Renovarse o morir, encrucijada del PRI en su 90 aniversario
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 18, Feb 2019Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Al grito de ¡suficiente!, se desgrana el priísmo
- Corrupción lo pone al borde de la extinción
En medio del descrédito, ocasionado por la imperante corrupción en que se vieron involucrados varios de sus mandatarios estatales o funcionarios federales, y sin haber todavía procesado la estrepitosa derrota electoral sufrida en la contienda presidencial pasada, el PRI se acerca al 90 aniversario de su fundación, donde militantes y seguidores coinciden en señalar que la emblemática fecha no será para celebrar, pero sí para reflexionar en términos de una reforma o una refundación.
No es la primera vez que la adversidad política alcanza a los priístas, con la derrota que la ola del foxismo propinó al Partido Revolucionario Institucional en el año 2000l y luego, ya en el poder, seis años después los del partido azul repitieron la misma dosis a un desdibujado partido tricolor para enviarlos hasta un tercer lugar de la competencia electoral. La muerte del PRI parecía cercana y sin embargo 12 años de desgaste (ocasionados principalmente por el crecimiento de los índices de violencia en el país), fue tiempo suficiente para que la población decidiera cambiar al partido en el gobierno y buscar una opción diferente al que en 12 años no dio los resultados prometidos o los esperados por la población en general.
Con una historia política de más de 80 años, el PRI recibió una nueva oportunidad en 2012 y ésta se tradujo en reformas estructurales, nuevas estrategias de combate a la pobreza y estabilidad económica en general, pero los índices delictivos no disminuyeron, y lo peor, el partido en el poder enfrentó la contienda en pos de la silla presidencial en medio de una situación de enojo y decepción ciudadana que se habría acentuado por bochornosos actos de impunidad y corrupción cometidos por priístas de cepa. El resultado de esta etapa es de todos conocido.
Es cierto, todos los partidos políticos sufren descrédito y ninguno puede presumir de estar en su mejor momento, pero por ser el más antiguo, el que más años ha gobernado el país, el PRI es, sin duda, también el que más cuestionamientos ha tenido por malos gobiernos y así, con el estigma de gobiernos corruptos, el próximo 4 de marzo celebrará, tal vez, su último año de vida, porque difícilmente el priísmo podrá borrar de su trayectoria las nefastas historias de corrupción y menos deslindarse de quienes dañaron la imagen de la nomenclatura tricolor, aunque expulse de sus filas a quienes infringieron los estatutos partidistas y traicionaron el servicio público, porque priístas o no son corruptos y eso ni con agua y jabón se quita.
Renovarse o morir, es la encrucijada del otrora partido poderoso. No es la primera vez que el priísmo pasa un trago amargo, sus militantes se dividieron con el asesinato de su candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio en 1994; se volvió a dividir con las derrotas electorales de los años 2000 y 2006; divisiones también se dieron con la llegada de un grupo de gobernantes en 2012 que no tenían la militancia priísta, pero se decían “peñistas”, luego el priísmo fue desplazado en la decisión de nombrar un candidato presidencial externo en 2018 y divididos llegan a la celebración de nueve décadas en las lides políticas.
El ejercicio de la política ha sido la herramienta para encontrarse, limar asperezas, unirse, cerrar cicatrices, y así los tricolores han zanjado diferencias y todo tipo de desencuentros, pero hoy la situación es diferente, las bases están resentidas, se han sentido engañadas, utilizadas y ninguneadas por los cuadros dirigentes. Dicen que no están dispuestos a seguir en esa ruta de mentiras, donde lo que ven venir una vez más es la promesa del anhelado cambio y más bla bla bla.
PASO SIN VER.- Sólo para darnos una ida del ánimo que prevalece en las filas de lo que aún queda del PRI, en los primeros días del año uno de sus connotados militantes, César Augusto Santiago, con una trayectoria de más de cincuenta años, renunció a su militancia tricolor y esta acción la manifestó con una sola palabra ¡Suficiente!
Aquí, la pregunta es cuántos priístas más piensan igual que César Augusto, cuántos más están hastiados del engaño y el abuso que sus dirigentes han cometido a nombre de su partido ¿También para ellos habrá llegado el momento de decir suficiente o seguirán esperando que llegue el cambio prometido durante años?
VA MI RESTO. – El debate sobre la situación del PRI es una realidad, la militancia está dividida y por si eso fuera poco, su actual dirigente, Claudia Ruiz Massieu, los abandonó a su suerte y a las voces inconformes les aplicó la misma fórmula que su tío Carlos solía utilizar para enfrentar abucheos: “ni los veo ni los oigo”.
Y es que, también con cargo de senadora, nos dicen que a Ruiz Massieu muy poco se le ve atendiendo a las bases priístas y lo último relevante que se supo de ella es que en las redes sociales anduvo presumiendo que defendió su tesis doctoral en España, donde resultó aprobada.
Pues con todo y el grado de doctora, lo que se ve es que como dirigente doña Claudia ha sido reprobada por las bases de su partido y a menos que suceda algo verdaderamente extraordinario, marzo será el mes que marque el rumbo de este partido que en más de una ocasión le han vaticinado su muerte y ahí sigue, pero hoy la corrupción lo puso en una situación de fatalidad, y hasta aquí porque como veo, doy.