“Presidencia” bicéfala
Francisco Rodríguez viernes 12, Feb 2010Índice político
Francisco Rodríguez
A FELIPE CALDERÓN se le partió en dos el barco de dizque gran calado.
La renuncia de Fernando Gómez Mont al padrón panista revela la parcelación de su equipo entre aquellos que lo siguen a él y quienes van en otra ruta, la marcada por su esposa Margarita Zavala.
Hoy no hay una “pareja presidencial”, como en el pasado reciente.
Lo que tenemos enfrente es una suerte de “’presidencia’ bicéfala”, en la que la señora Zavala Gómez del Campo -con tablas políticas propias- es una de esas dos cabezas, en apariencia cada vez más distante de la otra, que es su esposo Felipe.
Hace semanas, meses quizá, que en todos los corrillos se habla del distanciamiento cada vez mayor entre esos cónyuges.
Políticamente, hoy sí se observa tal disfunción.
Porque mientras Felipe Calderón, a través de su puppet César Nava, es quien empuja las alianzas entre dos fuerzas antagónicas -una centrífuga, la otra centrípeta-, los herederos de los fundadores del PAN, Zavala y Gómez Mont, entre otros, son quienes abominan no sólo en privado, incluso públicamente dicha aberración ya calificada cual “antinatura”.
No menos relevante es que las clases sociales cuentan en el PAN.
Los Zavala Gómez del Campo y los Gómez Mont Ureta -casi casi los mismos Gómez- son de una pasta distinta a los provincianos Calderón Hinojosa.
Los padres de los primeros fueron renombrados constituyentes del panismo.
Don Luis Calderón Vega -a quien conocí en la L Legislatura-, padre del ocupante de Los Pinos, no pasaba de ser algo así como el letrado pariente pobre de todos esos Gómez de apellido compuesto.
Parodiando a C. Wright Mills, ligar con la historia actual la biografía de los tres personajes brinda todos los indicios y, claro, no tiene desperdicio.
Hay una “presidencia” bicéfala, pues.
Los aristo-panistas, frente a los plebe-panistas.
Guardianes de las apariencias y del decoro, los primeros.
Pragmáticos, sin importarles las consecuencias, los segundos.
Los aristo-panistas se resisten a aliarse con perredistas y petistas, pero no le hacen el feo a una alianza con el PRI. Fernando Gómez Mont, por ejemplo, es un panista-zedillista, lo mismo que, por ejemplo, Diego Fernández de Cevallos es un panista-salinista.
Los plebe-panistas, en cambio, vomitan al PRI. Y en medio de sus arcadas, son capaces de sostenerse en esa especie de PRD, cuyo botín fue puesto por el propio Calderón -TRIFE mediante- en las nada limpias manos de “Los Chuchos”.
Ha hecho “crack” la embarcación de gran calado.
No a causa de los torpedos priístas o de Andrés Manuel López Obrador, el principal de los opositores a la administración fallida de Calderón.
Se ha partido en dos la nave, debido al motín que en contra de Calderón encabeza su propia esposa, Margarita Zavala.
Índice Flamígero: Inés Gómez Mont recién dio la nota. De acuerdo al blog del periodista Alberto de Tavira, Los Políticos También Lloran, la sobrina del personaje referido hoy en este espacio, “el viernes (21 de enero) la ex conductora del programa “Ventaneando” estelarizó tremendo agarrón con otras mujeres en el Ragga, el famoso antro del que es socio mi estimado Alberto Cinta, que se encuentra en Antara Polanco. A decir de las presentes -que dejaron bailando solos a sus hombres para no perder detalle de la escena-, el pleito comenzó entre Javier Díaz Jr., esposo de Inés, y otros fulanos. Las causas, mis muchachas no las preguntaron porque una cosa es que sean curiositas y otra muy diferente que les guste arriesgar el pellejo por la nota. El asunto es que el esposo de Inés se fue del antro. Unas dicen que se salió por su propia voluntad. Otras dicen que lo sacaron. En lo que sí coinciden es que Inés se quedó en el lugar y, por causas también desconocidas, de pronto se estaba agarrando a golpe tendido con otras jovencitas. La más observadora -yo diría sobria- de mis informantes asegura que Inecita se quitó la bota y la utilizó para defenderse de sus agresoras. El resto de los detalles me los voy a ahorrar por respeto a los partícipes del zafarrancho, pero la cosa se puso tan fuerte que estuvieron a punto de apagar la música y encender las luces. Afortunadamente, para los enfiestados, esto no sucedió.” ¿Otro Bar Bar para famosos?