“El día que se perdió el amor”, de Javier Castillo
Cultura jueves 7, Feb 2019En la ruta de las letras
Patricia Correa
- Después del éxito arrollador de “El día que se perdió la cordura”, con más de 100,000 ejemplares vendidos y una gran acogida internacional, Javier Castillo regresa con una nueva novela que explora los límites del amor
A las doce de la mañana del 14 de diciembre, una joven llena de magulladuras se presenta desnuda en las instalaciones del FBI de Nueva York con varias notas amarillentas en la mano. El inspector Bowring, jefe de la Unidad de Criminología, intentará descubrir qué oculta la joven y su conexión con otro caso, el de una mujer que aparece decapitada horas más tarde y cuyo nombre coincide con el que estaba escrito en una de las notas. A medida que avance en la investigación se dará cuenta de que este caso abre antiguas heridas difíciles de cicatrizar. En entrevista exclusiva, Javier Castillo, platicó con DIARIO IMAGEN:
—Tu afición a escribir surge desde que eras adolescente, cuéntanos un poco de esto:
“Yo empecé leyendo compulsivamente Agatha Christie a los trece, catorce años, y llegó un momento que dije: ‘yo quiero hacer esto, yo quiero escribir algo que te vaya soltando pistas, que te vaya engañando poco a poco, y que llegue un punto en que de un cambio radical la historia’, empecé a escribir relatos cortos, mantuve ese hobby durante toda mi vida, estudié finanzas, porque pensé que era muy difícil vivir de la literatura; a los 26 años tuve el primer flash de la novela “El día que se perdió la cordura”, y la escribí pensando en que no la iba a leer nadie, la subí a Amazon y fue una auténtica locura, cuando entré dos semanas después ya era número uno en ventas en España, me vino todo de sorpresa, cuando se publica en papel fue igual un boom, es bonito que se cumplan mi sueño de cuando era un infante”.
—El salto de la plataforma de Amazon a ver tu libro en papel, ahora ya es un Bestseller, compártenos tus experiencias:
“Yo pensaba que sólo me iban a leer mis amigos y mi mujer, el libro ha llegado a medio millón de personas, en año y medio, nunca pensé que iba a suceder, pero estoy agradecidísimo, yo me sigo sintiendo fuera del mundo literario, pero estoy muy ilusionado con el cambio, yo iba antes a las librerías y veía a los autores, con mesas completas de sus libros, y ahora cuando voy a una librería y veo mi libro casi lloro, yo tengo la sensación de lo que pasa a mí, pasa una vez en cincuenta vidas, ese cariño de cuando voy a dar una firma, más de 400, 500 personas que han esperado más de 7 u 8 horas, la gente espera ilusionada por solo un minuto, me parece surrealista, mágico, que vengan solo para un momento, me siento muy afortunado, me siento en deuda”.
—“El día que se perdió el amor”, es un thiller, comienzas la historia de una manera muy fuerte:
“Se ha convertido como parte de mi intención, de que todo explote en la primera página y a partir de ahí que todo el mundo intente resolver que ha pasado, es una especie de juego, utilizo un esquema de partir desde el centro de la trama, a mi me gusta mucho, te permite enganchar al lector en un segundo y hacer que durante toda la novela este comprendiendo que ha pasado, como ilusionándose sobre lo que va a pasar, y ese juego me parece que le da un valor añadido al libro”.
—En la novela mencionas que todos tenemos un destino, háblanos de esto:
“Esa es parte de la trama, y en las dos novelas se queda de manera ambigua, algunos personajes creen que el destino esta escrito y otros creen que no, esa ambigüedad hace que te vincules más a unos personajes o a otros, y durante toda la novela estés dudando, yo creo que es un juego muy divertido, tienes que pensar mucho, si todo lo que te va a pasar esta decidido o si lo vas cambiando conforme sucede, o lo vas escribiendo tú mismo un poco antes de que suceda”.
—¿Qué esperas del lector mexicano para con tu novela?
“Que disfruten, yo escribo para entretener, y para hacer que la gente desconecte un rato, porque el día a día te va consumiendo, es como una especie de oasis, hacer que la gente se meta en una historia original, que les divierta y que les haga pensar mucho tiempo durante la tarde, que se convierta en un juego”.