Un libro premonitorio
Alberto Vieyra G. miércoles 9, Ene 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En los altos círculos del poder político en la capital del país y Puebla circula profusamente un libro premonitorio, en el que su autor, el ilustre periodista tabasqueño, afincado en Puebla, Don Manuel Sánchez Pontón, narra asombrosamente la forma trágica en la que moriría en un helicopterazo Rafael Moreno Valle Rosas.
La novela de ciencia ficción titulada La vida licenciosa de Adonis Vallejo, publicada por la editorial Transición en el 2015, no era otra cosa que una novela extraordinariamente realista basada en la inmoral vida del infortunado ex gobernador poblano, Rafael Moreno Valle Rosas, de quien ahora se asegura que se mató, pero no murió, porque en Europa cuenta con una cadena de más de 200 hoteles y porque las auditorías realizadas por la Auditoria Superior de la Federación lo amenazaban con un escándalo mayúsculo pues se presume que se robó y derrochó miles de millones de pesos, razón por la cual prefirió fugarse al extranjero. ¡Valla macabro y truculento asunto!
El autor caricaturiza al ex gobernador Rafael Moreno Valle como un homosexual bajo el nombre de “Adonis Vallejo”, gobernador de Valle Grande, quien tiene una relación con su novio, el guanajuatense Camilo Mantilla y después, con muchos otros personajes, entre los que asoman un diputado federal postulado por Morena.
Pero no solo eso, don Manuel Sánchez Pontón, a quien hace ya más de 40 años le leí una de sus primeras novelas, titulada El olor a tinta, en la que narraba el surgimiento de la Organización Editorial Mexicana y sus vínculos inmorales con los gobiernos emanados de las filas priístas, nos recuerda la historia negra de la familia Moreno Valle, comenzando por el general Rafael Moreno Valle ex gobernador poblano entre 1969 y 1972 con sendas matanzas de campesinos en el norte de Puebla para arrebatarles sus tierras y entregárselas a poderosos terratenientes y sin faltar el episodio gansteril del padre del accidentado ex gobernador poblano quien estuvo preso en una cárcel italiana por defraudación fiscal y quien fuera rescatado mediante una inyección millonaria por otro ex gobernador poblano de nombre Tony Gali, quien además, puso la pachocha para la campaña electoral de Rafael Moreno Valle Rosas.
En fin, que la novela de don Manuel Sánchez Pontón fallecido hace algunos meses, nos retrata la era política de una camarilla que degradó y despreció a la clase política poblana, a grado tal que hoy, tiene en la gubernatura a un policía golondrino de la Cuidad de México como encargado del despacho y si se descuida puede llegar como gobernador Barack Obama, o Josó Antonio Meade, a sabiendas de que fue efímero en sus cargos con Enrique Peña Nieto y lo efímero que será la gubernatura interina poblana.
A la clase política poblana “se le hizo bolas el engrudo”. Pareciera que Puebla es un gobierno sin LEY, si la gubernatura la ganó Martha Érika Alonso y aliados, la lógica es que sea un panista y hasta el obispo poblano Víctor Sánchez ya les dijo que “no se hagan bolas, que el gobernador debe ser necesariamente panista”, y eso huele a bendición.
Mi muy querido, don Víctor Silva Saviñón, periodista de altos vuelos y que sabe arrastrar la pluma, cuando se tiene que hacer, opina lo mismo, y descarta a un retrógrado Miguel Barbosa, que es factor fundamental de discordia entre los poblanos y desde su óptica la caballada priísta no debe ser descartada con un Guillermo Pacheco Pulido, un político ortodoxo y serio, con el frívolo Melquiades Morales o don Luis Márquez Lecona, un político de intachable trayectoria y docto en ciencia política que actualmente trabaja para hacer de Zacatlán de las Manzanas el pueblo mágico, más mágico de México.
Por lo pronto, el premonitorio libro poblano es para ponerle un monumento a don Manuel Sánchez Pontón.