¿Dio “El Chapo” 100 millones de dólares a EPN?; totalmente creíble
Francisco Rodríguez miércoles 23, Ene 2019Índice político
Francisco Rodríguez
El desprecio a México, la falta de idea de país, la ausencia de un mínimo programa de gobierno y de emoción social para dirigir a nuestra nación desde que ésta fue gobernada por impostores, ha dado al traste con cualquier posibilidad de estabilidad y progreso. Máxime cuando a la ignorancia y a la estulticia se sumó la corrupción desenfrenada. Así no se puede. Era un coctel explosivo.
Por seguir ese camino de infantilismo político, los mexicanos contemplamos la agudización de los problemas sociales, el costo creciente de la vida y de la pobreza, la marginación económica y democrática, la galopante inflación, el estancamiento nacional.
Es crónica la imposibilidad de utilizar en forma racional y óptima los recursos naturales, financieros, humanos, tecnológicos, científicos y financieros para lograr la participación equitativa en el proceso de desarrollo nacional, la participación de los factores sociales en el producto… … la distribución regional de los beneficios, resignándonos a engrosar las cifras de los desengaños. Así arribamos al crecimiento cero, así estamos invitados a las legiones de menesterosos, en medio de un país generoso, rico, abundante y prometedor.
El infantilismo de la política mexicana ha radicado en que las oposiciones racionales se sometieron a los designios de la derecha neoliberal, a cambio de aceptar pequeñas victorias electorales y migajas comprometiéndose a no modificar los regímenes caducos…… sin haber plantado la semilla de un movimiento popular auténtico que se asentara sobre las bases de la conciencia colectiva, con planteamientos de reivindicación reales, con las ganas de transformar este país desde sus cimientos, de corregir los rumbos hacia donde lo llevaba la derecha reaccionaria y entreguista.
El desprecio a México ha sido proverbial, emblemático, obsceno. Los mandarines, en medio de pompas, excesivos actos protocolarios, faramallas pseudocívicas, ostentaciones rocambolescas propias de monarquías decadentes, ejercieron el poder para lo único que saben hacer más o menos bien: robar y matar. Robar y matar, los dos verbos que caracterizaron a los últimos seis presidentes mexicanos, con los cuales se distinguieron ante sus pares del mundo, cobra hoy un costo dantesco, execrable, macabro, que nos está haciendo descubrir verdaderos horizontes de miseria y de ignominia. El lugar sin límites de lo que ya casi no existe en otras regiones del planeta Tierra.
Los últimos ochenta años se encargaron de construir una claque de gobernantes con cero tolerancia hacia los principios elementales de la justicia y con una proclividad contumaz a la rapiña y a la desigualdad. A punto de celebrar los 200 años de presidencialismo infantilista, sólo un pequeño grupo ha sido beneficiado por el trabajo de ciento treinta y cinco millones de mexicanos.
La ignorancia, la rapacidad, la displicencia y la impunidad han coronado los “momentos estelares” de un régimen a punto de desaparecer del mapa, de un escenario político, económico, social y cultural que sólo puede retratarse en crónicas chuscas para revelar lo profundo de la descomposición de este país.
Una clase social encumbrada siempre solícita a someterse a cualquier capricho de los poderosos, aplasta sin piedad a humildes sin voz ni esperanza, negándoles cualquier posibilidad de organización, protesta o mínima exigencia de derechos.
La inmensa masa de desheredados ha sido violentamente manipulada desde el poder hasta hacer casi imposible la construcción de un frente amplio de desprotegidos, y de sentar las bases de la conciencia nacional alrededor de propósitos de desarrollo equitativo. Debe morir el predominio del capitalismo salvaje sobre nuestro modo de vida.
En medio de la lucha popular contra el huachicoleo petrolero, las estafas sindicales a la industria clave del crecimiento mexicano, el despotismo utilizado para quebrar el sector energético y la seguridad estratégica de la Nación, a la mitad de un esfuerzo magno de la sociedad para descubrir por fin las causas de su atraso…
… surge una noticia que en estos momentos le da la vuelta al mundo. La indignación mexicana sobre las revelaciones surgidas en los procesos de Brooklyn que se le siguen al narcotraficante más protegido por los regímenes pripanistas, conservadores y entreguistas.
