Mafias intocables
Freddy Sánchez jueves 7, Feb 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Como ir a “bailar un zapateado” en un nido de serpientes venenosas. Así de temerario y peligroso podría ser el afán de cortar todas “las cabezas” de la delincuencia organizada. Sobre todo sin la debida protección de “los pies a la cabeza” para evitar la mortífera embestida de cada una de sus colas.
Valga pues la descripción para referirse a la “titánica” tarea de cualquier gobierno que en el mundo se proponga erradicar hasta el más recóndito y ultimo vestigio de las mafias dedicadas al crimen organizado.
Y es que la diversificación y proliferación de actividades delictivas, (fuera de nuestras fronteras y dentro del territorio nacional), sumadas una a una constituyen un poder económico con recursos materiales de apoyo y extraordinaria capacidad de organización, mucho más grande de la que unilateralmente tienen a sus disposición diversos países en el mundo.
Por esa razón, casi dondequiera que las mafias “ponen el ojo, ponen la bala” de sus intenciones de expansión y crecimiento, recurriendo a un sin fin de maniobras para anular la persecución en su contra.
Sobra decir que eso sucede principalmente en las naciones en las que se da una lucha “sin cuartel” a la comisión de los delitos, en vez de echar mano de la simulación derivada de ciertos acuerdos gubernamentales con la delincuencia organizada.
Se antoja evidente, por lo tanto, que la firme voluntad de un gobierno de enfrentar toda forma delictiva, sin ofrecer tregua ni concesión a ningún segmento de las mafias criminales, obliga a tomar precauciones extremas para no quedar a merced de los ataques delictivos cuando fallan los intentos de corromper autoridades para que solapen actividades criminales.
Cosa sabida es que si los grupos delictivos que recurren sistemáticamente a comprarse impunidad no logran ese propósito, intimidan o matan sin el menor escrúpulo.
Lo que pone en perspectiva contra la criminalidad organizada, qué clase de nuevas y más contundentes acciones se requieren para enfrentarse a las mafias del delito.
La disyuntiva sería combatir poco a poco a cada una de ellas o tratar de aniquilarlas a todas juntas.
Y en ese sentido, inequívocamente, lo segundo plantea visos de inviabilidad, no sólo en México, sino en todo el mundo, a pesar de que las entidades delictivas aún no han logrado consolidarse como un grupo unificado con tácticas corporativas asociadas en un solo frente, lo que supone cierto margen de vulnerabilidad para los ataques en su contra, aunque por supuesto esto es menos factible dado que tampoco a nivel de gobiernos en el mundo se ha logrado cerrar filas para un ataque conjunto y frontal contra todas las mafias que operan en el planeta.
Se podría señalar, en ese aspecto que la guerra a las mafias corre por cuenta independientemente de cada gobierno mundial, cuyo territorio está infestado de organizaciones delictivas, lo que complica esta lucha para la salvaguarda de la legalidad de las actividades económicas, en virtud al muy alto porcentaje de operaciones mercantiles ilegales.
De ahí, que sea menester adoptar cada vez mejores métodos para perseguir y desmantelar el super poder de las mafias del delito, por lo que bien vale la pena afirmar que cualquier que se la estrategia a seguir en el futuro, pretender la continuación de echar balazos “a tontas y a locas”, es la peor de todas.
El único “talón de Aquiles” que parecen tener las grandes corporaciones delictivas lo constituye su patrimonio mobiliario, inmobiliario, financiero y empresarial, y para lograr el abatimiento de este poderío corruptor y asesino, hay que proceder a escudriñar hasta “debajo de las piedras” para hallar dondequiera que se encuentren las fortunas mal habidas para recurrir a su decomiso y darle un inmediato uso en favor de programas sociales, la educación, el empleo y la rehabilitación de gente común dedicada a delinquir.
De otro modo seguiremos sometidos al imperio de las mafias intocables.