La cuadratura al círculo
Alberto Vieyra G. martes 22, Ene 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Andrés Manuel López Obrador no le halla la cuadratura al círculo. Creía que enfrentar al monstruo de mil cabezas, de las mafias criminales era cuestión de quitarle un dulce a un niño, pero ese chiquillo le resultó como Chabelo…
La catástrofe de Tlahuelilpan, Hidalgo, demuestra que, en ese pueblo, sí hay ladrones de pacotilla, aunque es solamente un eslabón de la larguísima cadena de mafias criminales que han hecho de la empresa paraestatal más importante de México -Pemex- otro desastre nacional.
¿Qué nos dice Tlahuelilpan, un pequeño municipio hidalguense con alrededor de 20 mil habitantes, entre los que abunda la miseria y el hambre? ¿De qué es capaz un pueblo hambriento y sin oportunidades de trabajo? ¡De todo! Los ductos de Pemex que pasan por esos pueblos abandonados por los regímenes tecnofondomonetaristas resultan una bendición para muchos pobladores no sólo en Hidalgo, sino en Puebla, Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Michoacán y otros. Y de nada sirve que el señor López Obrador, los soldados o el papa Francisco les digan que se porten bien y que habrá oportunidades de trabajo hasta para aventar p’arriba. En el México pobre no funciona la cultura moral, cuya filosofía la entienden los habitantes como el árbol que da moras, sólo se sabe de carencias.
¿Pero de qué sirve que en este momento haya más de 10 mil efectivos del Ejército mexicano custodiando ductos y refinerías de Pemex, si los soldados parecieran estar pintados en mochila de indio? Ya vimos en Hidalgo que nuestros comedidos juanes instaban al pueblo huachicolero a portarse bien y no robar gasolinas, porque estaban jugando con fuego. Las macabras escenas de Tlahuelilpan que arrojaron casi 100 muertos y más de 60 desaparecidos demuestran la degradación, ya nadie los obedece, igual que al presidente. Esos hechos nos dicen también que el Ejército cumple sus protocolos de no agresión a la población, a menos que los delincuentes los reciban a balazos; Entonces sí, nuestros juanes están adiestrados para responder. Esto quiere decir que la institución castrense no sirve para realizar labores de prevención porque la Constitución les impide participar en labores de policías.
Por ello, a López Obrador le urge la Guardia Nacional para constitucionalizar el uso del Ejército como garante de la seguridad pública nacional, lo cual está por verse, mientras no le halle la cuadratura al círculo a una nación que está podrida por todos lados y en la que prácticamente todos somos sospechosos.
Su guerra contra el huachicoleo no tiene para cuándo y lo malo es que los platos rotos por sus errores los está pagando el pueblo que comienza a dar muestras de desesperación pues en estados como Guanajuato, Jalisco y Michoacán, el desabasto de gasolinas arroja ya pérdidas por más de 20 mil millones de pesos. Los empresarios en esas entidades piden y con urgencia una reunión con López Obrador para que el Estado mexicano les pague pérdidas millonarias.
A raíz de la fallida estrategia contra el huachicoleo, López Obrador se ha dado la tarea de comprar, sin licitación, como lo marca la ley, 550 pipas para mover el combustible por carretera, lo cual resultaría 14 veces más caro que el envío de los combustibles por ductos. La Cámara Nacional de Trasportes se ha negado a poner sus más de 500 pipas al servicio de Pemex para hacer frente a la emergencia, puesto que el gobierno federal no les garantiza ninguna seguridad en las carreteras. ¿Quiénes van a custodiar a las pipas? ¿Los efectivos del Ejército a los que nadie obedece?
Como usted puede ver, López Obrador enfrentó a un animalote sin tener un diagnóstico real de su poderío y mientras no le encuentre la cuadratura al círculo, podría ocurrir que como dice el docto periodista Alejandro Hope, “la estrategia huachicolera podría convertirse en el Vietnam de López Obrador”.