El abogado de El Chapo Guzmán, un litigante de origen mexicano, José Luis González Meza, aseguró en el juicio que Enrique Peña Nieto recibió cien millones de dólares de Joaquín Guzmán Loera para financiar más que su gobierno, sus bolsillos. La defensa del narcotraficante posee cajas de seguridad con documentos y testimonios que avalan el dicho procesal.
De acuerdo con las declaraciones del abogado, el dinero en efectivo fue transportado en tráileres en cajas de huevo, como en las viejas películas de cine negro, cuando aún no existían los circuitos financieros para hacer los depósitos blindados por la comunidad monetaria internacional. Todo un gazapo.
Las cosas han caído por su propio peso, después de que en el juicio penal señalado han salido a relucir las conexiones de El Chapo Guzmán con casi todos los presidentitos, las claques de favoritos, civiles y militares de altísima gradación que los han rodeado y los funcionarios que los han acompañado en sus sexenios. Nadie se salva. Falta quien cierre la reja de la bartolina.
La protección y complicidad de los presidentillos neoliberales con las mafias delincuenciales del narcotráfico, no alberga duda alguna. El permiso para matar a cerca de medio millón de mexicanos, la caja abierta para exaccionar los bienes de la Nación, presupuestos y haberes colectivos, ha indignado al país.
El reclamo, en medio de la necesidad de someter a consulta popular el asunto del juicio penal a los mandarines que hemos sufrido, no consiste en tan sólo una sentencia condenatoria, sino en la exigencia de que la Nación recupere lo robado para ponerlo al servicio de los programas sociales del nuevo régimen.
Creo, sinceramente, que no hay otra solución. No importa que nos empantanemos. Lo primero debe ser limpiar la casa común, recuperar la dignidad perdida, establecer de una vez por todas nuestra decisión de arribar a nuevas etapas históricas.
Todo esto no puede quedar impune, como si nada hubiera pasado. Está en juego el presente y el futuro de nuestros hijos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Luego de recibir el video donde sostengo que EPN es un cobarde, pues ante cada acusación grave que se le endereza envía a otros a “defenderlo” —a La Gaviota Angélica Rivera, por el escándalo de la mansión de 7 millones de dólares que puso a su disposición el propietario de Higa, Juan Armando Hinojosa, y a su ex colaborador Francisco Guzmán, por el soborno de El Chapo Guzmán—, un personaje muy bien conectado con los círculos de poder de ayer y hoy me comentó: “… ya ni deberías mencionar al mexiquita mayor ¡Nomás le das publicidad! Además, ya no está en el país…” ¿Hacia dónde se fugaría? + + + Y la colaboración titulada Roban más de la mitad de la producción de Pemex. Va al mercado spot sigue provocando comentarios: Bajo el título “Huachicoleo mayor”, don Juan Toscano escribe: “Si contamos con esos datos tan precisos, ¿¡¡¡que se espera para actuar!!! contra esos buitres carroñeros de la nación? Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador, ya se deben castigar a estos ladrones, a juicio, que devuelvan lo robado, y a cadena perpetua en una cárcel —las Islas Marías serían un lugar de descanso para ellos—. U r g e llevarlos a juicio. No espere más señor presidente, es hora de actuar ya. Hay consenso en la conciencia nacional. Votemos por cárcel a los mayores ladrones de la patria. Además de asesinos, vendepatrias, mafiosos, etc. etc. etc.”. Don Andrés Rodríguez: “¡Es increíble! La bola de bastardos “chayoteros” y apátridas que lamen las botas, al precio de limosnas para tener contento al patrón. Ojalá sigan haciendo periodismo de investigación para que cada día más mexicanos estemos informados y hagamos un frente común. Muchas gracias. + + + César Carrasco Aquino: “Las ratas no tienen llenadera”. + + + Rodolfo Hernández Camacho: “Es muy cierto lo que afirmas, lo puedo decir pues tan sólo en Dos Bocas se pierden miles de barriles en el lavado de tanques, cosa que no está permitida pues las empresas que se dedican a esta actividad deberían de llevar sus solventes y utilizan la misma producción de crudo ligero para hacerlo en contubernio con los oficiales de Pemex. Otra cosa que deberían de investigar es la adquisición del Takunta y su venta. Se compró en miles de millones de dólares y ahora ya está como chatarra…y Cayo Arcas aún funciona al 100%.” + + + Francisco González Canales: ¿Y nosotros? ¿Cómo podemos ayudar? ¡Gracias por enterarnos de esta corrupción!”.
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