Una mirada a la Primera Guerra Mundial
¬ José Antonio López Sosa martes 5, Feb 2019Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Bar-De-Luc, Francia.- La región de Lorraine, en particular en la zona de Meuse, existe todo un testimonio de la primera guerra mundial, más allá de los libros, las leyendas y los documentales, se trata de campos de batalla que en 1918 quedaron devastados y sobre los cuales, se sembraron bosques (denominados bosques rojos) y se preservaron involuntariamente, las trincheras de defensa y ataque tanto del ejército alemán como de la resistencia francesa.
Trincheras de hormigón muy bien hechas, en esta época en medio de los bosques nevados nos permiten ver cómo fue la guerra para miles y miles de soldados que vivieron en los frentes prácticamente los cuatro años del conflicto.
Hasta cinco líneas de trincheras edificaron los alemanes, junto con túneles, enfermerías, campamentos y bunkers bajo el relieve de la montaña, los franceses en cambio, también crearon trincheras pero edificadas con madera y árboles.
La razón era sencilla: quienes atacaban eran los alemanes que, buscaban la permanencia y en caso de no avanzar más, tener un punto fronterizo en cada trinchera, en el caso de los franceces el motivo era la defensa, es decir, echar a los alemanes invasores.
Hay mapas, mojoneras y señalizaciones de diferentes frentes de guerra en la región, entre los bosques se encuentran casquillos, alambre de púas e incluso bombas que no explotaron, estas últimas se deben notificar al gobierno francés para su retiro con toda precaución, dado que a pesar de tener un siglo escondidas entre hojas y nueve, aún conservan su explosividad latente.
En esta región tenemos la oportunidad, más allá de entender si había buenos y malos (si es que los hubo), cómo se vivió la primera guerra mundial en el campo de batalla, en el fuego cruzado, en la llamada tierra de nadie donde se luchaba encarnizadamente por avanzar un metro y donde miles y miles de soldados y civiles perdieron la vida.
Un monumento no oficial para reflexionar y ver los alcances de un conflicto bélico, el cómo transformó la vida de naciones enteras y como hasta la fecha, los artefactos usados están regados por el bosque, cien años después aún viven en la tierra que recuerda con horror, pero con memoria histórica esta sangrienta guerra.
Encontramos en este rincón de Francia un perfecto lugar para conmemorar, para no olvidar y para entender parte de lo que fue esa mortífera, lejana pero presente primera guerra mundial.