Mireles, a la Guardia Nacional; Ross García, al sindicato petrolero
Francisco Rodríguez miércoles 6, Mar 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Por defender la corrupción que le fue característica, el sistemita panpriísta del neoliberalismo encarceló a dirigentes sociales que pueden todavía marcar un antes y un después a la tan cacareada Cuarta Transformación del país. Los regímenes pasados enchiqueraron por las mismas razones a personajes que deberían ser objeto de un análisis más justo: José Manuel Mireles, Nestora Salgado y, entre otros, Mario Rubicel Ross García.
El creador de las autodefensas michoacanas de Tierra Caliente , la combativa antisecuestros guerrerense y el tenaz dirigente de la disidencia petrolera a Romero Deschamps, los tres, tienen todavía mucho qué decir. Todos, con más de 40 meses en prisión neoliberal tienen que dar al nuevo régimen una aportación indispensable en la construcción del futuro inmediato.
Cuando los grupos de agricultores, granjeros y habitantes locales de La Ruana, Buenavista y Tepalcatepec, hartos de secuestros, violaciones tumultuarias, asesinatos y violencia del crimen organizado coludido con las autoridades, tomaron las armas para defenderse tuvieron en Mireles un líder ejemplar.
Mireles, un médico cirujano ahora de 60 años, fue acusado de rebelión, hecho preso cuando tenía un muslo de pollo en la mano y no las armas que le sembraron los neoliberales, ha preguntado repetidamente a sus entrevistadores: ¿se sabe de alguien que construyó una casa sólida empezando por el techo en vez de los cimientos?
Con una gran capacidad de organización, el doctor Mireles encabezó una lucha por intentar mejorar las condiciones de su región michoacana. Igual que la luchadora social Nestora Salgado en Guerrero, ha pasado a los anales como un auténtico líder de su pueblo.
Ambos se enfrentaron a Zetas, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, Rojos, etcétera, una sucesión de membretes que siempre derivaron del más peligroso de todos: el Cártel de Los Pinos. Ambos fueron triunfantes en su objetivo, aunque el poder acabó encarcelándolos… y martirizándolos.
Dicen Mireles y Salgado que la complicidad era evidente. “Cuando entraba personal militar y federal nunca los encontraban, pero nosotros veíamos cómo se sentaban a comer en la misma mesa. Los tres niveles de gobierno eran parte de la nómina de los cárteles…”. El problema se detonó con el abuso a mujeres y niñas… de ahí a la rebelión.
En principio, la Secretaría de Gobernación del flamante senador priísta Miguel Ángel Osorio Chong y la Sedena lo cobijaron cómo avanzada para combatir a los cárteles, objetivo que en gran parte fue desahogado. El colmo de la historia fue cuando Peña Nieto nombró con plenos poderes a un mentecato como virrey de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes.
Desde la dirección de Los Pinos, bajo el cobijo de su primo Humberto Castillejos Cervantes, entonces consejero jurídico de Presidencia, llevó a cabo una masacre. Decenas de civiles muertos. Cárteles protegidos. Criminalidad en bonanza. Horror y sangre.
Los atlacomulcas nunca pudieron fundamentar una averiguación, menos un caso serio de procedencia penal, pero convirtieron a Mireles en preso político. A todos los demás, enemigos jurados del peñanietismo, les han endilgado la trinidad penal que bien conocen: lavado, fraude fiscal, complicidad con la delincuencia. De lo mismo que ellos abusaron desde Los Pinos.
“Pisé el callo del crimen organizado. Pisé el callo del gobierno federal. Por desgracia, los dos callos son de la misma persona, el Presidente de la República”, declaró Mireles al abandonar la prisión, exculpado de todo. Cuando el derecho se contraviene con la justicia, está es la que debe prevalecer, declaró el médico cirujano.
Su error más grave fue haber confiado en la palabra del gobierno federal, al que sólo le pedimos tres cosas: seguridad, impartición de justicia y restablecimiento del estado de Derecho, afirma Mireles, un hombre que necesita una oportunidad de demostrar su valía frente a la sociedad que injustamente lo castigó.
Mario Rubicel Ross García es un líder honesto y ejemplar del sindicato petrolero. Fue recluido a mazmorras tabasqueñas por el solo hecho de convocar a la disidencia en pie de lucha contra el cacicazgo y la rapiña de Romero Deschamps, convertido en cómplice del corrupto peñanietismo.
