La disciplina
¬ Salvador Estrada martes 8, Ene 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
Los habitantes de esta gran Ciudad de México, al inicio de cada año tenemos como tradición hacer planes para llevar a cabo acciones que se consideran “buenos deseos” o compromisos con uno mismo.
Pero, siempre hay un pero, que ocasiona que nuestros buenos propósitos se frustren y que evita cumplir con ellos, lo cual hace que se pospongan para “la próxima semana”.
Al empezar este año muchos gorditos se prometen bajar de peso y para ello piensan caminar media hora o trotar y no comer “antojitos” ni beber refrescos ni saborear chocolates ni bizcochos.
Y empiezan bien en enero, pero después de vencer la tentación de la rosca, llega el Día de la Candelaria y ¡zaz! el champurrado y los tamales, y bueno, “empiezo mi dieta el próximo mes”, porque ya viene el “Día del Amor y la Amistad”.
Igual pasa con los que prometen dejar de fumar o tomar bebidas embriagantes. ¡Caen en la tentación! en los días festivos y se dan cuenta que no es tan fácil “dejar de fumar” o negarse a “decir salú” con los amigos.
Para vencer al tabaquismo muchos recurren “al parche” o a los “cigarros electrónicos”, pero “como no les sabe”, tarde o temprano vuelven a fumar. Y se olvidan de sus buenos propósitos de inicio de año.
Lo mismo, sucede con los bebedores. Basta una cervecita “pal calor” y luego “un traguito” “pa quemar la grasa del chicharrón”. Y ¡chin. ya volví a beber!
Para los fumadores dejar de fumar requiere de un proceso mental. Decirse y repetir que el cigarro no sirve para nada. Que da cáncer de lengua o de garganta y que también puede ser de vejiga. Y si se salvan de ese mal, los espera el EPOC, cuando sus pulmones ya no responden, y solamente “la pueden hacer” usando diario tanques de oxígeno. Y eso es costoso. Piénselo y lean las recomendaciones que aparecen en las cajetillas de cigarros y ¡tírenla a la basura! Sólo así y con muchas agallas dejarán de fumar.
Y para los bebedores que se comprometieron con ellos mismos y no pueden cumplir el único y efectivo camino son “las 24 horas”, es decir, acudir a las clínicas de AA y un poder superior les dará la fuerza para decir adiós a los tragos.
Quizá muchos de los fumadores no están tan “clavados” en fumar compulsivamente, al igual que los comelones y los bebedores y que pueden vencer sus adicciones solamente recurriendo ¡a la disciplina!
Los capitalinos son la buen onda, solidarios, fiesteros, alegres, pero, siempre hay un pero, no tienen disciplina. No son perseverantes. Y deben ser ¡tercos, como mulas!, para no dejarse vencer por las tentaciones del vicio.
La disciplina es una “medicina”, pero debe ser como yugo, que pegado a ella, se detendrán los vicios. Y es el remedio para “ser buen estudiante, profesional, deportista, artista y, sobre todo, un gran ser humano que se superó en virtudes, porque conoció la disciplina y la amó para siempre”.