Andreo, hijo de Dios
¬ Humberto Matalí Hernández lunes 28, Nov 2011Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
Es sencillo: bastaría con que Elmer les
entregara un libro de cuentos, una
recopilación de los tantos que tenía
amontonados en su computadora…
Alejandro Villagrán | Andreo, Hijo de Dios.
La Iglesia católica, con su sede en el Vaticano, su gobernante el Pontífice de Roma, es sin duda una de las instituciones más complejas, además de ser como organismo institucional el más antiguo del mundo, con poco menos de 20 siglos de existencia. Por lo tanto, es base de rumores, intrigas, asesinatos, fraudes, hurtos y mentiras históricas, contrasta con ser el principal impulsor, productor y conservador de arte y creación de cultura. Desde protector de incunables, el latín, el griego, los clásicos griegos y latinos.
De ahí la importancia, al margen de los escándalos sexuales recientes y amargos, la novela de Andreo, Hijo de Dios de Alejandro Villagrán, novel novelista (intencional juego de palabras,) que por fin se decide a entregar una de las varias escritas, que tiene como uno de los personajes, en la computadora.
Un Premio Nobel de Literatura, sumido en la curva descendente de la creación -y hay que adivinar a cual se refiere, un Papa conflictivo y mesiánico, (¿acaso hay de otros?) junto a cardenales que juegan y son villanos, la orden de la Compañía de Jesús y como eje central un jesuita que juega y es un detective al estilo de los clásicos de la novela negra. Quizá hermanado con el padre Brown de Chesterton. Un poco más carnal y que llega a enfrentar a los sus superiores de la orden.
En la novela de Alejandro Villagrán nadie es inocente, pero tampoco culpable, incluido el jesuita Aristeo Ribal, que en sus desempeños como detective y quijotescamente enderezador de entuertos, es junto con su amigo el escritor ganador del Premio Nobel, Elmer Zalá, provocan el enorme desajuste y desequilibrio en el discreto encanto y santidad del Vaticano. Incluso el Papa, es visto como culpable e intrigante cuando es una víctima de daño colateral. Así como llaman los militares en las guerras a las muertes de inocentes, sean encuentros bélicos formales entre naciones o intestina como la recién desencadenada y negada en México.
Esta columna sostiene que los escritores, poetas, cuentistas y demás, no sólo narran el pasado, también adivinan, y esa es su función principal, el futuro o nos muestran las posibilidades que pueden surgir en las dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro. Y eso hace Alejandro Villagrán al mostrar algo que pudo suceder, sucede o sucederá, sobre el jefe de una de las tres principales religiones, por número de creyentes.
Ahora, sin que parezca una inspiración, si hay que recordar que por lo menos con los Borgia, en los inicios del Renacimiento, hubo acontecimientos papales, decadentes para un tiempo significado el redescubrimiento del arte y la vida, para crea uno de los tiempos más esplendidos de la especie humana en los últimos 20 siglos.
Y en ellos los aspectos religiosos fueron vitales, no nada más en torno al catolicismo y cristianismos, también en otros, como puede ser el arte musulmán, el judío y el budismo y a partir de ellos todas las derivaciones, desviaciones y bifurcaciones.
Andreo, Hijo de Dios, nos lleva a una intriga vaticana digna del estilo de los Borgia y otros papas, a ello se unen un final rápido e intrigante con un toque notorio de moralismo. Eso sí nada amble.
El problema de intentar reseñar una novela negra es que no se puede ir más allá de un punto, porque se comete el gran error y falta de respeto al autor, de revelar el final, que en este caso de la novela de Alejandro Villagrán es una sorpresa.
PRESENTACIÓN DE ANDREO
Este jueves 27 de enero, la novela Andreo, Hijo de Dios de Alejandro Villagrán, será presentada por Editorial Terracota, que la edita en la colección La escritura invisible, donde tiene varios autores como Vicente Quirarte, Ximena Ruiz Rabaza, y otros hasta ser casi tres decenas. Sobresale una asombrosa joya como es Poesía imprescindible, de Pita Amor. En el futuro este espacio recordará esa belleza literaria de la poco difundida y por lo tanto, conocida poesía de Pita Amor.
La presentación esta programada a las 19:00 horas en la librería Gandhi “Mauricio Achar”, de Miguel Ángel de Quevedo 121, a media cuadra de avenida Universidad y del Metro Miguel Ángel de Quevedo; el presentador es de lujo, el maestro y recién premiado Hernán Lara Zavala.