Prevalecen los méritos en la designación de jueces: Elías Azar

* Especiales, Cd. de México miércoles 26, Ene 2011

• Quedaron atrás los procedimientos cerrados, secretos y sigilosos, destacó

En la toma de protesta de dos jueces penales, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, magistrado Edgar Elías Azar, afirmó que ya se superaron las épocas en que prevalecían los méritos en las “nóminas de padrinos”, por encima de los que se lograban en la vida profesional y vocacional de los aspirantes a juzgadores.

En la actualidad, enfatizó, quedaron atrás los procedimientos cerrados, secretos y sigilosos.

Elías Azar encabezó la sesión de pleno público de magistrados, en la que se tomó protesta a Esperanza Medrano Ortiz y Juan José Pérez Soto, como jueces penales, cargo al que llegaron por examen de oposición.

Dijo que si bien ahora están asegurados vocación judicial y conocimientos precisos de orden técnico-jurídico en la designación de los jueces, aún falta ahondar en el tema de la conciencia de éstos.

“Queremos un modelo de juez  que juzgue a ciencia y conciencia”, comentó el magistrado, quien agregó que ese modelo de impartidor de justicia es el que sabe manejar con destreza los aspectos coactivos, y que cuenta con los atributos suficientes para hurgar en las razones éticas y axiológicas que siempre subyacen al orden jurídico, para lograr un acto de justicia equitativo e igualitario.

Afirmó que ese modelo de juez se forja en las aulas, pero fundamentalmente en la vida de los hombres, y se pronunció por “ya no más jueces ermitaños, ausentes, proclives a politiquerías, híbridas y sin sentido, sino sumergidos en su realización más plena”.

También habló de la legitimidad judicial, la cual se haya, consideró, en su funcionalidad social. Añadió que el discurso judicial, asimismo, por su estructura lógico-formal, integra material que forja la democracia y construye la República.

El magistrado, por otra parte, se refirió al estado de Derecho en la capital del país, al que definió como sujeción de todos -gobierno y gobernados- al orden jurídico plenario, y se pronunció porque el Distrito Federal se brinde, “pronto y bien”, una Constitución que, como instrumento vivo y no meramente simbólico, guíe la vida de sus habitantes y sus autoridades.

“La capital del país, nuestro Distrito Federal, no puede ser un híbrido jurídico político sujeto a vaivenes y regateos inacabables. Somos una entidad federativa, asiento de los poderes federales, pero sujeta a un régimen político que reconozca la plena vida democrática de sus habitantes, y eso, más allá de debates de conveniencia ideológica, es una verdad innegable”, concluyó.