Declaración de guerra
Alberto Vieyra G. jueves 3, Ene 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El 1 de enero de 1994 estremeció a México un levantamiento armado indígena que embelesó al mundo con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en la selva chiapaneca, donde existe la riqueza natural más grande del continente americano, pero paradójicamente el hambre y la miseria entre los indígenas chiapanecos.
La pobreza, falta de oportunidades, insalubridad, rezago educativo, racismo, exclusión, discriminación y despojo de sus territorios son tan sólo una parte de las causas que originaron el levantamiento armado y que un cuarto de siglo después, siguen siendo exactamente las mismas por las que distintos pueblos indígenas de Chiapas declararon la guerra al gobierno mexicano el 1 de enero de 1994.
Cuando menos una docena de guerrilleros del EZNL murieron en los enfrentamientos con el ejército mexicano entre el 1 y 10 de enero de aquél año, pero a ciencia cierta no se sabe sobre el número exacto de bajas de uno y otro lado.
La selva lacandona posee cuatro elementos naturales que necesita la humanidad para el siglo XXI: Uranio enriquecido, petróleo de primerísima calidad, agua en abundancia como en ninguna otra parte del continente americano y maderas preciosas, equiparables a las maderas de la selva amazónica.
En esos ricos territorios, la miseria entre los pueblos originarios es aún indignante, pero al mismo tiempo peligrosa.
¿De qué es capaz un pueblo hambriento? ¡De todo! ¿Es posible concebir al México de la “Cuarta Trasformación” que pregona Andrés Manuel López Obrador cuando en México existen más de 60 grupos étnicos a los que la robolución ha mantenido en el olvido?
Pero el EZLN ya no solo está en Chiapas, sus células guerrilleras están diseminadas ya por todo el territorio nacional y hasta una candidata presidencial independiente lazaron el año pasado, la indígena María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, que llevó a cabo una campaña electoral con el mayor grado de civilidad política, lo que no hicieron los integrantes de la ponzoñosa partidocracia que fueron víctimas de su propio veneno pues más de 150 políticos, la mayoría de ellos candidatos, fueron asesinados y más de mil abandonaron la contienda por amenazas tanto de grupos políticos como del crimen organizado.
¡Vaya barbarie política!, cuyo feroz rostro acabamos de ver en Puebla y Tlaxiaco, Oaxaca.
¿Por qué hago historia? Mire usted, al cumplirse 25 años del movimiento armado chiapaneco, el EZNL acaba de lanzar al gobierno de López Obrador otra declaración de guerra advirtiéndole que, incluso enfrentaría a la Guardia Nacional para no permitir la construcción del Tren Maya en esos territorios chiapanecos, puesto que el proyecto del señor presidente sólo busca beneficiar a los buitres del capitalismo salvaje, pero no a los indígenas que siguen igual que hace 25 años.
¿Por qué el EZLN está bravo con López Obrador? Mis antenas chiapanecas indican que el señor López cometió varias traiciones contra el sub comandante Marcos y otros altos mandos del EZLN y al parecer son traiciones irreconciliables.
Pero no se trata de otra declaración de guerra, porque en realidad la declaración de guerra de 1994 sigue vigente porque de acuerdo a la Convención de Ginebra, aún no ha sido retirada.
Legalmente existe un impasse, que implica un cese al fuego de las partes, merced a la Ley Para el Diálogo del 11 de marzo de 1995, diálogo suspendido desde 1996, con un acuerdo parcial convertido desde 2001 en reforma constitucional en el tema de derechos y cultura indígena,
¿Recordarán mis tres lectores y radioescuchas aquella fanfarrona promesa de Vicente Fox que proponía resolver el conflicto chiapaneco en solo 15 minutos? Bueno, pues esos 15 minutos todavía no se cumplen y por ello, sigue vigente la declaración de guerra de 1994.
Y me asaltan muchas interrogantes: ¿Pues no que López Obrador hizo una consulta ciudadana para la construcción del Tren Maya? ¿Fue una consulta simulada? ¿Cuál será el beneficio del Tren Maya para los indígenas chiapanecos?