días de que Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia del país y un buen número de millones de mexicanos gritan en las calles, por las redes sociales y a través de los medios de comunicación, que su gobierno está mal, que las medidas que ha aplicado hasta el momento no son las correctas. Desde ahora someten al tabasqueño a un desgaste incesante. El clásico cuchillito de palo, no corta pero bien que chinga… ¿O no?
El caso es justificar en cinco años que regresen los corruptos y sigan repartiendo lo poco que nos queda de recursos naturales.
Es tiempo ya de que si no sumamos dejemos de estar en contra de todo y apoyar a este hombre para que realmente haga lo que tiene que hacer. De otra forma nos quedaremos como siempre en el ya mérito, como nos ocurre cada cuatro años en los campeonatos de futbol del mundo.
Medidas como el de la Guardia Nacional son más que urgentes para frenar y erradicar la inseguridad y delincuencia en todos sus niveles en nuestro país. Porque acá ya se nos vino el hampa hasta de otros países y le están dando en la suya al pueblo hasta por debajo de la lengua.
No nos hagamos, en cien días no se resuelven los problemas tan graves de un país como México y “El Peje” tampoco tiene una varita mágica… ¿O sí?