La verdad de Ayotzinapa
Freddy Sánchez martes 29, Ene 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¡La verdad sea dicha!…
Todas las partes involucradas en el caso de Ayotzinapa lo han proclamado y demandado, reiterada, estentórea y frenéticamente.
Y otra vez, con un amplio despliegue de recursos materiales y humanos, institucionalmente se trabaja para desentrañar el misterio. Eso al menos podría pensarse.
Para que el juicio de la historia, de la sociedad y de la ley dicten la condena que se merecen los culpables, (aquellos bajo cubierta y los que siguen gozando de impunidad), si es que los hay en torno a la repudiable brutalidad contra cuarenta y tres jóvenes normalistas.
Hambre y sed de justicia que persiste entre los padres de los “desaparecidos” y quienes desde el poder político, el sector académico, los liderazgos sociales y gente del pueblo, no están satisfechos con las investigaciones realizadas durante la administración de Enrique Peña Nieto.
Personas comunes y corrientes y personajes de alto relieve, (distintos a los ya presos), en la creencia de los incrédulos con las indagatorias del pasado régimen, deberían estar sujetos a proceso penal como responsables de un crimen de lesa humanidad.
Porque, francamente, la resobada hipótesis oficial de que un presidente municipal, junto con su esposa, al mando de unos policías municipales, en sociedad con una gavilla de la delincuencia organizada, urdieron y cometieron el secuestro y la ejecución de un grupo estudiantil, prácticamente por “quítame estas pajas”, dado que nadie culpa de nada a los “desaparecidos”, es una teoría que jamás logró aceptación pública.
Y menos entre los escépticos y consumados fustigadores de los consabidos abusos del poder en México.
Así que tratándose de una promesa de campaña de Andrés Manuel, su gobierno decidió reponer el procedimiento, al ordenar una nueva investigación, a fin de ratificar los investigado o modificarlo conforme sea el resultado de la nueva indagatoria sexenal.
Para lo cual se creó una Comisión de la Verdad, que quedó a cargo del subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, antiguo colaborador y hombre de confianza de Andrés Manuel.
Por ello, se piensa que el comisionado está en plena tarea de demostrar que existe una verdad distinta sobre los hechos acontecidos, si es que tal cosa es cierta y no sólo ánimo de poner siempre en duda lo que se determina desde el gobierno en indagatorias sobre hechos que causan gran revuelo nacional.
Como fueron los casos del asesinato del Cardenal Posadas y el de Luis Donaldo Colosio, por citar únicamente ambos casos.
En ese tenor pues, es preciso afirmar que por la credibilidad de la comisión de la verdad que opera desde semanas atrás para una nueva investigación en el caso de Ayotzinapa, y por supuesto en aras de no ensuciar el nombre del gobierno federal en turno, es deseable que lo que se divulgue corresponda a investigaciones absolutamente serias y profesionales que aporten elementos de juicio irrefutables.
No importa “caiga quien caiga”, si alguien más debe de caer preso por estos hechos, puesto que lo verdaderamente importante es que la nueva versión oficial esté sustentada en argumentos creíbles.
Eso dependerá, naturalmente, de que se deseche “la calentura” de las aseveraciones imaginativas, producto de adivinaciones como sucedió con un supuesto segundo tirador en el magnicidio de Colosio.
Cualquier intento en ese sentido, aparte de carecer de credibilidad, equivaldría a una burla imperdonable para la nación.
Los padres de los desaparecidos, el mundo entero y nuestra nación demandan que se reitere o se aclare la verdad y sólo la verdad de Ayotzinapa.