Ensayo y error
¬ José Antonio López Sosa viernes 21, Dic 2018Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
El más sonado fue el ajuste al presupuesto de las tres grandes universidades públicas, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma Metropolitana.
Como todos vimos, en primera instancia se les recortó el presupuesto y, tras el anuncio, el propio Presidente reculó y se quedó todo como estaba.
Reconocer los errores y enmendarlos, fue el mensaje del presidente López Obrador, sin embargo, por un lado se aplaude la humildad y la rectificación pero por otro, se dejan ver iniciativas hechas sobre las rodillas cuando se tienen que modificar o bien, llevan errores de dedo.
Una reforma reglamentaria o constitucional, un número en el presupuesto, un párrafo aprobado en las cámaras, constituye un cambio que puede afectar o beneficiar la vida de miles o millones de mexicanos; presentar un documento o iniciativa al Congreso que tenga errores de cualquier naturaleza, es de por sí un hecho ya grave.
Qué bueno que se reculó, qué bueno que el presidente enmendó el error, eso es un hecho histórico quizá porque los gobernantes en turno no estaban acostumbrados a reconocer sus errores, un buen ejemplo es lo que este reportero ha preguntado al ex senador Javier Lozano, a quien desde que fue secretario de estado en el gobierno de Calderón (y luego senador de la República) le he pedido una y otra vez que me enumere cinco errores en sus gestiones, su respuesta más concreta ha sido: para eso están nuestros adversarios, para señalarlos.
Esa incapacidad de reconocer los yerros parecía un común denominador en la clase política, qué bueno que el Presidente piensa distinto, pero qué malo que se presenten iniciativas con errores.
No podemos ni debemos tener un gobierno de ensayo y error, los problemas son concretos y por demás conocidos, el diagnóstico lo tiene claro el propio presidente López Obrador desde hace años, no es posible seguir errando, un cúmulo de errores, así sean rectificados dejarán de ser aplaudidos para ser fuertemente reclamados.
Al final del día, para eso les pagamos, para que hagan las cosas bien y una sola vez.