Dislates y seriedad
Alberto Vieyra G. miércoles 19, Dic 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Dislates, chascarrillos baratos, gariboleos, 20 retractaciones retrógradas y negaciones al más puro estilo del Hitler gringo, Donald Trump como el Fake news (no es cierto) caracterizan a hombres y mujeres que integran el gabinete presidencial en la era de la “Cuarta transformación de México”, comenzando por el mismísimo Andrés Manuel López Obrador, con su “me canso, ganso”.
La sociología nos dice que los dislates -son dichos y hechos que no tienen razón ni sentido- y le restan seriedad a una persona o a un gobierno, a menos que los personajes se traten de actores cómicos que se ganan la vida y la fama haciendo cera y pabilo de las cosas, los políticos y de los personajes públicos, en general, como sería el caso de Mario Moreno Cantinflas, con su “si no puedes convencer, confunde chato” o un Jesús Martínez Palillo, quien a los políticos no bajaba de “méndigos pulpos chupeteadores”.
Recuérdese que al régimen del cambio con Vicente Fox lo caracterizaron las ocurrencias, más de quinientas que pronunció desde la campaña electoral, hasta que se lo chupó la bruja en el poder, por no poder.
¿Quién no recuerda aquellos dislates de “no lean”, “el PRI es tan famoso como la Coca-Cola”, “el nomás comes y te vas”, “las tepocatas prietas”, “el yo por qué” y tal y tal? Todo ello hizo que el régimen foxiano se convirtiera en el hazmerreír en la vil chunga. Perdió toda seriedad. Y es el mismo rumbo que lleva el régimen de la Cuarta transformación recién electo, al régimen lopezobradorista le causaría mella aquella falsa afirmación de Loretta Ortiz, de que el papa Francisco participaría en los foros por la paz, lo cual fue desmentido inmediatamente por la Santa Sede y doña Loretta quedó como el cohetero de mi pueblo… pero ahora resulta que ese cohetero de mi pueblo se convertirá en ministra de la Tremenda Corte de Justicia de la Nación, es decir, en una ministra carnal del Presidente.
¿Cuál seriedad tendrá la futura impartidora de la justicia en México?
Los dislates del sexenio que apenas comienza ya dan para todo un tratado sociológico. El más reciente caso lo protagonizaría la titular de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, quien dejó testimonio histórico en un video, cuando compareció la semana pasada ante senadores, ante los cuales imploró una y otra vez a los cúpulos empresariales bajarse los sueldos para estar a tono con el régimen de la “austeridad republicana”, lo que provocó agrios y variados comentarios de mal gusto.
“Yo creo que así como desde el Poder Ejecutivo estamos invitando a los otros poderes a analizar y sumarse a alguna política de austeridad republicana, también tendríamos que invitar al mercado a sumarse a esos mismos salarios” …. “Esto no quiere decir poner en riesgo ni meternos en la discusión de las ganancias, nadie dice que no haya derecho a que, en un sistema de mercado, en un sistema capitalista, las ganancias bajen o se mermen, pero los salarios del mercado o los ingresos del mercado quizá sí se tendrían que ajustar”.
¿A quién se le ocurre semejante ideota (de idea), de pedir a los mercados que se bajen los sueldos y que le bajen los sueldos a la clase trabajadora para estar también como en la era de Benito Juárez?
Habrá que decirle a doña Eréndira que la austeridad republicana de Benito Juárez era real, obligada por el desastre que vivía la patria mexicana en materia económica, después de una guerra de 3 años, patrocinada por la iglesia y de una invasión del ejército francés que vino a apoyar el segundo imperio de Maximiliano, mientras que la “austeridad republicana” de López Obrador es solamente un programa demagógico y populista de gobierno. Lo malo y todavía peor fue la metida de pata de doña Eréndira Sandoval de emular a Donald Trump diciendo que era un Fake news, es decir una mentira, allí están los videos para quien los quiera consultar. Y ante los ojos de todo México la flamante secretaría de la Función Pública perdió toda seriedad con sus dislates y falta de honestidad para sostener lo que dijo, sin pensar en las nefastas consecuencias.