Rosa María Ayala y el final del PRD
¬ José Antonio López Sosa viernes 22, Feb 2019Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Diez diputados federales renunciaron al Partido de la Revolución Democrática (PRD) en esta semana, dejaron a este partido con solo diez legisladores, lo que lo vuelve uno de los más pequeños en el Congreso de la Unión por número de legisladores.
Estamos sin lugar a dudas, frente al catastrófico final del PRD, todo comenzó con la intransigencia de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, continuó con los pésimos manejos en la Ciudad de México —el que fuera su más fuerte bastión— de Miguel Ángel Mancera, Alejandra Barrales, Leonel Luna y al parecer, no tiene vuelta atrás.
El ataúd recibirá en breve su último clavo: se trata de la gente que agrupa la líder social Rosa María Ayala, quizá el último bastión fuerte de militantes que renunciará al PRD, luego de múltiples incumplimientos tanto con Ayala Sánchez como con los miles de agremiados a su organización social.
El año pasado, Rosa María Ayala estaba en la lista de candidatos plurinominales para el Congreso de la Ciudad de México, sin embargo, de último minuto luego de los resultados, evocaron un estatuto oculto que le impidió —luego de llevar miles y miles de votos— tener ese lugar en el congreso local, además de una serie de incumplimientos por parte de Leonel Luna, Miguel Ángel Mancera, Patricia Mercado, entre otros, que prometieron incluir las necesidades del corredor poniente de Álvaro Obregón en los presupuestos sin cumplirlo.
Era el último bastión importante del PRD en la Ciudad de México, luego que se efectúe esta renuncia masiva, este partido se quedará sin bases y su destino será la desaparición.
No podemos omitir que, entre los legisladores que renunciaron al PRD y se proclamaron como independientes, hay algunos que también colaboraron desde sus trincheras a la debacle del PRD, como es el caso de Héctor Serrano y Mauricio Toledo.
Toda acción tiene una reacción, el abuso y la soberbia de las cúpulas del PRD tuvo esta reacción, el abandono y muy posiblemente, la pérdida del registro. El caso perredista es digno de estudio: cómo acabar con un partido político líder en la capital de un país. Así, destrozándolo.