Mal sin remedio
Freddy Sánchez martes 8, Ene 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¡Qué sigue… por Diós!…
¿La delincuencia cobrando derecho de piso a los padres de familia que pretendan utilizar las áreas recreativas para el esparcimiento infantil e incluso que los niños tengan que “mocharse” con la mitad de su lunch?. Al paso que va la inseguridad, no es descabellado imaginarse algo por el estilo.
¿Quién habría pensado que los maestros tendrían que dar la mitad de su aguinaldo a delincuentes?.
De acuerdo con lo publicado por el periódico “El Imparcial”, tal cosa sucedió en el estado de Guerrero. Los extorsionadores se ufanan en conocer las direcciones privadas de los mentores a los que amenazaron para obligarlos a “donarles” una parte de su aguinaldo.
Y eso francamente raya el extremo de la fatalidad dado el descaro de los delincuentes que adquirieron el nefasto hábito de vivir de la extorsión, no sólo de pequeños y medianos comerciantes como se puede ver.
En ese contexto, seguramente, desde distintas esferas institucionales sobrarán los que digan que esa clase de delitos, son marginales al no ocurrir a lo largo y ancho del territorio nacional, sino solamente en ciertos lugares de la República, lo cual no significa que su expansión deba descartarse.
Cada vez son más las nuevas figuras delictivas en México: el robo de trenes y las extorsiones, de toda índole y por distintos medios; la “sofisticada” modalidad de asaltar una casa usando como “gancho” a una atractiva “dama” que toca a la puerta sin despertar sospechas y aprovecharse de ello para que sus cómplices entren a robar.
De tal suerte que muchos son los nuevos trucos, patrañas, simulaciones, manipulaciones y cuentos que usa la delincuencia organizada en sus diversas modalidades criminales.
Y eso ocurre en tanto en los altos círculos del poder persiste la disputa y la discusión entre quienes son responsables de qué cosa en materia de seguridad.
Un desencuentro que iniciaron los gobernadores al no estar de acuerdo en que los llamados “súper delegados” del gobierno de “La Cuarta Transformación”, asumieran la coordinación total de las acciones a tomar contra todos los delitos en sus respectivos territorios.
Las fuerzas armadas con la actual administración institucional que quedó a cargo de Alfonso Durazo, tendrán que ver primordialmente con los delitos federales.
Porque en los asuntos de la seguridad a los “emisarios” de Andrés Manuel, los señores gobernadores les salieron a “dar la pelea” para ponerlos “quietos”, logrando mantener presencia estatal en el combate a la delincuencia y así “todos contentos”.
Aunque más bien los que festinan y se divierten ante “los jaloneos” entre mandatarios estatales y funcionarios federales, pretendiendo adjudicarse el “derecho supremo” de ser los que comanden la lucha contra la delincuencia, obviamente, son los delincuentes mismos.
Esos que deambulan alegremente consumando sus fechorías sin que en los últimos sexenios de gobernadores gozosos de haber tenido parte importante de responsabilidad en el manejo de la seguridad en sus estados, exista causa justificada para no avergonzarse de los resultados, entre otras razones por carecer de algún plan cierto y eficaz para ponerle freno a los criminales.
Claro que dar por hecho que el nuevo gobierno federal, efectivamente, logrará con una reestructuración de mandos, nuevas áreas operativas y el concurso de estrategas y asesores con reputación de expertos, abatir la delincuencia en el corto y mediano plazos, es un deseo que regocija el alma de la nación, aunque está por verse si se cumple.
Porque hasta ahora lo único que no admite duda en cuestiones de seguridad en el país es que la criminalidad pese a todo cuanto se ha hecho subsiste y robustece como si padeciéramos en el cuerpo social del funesto cáncer de un mal sin remedio.