Los retos mayúsculos
¬ Augusto Corro miércoles 19, Dic 2018Punto por punto
Augusto Corro
Andrés Manuel López Obrador ya despacha como Presidente de México.
Ya con el poder en las manos, el nuevo mandatario tendrá que empezar a cumplir sus promesas, que son múltiples y complejas.
En campaña ofreció terminar con la pobreza, corrupción, violencia, inseguridad, etc.
Esos males representan a los enemigos que deberán ser vencidos, aniquilados y exterminados. A grandes rasgos, veamos lo siguiente:
De acuerdo con la información oficial, alrededor de 56 millones de mexicanos viven en la pobreza.
Ningún de los gobiernos anteriores se ocupó de sacar de la miseria a quienes viven en el campo y en las ciudades.
En ese renglón se registra la falta de atención efectiva de las autoridades para atender las carencias de los pobres. Se buscarán los canales apropiados para la ayuda directa.
En materia de combate a la corrupción, el nuevo gobierno será implacable. Anunció la erradicación total de esa conducta.
Si bien es cierto que se actuará sin venganzas contra los corruptos, aún no queda claro cómo se tratará a los delincuentes.
Fueron décadas de saqueo al erario. La idea es que se aplique la cero tolerancia a los pillos.
La población se encuentra harta de tanta violencia. Los datos nos señalan 29 homicidios por 100 mil habitantes.
La guerra fallida contra la delincuencia organizada dejó decenas de miles de muertos, desaparecidos, viudas y huérfanos.
La inseguridad se instaló sin mayor problema en todas partes.
Hasta donde se entiende, la estrategia contra la delincuencia será diferente, en la que estará presente la Guardia Nacional.
Cabe destacar que entre los renglones de la inseguridad está el relacionado con la libertad de expresión.
Decenas de periodistas fueron asesinados en los dos últimos sexenios. Los responsables huyeron y las investigaciones no se atendieron en su totalidad. La ausencia de esa libertad se anula cualquier tipo de democracia. Nuevas leyes para proteger a los comunicadores son urgentes y necesarias.
México es un país con una deuda económica gigantesca.
En lo interno, practicamos una economía que nos mantiene muy preocupados. Específicamente cuando del alza en los precios de la gasolina se trata. Se anunció que bajarán dichos precios cuando empiece a funcionar la primera refinería construida por el nuevo gobierno. También deberá analizarse el gas y su dependencia extranjera.
Por otra parte, las autoridades se apretarán el cinturón para que en los proyectos de austeridad que contempla, no se afecte a quienes carecen de lo indispensable para su supervivencia. En fin, no se gastará más de los recursos disponibles.
Esos son, pues, los retos mayúsculos que López Obrador prometió erradicar. En el Zócalo, el presidente reveló que le entregaron un país en quiebra y, ante eso, pidió paciencia a los ciudadanos para cumplir las acciones de gobierno.
EL ESCENARIO POLÍTICO
El plan del presidente es fundar la denominada Cuarta Transformación en medio de un escenario pacífico y ordenado.
Va por un país sin desigualdades, sin corrupción y sin impunidad. Quizás entre lo más importante de sus discursos del sábado estuvo el señalamiento de que recibió un país en quiebra. Eso lo sabemos. Y la obligación del mandatario es evitar la repetición de acciones que llevaron a México a la situación de inseguridad, en la que se encuentra.
En los dos sexenios anteriores, quienes gobernaron no pudieron erradicar el problema del narcotráfico, que acarrea un sinnúmero de conflictos. Los feminicidios se multiplicaron en el territorio nacional. Hay entidades sometidas a las leyes de la delincuencia. En estados como Guerrero, Guanajuato, Veracruz, Tamaulipas, por citar unos cuantos, se tiene la impresión que nunca tuvieron gobernador o alguna autoridad que combatiera a los delincuentes. Cada día crece el número de personas desaparecidas. Suman miles. Las fosas clandestinas se encuentran por todos lados.
Las autoridades por omisión o corrupción no castigan a los delincuentes. Por detalles insignificantes en las investigaciones los dejan en libertad.
Esa actitud de los representantes del Ministerio Público o de los jueces obligó a la población a castigar por propia mano a los delincuentes. Con el grave error de que muchas veces se trata de personas inocentes los linchados.
El presidente López Obrador llegó al poder con el apoyo de 30 millones de electores que confiaron en él. Estaremos pendientes para informar cómo y cuándo se cumplirán esas promesas de campaña.