60 días: sólida y creciente aceptación al gobierno de AMLO, pero…
Francisco Rodríguez jueves 31, Ene 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Cada día que pasa el nuevo régimen cosecha decenas de miles de simpatizantes, entre conversos provenientes de otros partidos, seguidores más convencidos, opinión pública favorable a sus programas. A su vez, en las filas del adversario se estrechan los alcances y van quedando cada vez más reducidos a la frustración, las envidias y los pocos cantos de las sirenas del ayer inmediato.
Los adversarios políticos del régimen siguen siendo los mismos. Los próceres del salinismo-atlacomulquismo que creyeron iban a pasar a la historia como los creadores del nuevo país de las barras y las estrellas. Es un puñado de gente que no sabe hacer nada, excepto ordenar a sus fieles mozos de estoque.
Pasan lista el propio Carlos Salinas de Gortari, jefe de la pandilla, Gamboa Patrón, Peña Nieto, Luis Miranda, Videgaray, Aspe, Gil Díaz, Osorio Chong, Meade, Diego Fernández de Cevallos, Fox, Calderón y subespecies de la misma estofa que están viviendo un calvario muy particular.
Sólo han pasado 60 días del nuevo régimen y observan azorados cómo son rebasados cotidianamente por el hombre de Tepetitán . De qué manera hace trizas sus proyectos entreguistas, de qué forma cava sus tumbas políticas. Deben estar informados, y están sufriendo un infierno con martirio. Porque no es cierto que puedan salir a la calle así como así, de rositas.
Tienen a estas alturas el pánico escénico que acompaña a los derrotados y a los cobardes. La imposibilidad de ver de frente a sus interlocutores sin recibir a cambio una diatriba, una reclamación, una ofensa familiar. Tienen muchas facturas pendientes, excepto cuando se encierran a conspirar. Con sus patrones locales, los del dinero.
Entre mascullos y vergüenzas tienen que ondear banderas que ellos mismos declinaron en su tiempo. Pasaron por secretarías, gubernaturas, presidencias de la República, boatos y parafernalias del poder, que hoy deben parecerse más al veneno que al recuerdo grato.
Insisten, con escasa credibilidad ante los meros patrones del otro lado de la frontera que ellos son los que saben hacerlo, mientras los financieros neoyorquinos sólo deben levantar las cejas y proferir maldiciones. Ya se dieron cuenta de que el país camina mejor, tiene mayor tranquilidad sin sus oficios.
O sea que por todos lados están absolutamente descalificados. No tienen base alguna ni para formar una cuarteta de dominó. El puro dinero sin poder en sus manos es como agua de borrajas. Y ya tienen pocos aduladores que no se encuentren en los platós pagados a precio de oro de los sets televisivos.
No quisiera uno pensar lo que podrán vivir dentro de unos meses, si en sólo 60 días esto ya no es vida. Va a ser un perpetuum martirio, un Gólgota inacabable, un enorme sacrificio de sus propios y cercanos. Son los mismos, y parece que fue ayer cuando aún estaban entre nosotros, en este valle de lágrimas.
Yo creo que hasta en sueños deben de estar viendo al de Tepetitán. No es posible imaginar otra cosa. Sus pesadillas son del tamaño de sus conciencias, del tamaño del gran daño que hicieron a este país. Es un malestar constante, que no los abandona… y que no los abandonará, como atinadamente dijo don Teofilito.
Aquéllos que pensaron que a estas alturas ya tendrían estatuas perpetuando su memoria, cantando sus logros, exaltando su ejemplo, son los que el pueblo señala con simples y gruesas palabras, englobados en un solo concepto: traidores a la patria.
No se cansan de ver el calvario que al final de su mandato vivió Arturo Núñez Jiménez, el chico que enviaron de quinta columna a Tabasco, y que después de dejar el edén hecho un muladar, debe pasar a la báscula para responder de sus fechorías, propias y las de Martha Lilia, su esposa. ¿Qué le sabrá a Arturo?
