El ahora, de los jóvenes
¬ Salvador Estrada martes 29, Ene 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
La problemática que se vive en el país no ha permitido a muchos mexicanos escuchar el mensaje del Papa Francisco, en Panamá en la Jornada Mundial de la Juventud, en donde oró por México y América Latina.
El Papa les dijo a los jóvenes que “ no son el futuro, sino el ahora “ y criticó a la sociedad que los está adormeciendo y clamó contra el intento de las sociedades de “tranquilizar y adormecer a los jóvenes para que no hagan ruido”.
Fustigó “la falta de educación y el trabajo digno para los jóvenes” Y los exhortó a hacer todo con amor, a enamorarse que hace nacer la esperanza, la caridad, la solidaridad y la fraternidad frente a tanta mirada paralizante por los miedos, la exclusión, la especulación y la manipulación “.
Al Papa Francisco le preocupan los jóvenes de todo el mundo y los exhorta a rebelarse y a construir el futuro hoy.
Y precisamente, el gobierno mexicano está trabajando con los jóvenes para que puedan estudiar y trabajar, los tiene presentes en su agenda, y ya se anunció que tendrán ingresos para su realización.
Este programa se llama los jóvenes construyendo el futuro, el cual abarca a dos millones, mismos que recibirán dinero del gobierno para su realización personal a través de una tarjeta de crédito.
El costo de ayuda a los jóvenes será de 44 mil millones de pesos y si fuera necesario se conseguirán más recursos económicos para ello.
Los jóvenes, que son el futuro y que los economistas los llaman el bono demográfico, van a ganar más de tres mil pesos por aprender un oficio y los estudiantes de prepa y estudios superiores tendrán una beca de más de dos mil pesos.
La política del primer mandatario coincide con declaraciones del Papa Francisco, por ejemplo, señala que se debe llevar una vida que demuestre que el servicio público es sinónimo de honestidad y justicia y antónimo de cualquier forma de corrupción.
El Santo Padre, así llaman también al Papa, afirmó que “hay que tener una cultura de mayor transparencia entre los gobiernos, el sector privado y la población.
Y en el último día de su visita a Panamá el Papa reconoció que por su intensidad y perplejidad los cambios que el mundo atraviesa ponen duda la viabilidad de la vida religiosa en el mundo de hoy.