Cumplen sueño de ser padres con apoyo de clínica especializada
Estado de México lunes 11, Feb 2019Arco Norte
José Luis Montañez Aguilar
A principios de 2007, Érika Espinoza Díaz y Octavio Varas Fuentes se casaron en San Juan Tilapa, una comunidad de 10 mil habitantes al sur del Valle de Toluca.
Como toda familia, soñaban con tener hijos, sin embargo, tras varios intentos, no lograban concebir y al paso de los años sospecharon que podría ser por alguna enfermedad.
A mediados de 2014 acudieron a una clínica privada especializada en la Ciudad de México, para recibir atención, donde les confirmaron que tenían problemas de infertilidad, padecimiento originado por diversos factores, que afectan a cerca del 15 por ciento de la población en edad reproductiva.
La pareja no dudó en someterse a un primer tratamiento, el cual incluyó medicación, análisis de laboratorio, así como desgaste físico, económico y emocional, pues los resultados fueron negativos.
Con poco ánimo para iniciar un segundo intento, familiares y amigos les animaron a no desistir.
Al paso de los meses se enteraron de los servicios que ofrece la Clínica de Fertilidad “Biología de la Reproducción”, ubicada en el Hospital Materno Perinatal “Mónica Pretelini Sáenz”, de la Secretaría de Salud del Estado de México y decidieron acudir.
Sin perder la esperanza, la pareja llegó a finales de 2015 a esta unidad con muchas ilusiones, explicaron su caso y los especialistas iniciaron el diagnóstico, el nuevo tratamiento incluiría atención psicológica, de nutrición y una valoración hormonal; el resultado fue otra vez negativo.
Los médicos explicaron que su caso era de suma complejidad, ella necesariamente tendría que ser sometida a técnicas de reproducción asistida con el uso de tecnología avanzada y su embarazo debía ser mediante Fertilización In Vitro (FIV), un procedimiento de fecundación que se realiza en laboratorio, a través de la extracción de óvulos que posteriormente son unidos con los espermatozoides.
Pacientes y médicos optaron por aceptar el reto.
Conscientes de que estos procedimientos son tardados y dependen de la calidad de los embriones, además de que se enfrentan a tabúes como la probable inconformidad de familiares o amigos, pero afortunadamente tuvieron el apoyo incondicional.
Gracias al trabajo de químicos y laboratoristas, la fertilización rindió frutos, se crearon dos embriones y fueron implantados para aumentar las posibilidades de embarazo.
La pareja tendrían que esperar una última prueba para asegurarse que el procedimiento había sido todo un éxito, el ultrasonido, el cual confirmó que serían padres de unos gemelos varones.
En la Clínica de Fertilidad concluyó su atención hasta la semana 12 de gestación, es decir, los primeros tres meses y, de inmediato fueron canalizados al área materna fetal del mismo hospital, en donde llevaron todo el seguimiento para determinar si los embriones se desarrollaban correctamente; les realizaron ultrasonidos estructurales y recomendaron cuidados especiales.
Para reducir probabilidades de riesgo, los bebés nacieron al llegar el octavo mes de gestación, a finales del mes de mayo.
Uno de los pequeños pesó dos kilos 50 gramos y midió 47 centímetros, el otro varón pesó dos kilos 550 gramos y 49 centímetros, ambos con calificación de evaluación física y mental de 8.9, es decir, en perfectas condiciones de salud.
En la Clínica de Fertilidad, que abrió sus servicios al público el 16 de febrero de 2015, procedimientos como el de esta pareja se han realizado en 98 ocasiones en el lapso de septiembre de 2017 a noviembre de 2018.