Archimillonarios de un día para otro, por seguir el ejemplo ruin de la escuela salinista, los caudillos tabasqueños imploran piedad. Pero es el pueblo el que no quiere concederla. La gente del trópico húmedo ha emitido un veredicto implacable. Sólo quiere justicia. Los llama rateros y asesinos. Pide condena y verdad.
Afortunadamente el pripanismo se fue para ya no volver. No quedaron ni las hierbas donde pisaron sus próceres. El nuevo régimen tendrá que recomponer su escenario de victoria y si acaso conceder el registro de ley a las franquicias que quieran militar en la crítica verdadera o en la oposición legítima. El de Tepetitán no quiere gobernar en solitario.
El panista de Sonora, Guillermo Padrés, acusado por los priístas de ratero, exige se revise su caso, porque aduce que hay otros más aguzados en el partido de enfrente que lo sobrepasaron en rapiña y han sido casi absueltos por el régimen anterior. Su abogado defensor, Diego Fernández de Cevallos, argumenta que le prestó cien millones para solventar su fianza.
Los panistas, destrozados y vencidos, no tienen ni pa’ donde hacerse. Hay otros que ganaron y tampoco. Es el caso de Cuitláhuac García, el de Veracruz, que para poder gobernar se rodeó de un grupito de trepadores e indeseables que obedecen a la capilla de un caciquito local criado por el PRI, para llenar su soledad.
Cuitláhuac está repitiendo los viejos errores del PRI derrotado. Asesorado por mercachifles de la política tan ignorantes como él. Además, presume seguir a pie juntillas las indicaciones de Rocío Nahle, secretaria de Energía, que no ha dejado títere con cabeza entre los mejores cuadros de Pemex y de las comisiones reguladoras.
Los adversarios, como en el viejo PRI, también están adentro de Morena. Entre quienes quieren pasarse de lanza, presumir más gallardetes democráticos, ondear banderas más ciudadanas. Se sentaron a la mesa a cenar pavo sin comprar boleto y ahora quieren lechón.
Adán Augusto López Hernández, el gobernador de Morena se complicitó con Arturo. Quiere seguir sus mismos pasos. El pueblo tabasqueño no se cansa de advertirle cómo se las va a cobrar si insiste en ese empeño. Le recuerda la gallardía de su padre, pero no le va a permitir otro desaguisado. Es demasiado.
Pobres ricos, pobres diablos. Los de la pandilla de Salinas de Gortari y los que se embozan y se enmascaran para seguir su ejemplo. Son tan torpes que no se han dado cuenta que no deben aventarse porque está hondo, dijera el oráculo veracruzano, Picho Seco.
Seguidores, conversos y adversarios no caben en el mismo saco. Hay clases.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Escribe don Rubén Mújica Vélez: “Desde el increíble e inaceptable —para los corruptos buitres ancestrales— 1o de julio de 2018, los desgobernadores, especialmente los priístas, se han empeñado en mostrarse como los célebres ‘léperos’ de la época de La Colonia. A sabiendas de que topan con un líder honesto, educado y empeñado en que prevalezca la democracia, lo critican e insultan evocando a la prensa antimaderista en la que destaco El Chango García Cabral. La lista es elocuente: El Tronco que denigra a los neoleoneses, Ha-Lito el campechano, que antes de julio presumía que ‘educaría’ a AMLO… para terminar abriendo zalameramente la puerta de la camioneta del presidente López Obrador. Astudillo, el fracasado guerrerense que rabiosamente increpó a AMLO… que le ofreció su mano. Y en fin todos los desgobernadores que han pasado por sus ‘horcas caudinas’ cuando en mítines en sus respectivas entidades han recibido el abrumador repudio de los ciudadanos de sus entidades, contrastado con las ovaciones y el eufórico cariño multitudinario para AMLO. Aquí se aplica el viejo adagio ‘La voz del pueblo es la voz de la democracia! Ah.. y de la ilegitimidad de los corruptos!”
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