Emboscadas
Alberto Vieyra G. martes 5, Feb 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
AMLO juega con lumbre. Continúa dividiendo a México con inusitado encono. Odia a sus adversarios políticos, sean del PRI o de cualquier otro sabor y color. Cuando menos dos importantes caricaturistas de México han realizado trabajos que exhiben al de López Obrador como “un gobierno de venganza”.
El primero en sufrir el escarnio y la vergüenza seria el gobernador priísta de Guerrero, Héctor Astudillo, quien el pasado 11 de enero, en Tlapa, fue abucheado por las irascibles huestes de Morena, cuando pronunciaba un discurso durante el acto en el que Andrés Manuel López Obrador anunció el programa para Becas a Personas con Discapacidad y Adultos Mayores. “Amigas, amigos de Tlapa, hay que portarnos bien, ya acabó la campaña. Ahora es el gobierno y tenemos que ser respetuosos de las autoridades. No se resuelve nada a gritos y a sombrerazos. ¿Qué decía Juárez? Todo por la razón y el derecho, nada por la fuerza”, atajaría el señor Presidente a morenistas. ¡Vaya perversa doble moral! Astudillo amenazaría después que en las sucesivas visitas de AMLO a Guerrero evaluaría la conveniencia de ir o ni ir a recibirlo.
Esa misma tónica, es decir, el madrazo y la sobadita sería seguida por López Obrador al visitar Zacatecas, el 18 de ese mismo mes, en donde el mandatario de esa entidad, Alejandro Tello Cristerna, también fue abucheado y rechiflado por adictos al partido del Presidente de la República, claro, previamente preparados por los llamados superdelegados, para que le hagan el trabajo sucio al dios sexenal. ¡Vaya forma de convivencia política!
Después, el 25 de enero, el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, sería sometido por AMLO al ridículo, pues tampoco escapó de los abucheos de la gente, igual que el mandatario de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras.
El 23 de enero, el mandatario mexiquense Alfredo Del Mazo Maza recibió a López Obrador. Tras un mitin en el que AMLO anunció apoyos económicos a huachicoleros, ambos personajes se fueron a comer como grandísimos cuates a Atlacomulco, lo que fue interpretado por más de diez como la sepultura de ese poderoso grupo político y económico de ese emblemático municipio, pues a la muerte de Alfredo del Mazo González, no pocos creen que ese poderoso grupo iniciado en 1917 por Isidro Fabela Alfaro, ya no existe.
Pero quien no solamente tragó sapos y con sonrisas volvió a pedir más, fue el gobernador priísta de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, quien el pasado jueves 31 de enero se desvivió al recibir a AMLO, no sólo con abucheos, sino tratando de atajar la rechifla con un ¡Gracias, señor presidente!… ¡Gracias, señor presidente!… siendo repetitivo hasta en 8 ocasiones, lo cual fue interpretado por los observador y analistas políticos como “un tapetazo”, es decir que don Marco Antonio Mena se puso de tapete.
A está insana práctica se le conoce ya, en el anecdotario político como “las emboscadas de AMLO”.
AMLO sabe que, a todos los gobernadores, de Morena y no de Morena los tiene bajo su puño, y aquél que se porte mal se las verá negras cuando tenga que ir a estirar la mano ante Lolita, es decir, ante Hacienda para que les dé una limosnita por el amor de dios, para que se vayan de vacaciones a Europa o rebosen su cochinito. ¿Usted sabe? Poderoso caballero es don dinero o con dinero baila el perro y sin dinero, pues no baila, ni el perro ni el gobernador.