El mismo método
Ramón Zurita Sahagún viernes 28, Ene 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Con un severo descontón intentaron frenar el regreso del PRI al gobierno de Guerrero, por lo que el próximo se sabrá si tuvo o no éxito el intento. El proyecto Jalisco arrojó resultados favorables, ya que la filtración sobre supuestos vínculos con el crimen organizado por parte del candidato del PRI a gobernador, Arturo Zamora Jiménez, tuvo el efecto deseado y el PAN consiguió mantener la plaza.
Zamora Jiménez aventajaba en las preferencias electorales a su adversario del PAN (Emilio González Márquez) por varios puntos y unos días antes de los comicios se le relacionó con diversos ilícitos y su derrumbe fue terrible.
La tendencia favorable al priísta se desvaneció y el hoy gobernador le sacó todavía unos puntos de diferencia.
El priísta fue exonerado por la PGR después de la elección, aunque durante varios días, la dependencia, guardó silencio, dando margen a que los ciudadanos creyeran en la veracidad de las acusaciones.
Arturo Zamora es un abogado, notario, maestro universitario de prestigio que resintió en lo personal y profesional el severo descontón.
Hoy, la historia se repite, con los mismos métodos (filtraciones y supuestas declaraciones de un testigo protegido) en una entidad, en la que el PAN se alió con la fórmula que, supuestamente, va arriba en las encuestas.
Llama la atención, aunque no sorprende, que sea desde las propias estructuras del gobierno federal desde las que se aliente este tipo de prácticas, aunque la PGR pronto se deslindó del tema.
Resulta curioso que Manuel Añorve Baños, el candidato del PRI y aliado durante varios lustros de Ángel Aguirre Rivero (candidato de la izquierda y del PAN) resulte ser financiado por los cárteles de la droga y su pariente y aliado hasta el año pasado se encuentre libre de pecado.
Será que tal vez, los que idearon este mecanismo para atacar al candidato del PRI no tomaron en cuenta la cercanía entre uno y otro personaje y que los dos tienen el mismo perfil e iban juntos en el proyecto político, hasta que uno dejó en el camino al otro.
Pero al margen de que uno o los dos sean o no financiados por el crimen organizado o, incluso, por el desorganizado (es el que más abunda), lo llamativo es que se permitan este tipo de descalificaciones en un afán de ganar una plaza electoral.
La búsqueda del triunfo, sin importar lo que se avasalle en el camino es la temática de todos los competidores electorales, sin distingo de siglas o ideologías.
Eso es lo que alimenta a los partidos y a los candidatos, unos proponiendo a los que combatían en el pasado cercano y los otros, prestándose a abanderar electoralmente a los que tanto criticaron.
Por eso, resulta curioso que los partidos festinen los triunfos electorales alcanzados con candidatos prestados, los que no responden a sus programas, ni idearios políticos y mucho menos a sus proyectos políticos.
Una de las máximas expresadas por el panismo es: el priístas que todos traemos dentro y a ese es al que recurren en grado extremo, con tal de conseguir un pírrico triunfo en las urnas, que festinan, aunque saben que no les corresponde.
De los triunfos más recientes alcanzados por el PAN, los referentes a los comicios del 2010, donde se pusieron en juego doce gobiernos estatales y el PAN salió avente en tres de ellos, todos con candidatos prestados, aunque uno de ellos sea militante reciente de ese partido.
Mario López Valdez, era un senador priísta, cuando fue hecho de lado por su partido y la coalición PRD-PAN lo arropó y respondió dándoles el triunfo en Sinaloa, aunque dista mucho de tener perfil de panista o perredista.
Algo similar sucede con Gabino Cué Monteagudo, quien no es panista, tampoco perredista y fue arropado por Convergencia, partido al que le ha dado bastantes dividendos.
Rafael Moreno Valle, el gobernador electo de Puebla (toma posesión el 1 de febrero), ex priísta como los otros dos, fue nominado por el PAN al senado de la república, con el respaldo de su mentora, la profesora Elba Esther Gordillo y aunque milita en Acción Nacional, sus raíces son priístas, partido en el que militó toda la familia paterna.
Con la decisión obligada de Marcos Efrén Parra de desistirse de ir como candidato, los panistas atrapan de nueva cuenta a un ex priista como su carta fuerte, ante la debilidad de sus militantes o candidatos.
Para ellos es preferible tomar un candidato ajeno a preparar a los propios, al fin que como partido en el poder pueden hacer uso de toda la maquinaria disponible.
Tal vez, sea por eso que en caso de poco crecimiento de su abanderado se tiene el recurso de las filtraciones, los golpes bajos, la difamación o, en el caso extremo de que no funcionan, el descontón artero.
En fin, no habrá que esperar demasiado tiempo para saber cuál de las estrategias funcionó y cuál de las dos alianzas funcionó la del viejo PRI o la del viejo PRI, corrientes a las que representan el candidato de la izquierda-derecha y el del tricolor-verde, adicionado con el respaldo de la calculadora profesora Gordillo.
ARTURO ZAMORA
Si alguien sabe del efecto que causa electoralmente una filtración como la que se hizo sobre Manuel Añorve es Arturo Zamora Jiménez, ex candidato del PRI al gobierno de Jalisco.
Zamora perdió toda la ventaja que llevaba, por la manipulación de información y la guerra sucia desatada en su contra, solamente para que la PGR aclarara que no había ninguna averiguación, ni mucho menos investigación en su contra.
Claro que los tiempos cuentan mucho, ya que las filtraciones son soltadas cuando se acabaron los tiempos de campaña y no hay posibilidades de respuesta.