Piñatas artesanales llenan de colorido a todo el país
Estado de México* martes 18, Dic 2018- De las tradiciones mexicanas más arraigadas en esta temporada
- En Santiago Tolman, Edomex, don Álvaro Ávila y su esposa, las elaboran hace 27 años
Acolman, Estado de México.- Entre cartón, periódico, engrudo y los coloridos papeles de china y crepé, artesanos mexiquenses preparan las bases, enconan y decoran detalladamente miles de piñatas que, en unos cuantos días, estarán alegrando los hogares y las calles de México.
En la comunidad de Santiago Tolman, en el municipio de Otumba, don Álvaro Ávila Sandoval, junto con su esposa Alberta Calderón Rodríguez, elaboran, desde hace 27 años, pequeñas piñatas para sus fiestas familiares de fin de año, sin embargo, con el paso del tiempo, vieron en esta actividad la posibilidad de tener un negocio propio.
Fue así como, impulsados por la necesidad de trabajar, decidieron incursionar en la elaboración de piñatas artesanales de manera formal, de tal manera que hoy, su taller da empleo a 25 personas más.
“A esta actividad nos dedicamos desde hace 27 años, empezamos el primer año con 200 piezas, mismas que no sabíamos cómo venderlas, porque las hicimos y dijimos híjole y ahora cómo la vendemos, pues salimos a nuestro municipio a venderlas a la plaza y las vendimos muy rápidamente”, recordó la señora Alberta Calderón.
Al año siguiente involucraron a la familia de su esposo y posteriormente a la de ella, con pedidos que iban en aumento cada año, conforme se aproximaban las fiestas decembrinas.
Actualmente, su taller produce alrededor de 50 mil piñatas al año y da trabajo a otras personas de la comunidad que, con innovación e ingenio, han creado nuevos diseños del gusto de la gente, lo que les ha permitido conservar a sus clientes habituales y atraer la atención de distintos compradores que las comercializan en muchos estados del país e incluso en Estado Unidos.
“De hecho, nuestros clientes, bueno, quien se lleva estas piñatas, la mayor parte de esta producción se va para Estados Unidos, por medio de clientes intermediarios, nos hacen el contrato, vienen y cargan ya la mercancía”.
Doña Alberta destacó que también sus hijos, Álvaro, Karla y Moisés, ya forman parte del negocio familiar, encargándose de la producción de las piñatas miniatura para los coches, pero también elaboran las gigantes de nueve picos, que llegan a medir hasta tres metros.
El ambiente en el taller de Álvaro y Alberta es cordial, pero con mucho movimiento, ya que deben cumplir en tiempo y forma con los pedidos que les han hecho sus clientes.
Al igual que ellos, la señora Libia Palma Romero, de profesión enfermera, carrera que ejerce en horario nocturno, y habitante del Pueblo con Encanto de Acolman, decidió, hace 16 años, empezar a elaborar piñatas navideñas.
Indicó que las piñatas que tienen mayor demanda son las tradicionales de siete picos, decoradas con flores de nochebuena, mismas que vende principalmente en la Feria de la Piñata, que cada año se celebra a mediados de diciembre en la explanada central de su municipio.
Aseguró con orgullo que, muchas de las personas que le han comprado piñatas, han decidido no romperlas, pues les parece una lástima destrozar una pieza tan bonita, por lo que deciden conservarla como parte de la decoración navideña de sus casas.
Piñatas Estrella, tradición que llena
de alegría a las familias mexicanas
En la colonia Jardín Balbuena, de la alcaldía Venustiano Carraza, en la Ciudad de México, la familia Estrella elabora las tradicionales piñatas navideñas con papel china, engrudo, periódico y creatividad, desde hace 20 años. Y son hechas cien por ciento a mano, las fabrican desde cero para su venta, de diferentes colores, tamaños y figuras. Una verdadera artesanía para las fiestas infantiles o las celebraciones decembrinas.
Lo que diferencia a las piñatas Estrella de muchas otras es su gran tamaño, la mezcla y selección de colores, sus nueve picos, en lugar de siete, y los “experimentos” que han hecho los integrantes de la familia Estrella, como poner conos transparentes con leds y piñatas que al pegarles prenden.
Jaime Estrella inició el negocio hace 20 años, después de un día en el que “necesitaba dinero”.
Recuerda que fue su padre el que le enseñó cómo elaborar una piñata y quien fuera al Centro a comprar el material para hacer sus dos primeras piezas para vender.
“No teníamos dinero, mi padre un día me dijo, ¡cómo eres pendejo!, pudiendo hacer piñatas para venderlas, estamos sufriendo por dinero. ¡Yo te voy a enseñar!”.
El oficio lo empezó el abuelo de Jaime quien a su vez se lo enseñó a su hijo, para después llegar a sus manos y así dar inicio al negocio familiar, donde ahora participan los hijos, los hermanos, los sobrinos y hasta los nietos.
“Trabajaba dentro de la casa, pero como el espacio era muy pequeño, decidimos salirnos a la banqueta, sacar unas mesas y nuestras herramientas”, comenta Jaime.
En la fachada de la casa y desde la azotea, los moldes sin pintura cuelgan al rayo del sol para que sequen, mientras que las piñatas más adelantadas en trabajo son colgadas frente a la casa o formadas sobre la banqueta, en espera de ser vendidas.
Por la creatividad con la que elabora sus piñatas, la familia Estrella es conocida en varias partes del mundo y dicen ser referentes de la cultura mexicana, aseguran que han llegado extranjeros interesados en el oficio y se han llevado piñatas para Guatemala y Corea.