El hijo mayor de Mario Rubicel Ross García fue “levantado” por la misma pandilla sindical y hasta la fecha se desconoce si está vivo. La misma historia, el mismo infierno con distinto diablo. El precio de la honestidad ha sido la libertad y la integridad física.
La toma de nota a la legítima secretaría general del STPRM en la persona de Ross García ha significado a los trabajadores petroleros toda una epopeya. La lucha tiene que seguir con la invariable posición del nuevo régimen contra corruptos y caciques. El reconocimiento laboral debe hacerse efectivo de inmediato para acabar de cuajo con villanías y zozobras perpetradas desde las cavernas de la traición.
Si el régimen de la Cuarta Transformación quiere en verdad sacudirse de los truhanes que lo han asolado desde que empezó la insurrección civil de López Obrador, deberá hacer a un lado a traidores, asesinos, encubridores y mentecatos que sólo han abusado de las familias petroleras. Urge el manotazo providencial. Sólo eso falta. Lo demás está comprobado, ratificado ante todas las autoridades judiciales y penales del país.
Ya basta de engaños al Presidente, de contemplaciones mientras la patria se desangra y se deshace en nuestras manos. Las agallas contra la complicidad, las tenebras del poder y los acuerdos en lo oscurito deben ser apoyadas por los que han sufrido la represión y la tortura. Para que la cuña apriete debe ser del mismo palo.
Necesitamos gente de verdad en posiciones de verdad. Audomaro Martínez, en Inteligencia; los secretarios de la Defensa y de la Marina Armada, en sus puestos; José Manuel Mireles, en la Guardia Nacional; Nestora, en el Senado; patriotas como Ross García, en los sindicatos estratégicos. Fuera traidores del equipo del nuevo régimen.
Aparte de discusiones bizantinas, de interpretaciones de contentillo a las leyes, para que la Guardia Nacional funcione, independientemente de sutilezas retardatarias como si mandos civiles o militares, debe contar con gente de la integridad de Mireles para salir adelante, con gente como Nestora Salgado en la Cámara alta, con gente como Ross García en el sindicato petrolero. Lo demás se resuelve solo.
Si de verdad se quiere poner por delante a México, reforzar la seguridad energética del país, cuidar el territorio, detonar el mercado interno, implantar la justicia jurídica, política y social, es hora de ir borrando del panorama a todos los estorbos. Podemos retroceder aún más si esto no se hace.
Hacer lo contrario, lo entiende todo México, es engordar el caldo a la corrupción del sistema pripanista, que nunca se ha querido ir. Y vuelta a la noria: a reprimir y encarcelar personajes que, en lugar de estar recluidos, deben ayudarle al país a salir de este marasmo idiota. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: En el caso del presunto lavado de dinero que Santiago Nieto atribuye a la UAEH, vale la pena conocer los fundamentos legales de la denuncia mediática del titular de la Unidad de ¿Inteligencia? Financiera de la SHCP. Y es que no es la primera vez que el señor Nieto opta por violentar el debido proceso y hacer públicas en la prensa las querellas que tiene a su cargo. De hecho, cuando aireó el caso de Odebrecht, dio un pase de salida, casi de exoneración, al impresentable Lozoyita, ex director de Pemex y, al parecer, receptor de los recursos que fueron a parar a manos de Enrique Peña Nieto —recuerde usted: mil millones de dólares al mes era su meta— y/o a su campaña política por la Presidencia. Las autoridades universitarias hidalguenses, de otra parte, dicen estar tranquilas, pues alegan que nada de lo que Nieto ha dicho es verdad. No hay blanqueo de capitales, se trata simplemente de recursos de la Casa de Estudios para hacer frente a sus compromisos, entre otro el pago de pensiones por el que otras instituciones de educación superior sufren y no encuentran la salida. + + + Pregunta don Fernando Salinas: “¿Qué ha pasado con César Duarte? ¿Acaso se habrá reunido con Rafael Moreno Valle para que lo asesore en la elaboración de un escape circense y con ello después también se diga que falleció y por ello se le deba dejar de buscar y ya no se le pueda juzgar, además de que pueda quedarse con todo lo que se robó a como sucedió con Rafael Moreno Valle?”
www.indicepolitico.com
pacorodriguez@journalist.com
@pacorodriguez