Sin observadores
¬ Salvador Estrada jueves 3, Ene 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
Los ciudadanos de esta capital andamos de arriba-abajo, de aquí para allá y de allá para acá y lo mismo viajamos en Metro, Metrobús o taxi y caminamos en la avenida Juárez hacia el Zócalo y muchas veces somos noctívagos por Paseo de la Reforma.
Y en ese caminar del diario no observamos los inmuebles o los vagones del Metro, las estaciones, o las calles, sólo las vemos de reojo y no advertimos nada anormal.
Los vagones del Metro, muchos, no todos, están sucios en los pisos y las puertas están dañadas con marcas hechas en los cristales con “fierros”, navajas, llaves u objetos de metal, con los cuales los rayan
Quienes hacen esa maldad, seguramente se salen con la suya, durante la noche, en los últimos recorridos del Metro, para que no sean amonestados. Y nadie sabe quiénes fueron los vándalos.
En la estación Hidalgo, quitaron puestos de comida y cerraron los espacios para mejorar el cruce de los usuarios en ese pasillo que lleva a Indios Verdes. Los acaban de abrir, pero ya como locales comerciales, siete, y tres ya están ocupados.
Y otra observación, en el Metro Lindavista, en el andén donde se aborda para ir a la estación 18 de Marzo, tiene ya largo tiempo que desaparecieron los relojes que estaban colocados en las carátulas que indican las rutas.
¿Quiénes se los llevaron? ¿Se quitaron para repararlos? ¿O fueron desprendidos para quedar de recuerdo en la casa de algún funcionario?
Las nuevas autoridades del Sistema de Trasporte Colectivo deben de abordar las líneas del Metro para conocer el estado en que se encuentran, observar las estaciones y saber por qué no funcionan los elevadores que se construyeron para minusválidos, en algunas líneas, como la estación Lindavista.
Otra observación se da en Avenida Juárez, casi esquina con Luis Moya, donde cinco esculturas de bronce, creadas por diversos artistas, están sin identificar. Se robaron las placas en las fiestas decembrinas.
Los ciudadanos, cada uno con su “cruz a cuestas”, caminan con prisa por toda la avenida, frente a la Alameda, y no se han percatado de que esas bellas esculturas permanecen anónimas.
La policía debe investigar ese robo y detectar “dónde pueden ser vendidas esas placas para su fundición”.
Ya dimos a conocer que se han robado algunas esculturas de los políticos liberales de la época juarista que se encontraban sobre Paseo de la Reforma. Los amantes de lo ajeno, en este caso “amantes del arte escultural”, deben ser los mismos que arrancaron las placas mencionadas, ¿a poco no?’
Y ¿la policía?..bien, gracias.