Circo y telenovela
¬ Augusto Corro viernes 21, Ene 2011Punto x Punto
Augusto Corro
Durante la presente semana figuras del crimen organizado ocuparon lugares importantes en las noticias. El Chapo Guzmán fue recordado al cumplirse diez años de su fuga de Puente Grande, prisión de alta seguridad, ahora conocida como Puerta Grande. El más célebre de los jefes de cárteles, con la ayuda de autoridades y custodios, salió a la libertad para crear un gran emporio con el negocio del narcotráfico. Su ingenio delincuencial lo tiene ahora colocado entre los hombres más ricos y poderosos del planeta, según la revista “Forbes” que se encarga de llevar esos registros mundiales. Lejos de la cárcel el delincuente más buscado, supuestamente, por la fuerza pública, se convirtió en una leyenda que ahora lo ven en tal lugar y mañana en otro. Su capacidad de omnipresencia es una de sus principales armas para burlar a la justicia. Desde 2009, el famoso Chapo se encargó de la reorganización del crimen organizado hasta convertirlo en una industria de muerte que tiene en jaque al gobierno federal. La lucha por las rutas y plazas principales para llevar y traer y vender los estupefacientes originaron un baño de sangre que supera los 30 mil muertos durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa. Según los expertos, la lucha entre los narcos y la fuerza pública contra éstos será de larga duración, porque, en primer, se dejó crecer y porque no existe la estrategia adecuada para ganarla. Los ensayos sociales de las autoridades para alejar a los jóvenes de las drogas, resultaron un fracaso, como se vio en Ciudad Juárez, donde priva la ley de la selva y se libra una guerra en la que participan activamente los sicarios de la narcodelincuencia, entre otros los del cártel del Pacífico que comanda El Chapo Guzmán. Así, el miércoles 19 de enero es una fecha que llena de gusto al sinoalense más famoso del mundo y llena de oprobio y vergüenza al gobierno panista de esa época porque no tomó las medidas preventivas necesarias para evitar la fuga del penal de un hombre tan peligroso.
La otra noticia importante relacionada con el crimen organizado fue la captura de Flavio Méndez Santiago El Amarillo, de 35 años, quien, según informe de las autoridades, era uno de los hombres más buscados por todas las policías. Formaba parte de esa lista selecta integrada por los 37 principales enemigos de la sociedad. La historia de este presunto delincuente lo señala como uno de los fundadores de “Los Zetas” ese cártel de narcotraficantes que son conocidos por sus acciones sanguinarias. Y, aunque no es tan importante como El Chapo Guzmán, su peligrosidad es incuestionable. Por lo menos así lo refleja su historia personal. Empezó como guardaespaldas de Osiel Cárdenas Guillén, el capo que lideraba al cártel del Golfo. En aquel tiempo empezaba a crearse el grupo de “Los Zetas” que se convirtió en el brazo armado del cártel mencionado. Las pugnas entre las organizaciones del crimen provocaron la escisión que permitió a “Los Zetas” manejarse como grupo independiente. Y así lo hicieron y lograron ampliar su radio de acción a todo el país y los renglones de sus actividades; de sicarios se convirtieron en narcos, secuestradores y extorsionadores. Ahora, junto con las autoridades venales, en el sureste mexicano, son los principales enemigos de los migrantes centro y sudamericanos que intentan cruzar México con destino a Estados Unidos. El Amarillo era el encargado de controlar a “Los Zetas” en esa región fronteriza con Guatemala, que en fechas recientes inició una campaña contra “Los Zetas”, a raíz de denuncias de Wikileaks, en las que se refería al poder de la delincuencia sobre pueblos y personas. Según el jefe antidrogas de la Policía Federal Preventiva (SSP), Ramón Pequeño, el capo ahora detenido “era el coordinador de “Los Zetas” en el sur de México y estaba encargado no sólo de controlar el tráfico de drogas procedentes de Centroamérica, sino también de supervisar el trasiego de indocumentados, a los que trasladaba hacia los estados de Nuevo León y Tamaulipas”. (“El País”, 19 de enero de 2011). Es importante reafirmar que el mencionado delincuente forma parte de aquellos oficiales de élite del Ejército mexicano que desertaron para prestar sus servicios de soldados experimentados a los cárteles de la droga. Entre los hechos más violentos de “Los Zetas”, se encuentra la masacre ocurrida en Tamaulipas. Ahí perdieron la vida 72 migrantes centro y sudamericanos. A la fecha, algunos cadáveres de esos hombres infortunados continúan en la morgue, en espera de ser identificados.
Sin embargo, la aprehensión de tan importante delincuente no registró el vuelo que alcanzó la captura de José Jorge Balderas “El JJ”, un narcotraficante de medio pelo, que, según las autoridades capitalinas, le pegó un tiro en la cabeza al otrora brillante jugador de futbol, Salvador Cabañas, del club América. Se armó tal escándalo por aquella agresión al deportista, que se llegó a pensar en un conflicto internacional entre México y Paraguay, país de origen del deportista. Como los intereses de Televisa se encontraban o se encuentran en riesgo de ser afectados, los hechos se tergiversaron y ahora da la impresión que en el Bar Bar no ocurrió nada y que la víctima no fue Cabañas, sino “El JJ”. Las autoridades, que no entienden que subestimar a los medios es echarse una soga en el cuello, optaron por discriminar a los medios y ofrecieron en exclusiva la entrevista de “El JJ” a Televisa. En otra ocasión, por gozar de los reflectores, la Policía Federal estuvo a punto de que una francesa, Florence Cassez, acusada y sentenciada por secuestro, alcanzara su libertad por las fallas garrafales en la comunicación, se les hizo fácil montar un espectáculo para su lucimiento y lo único que lograron fue meter en serios apuros al gobierno mexicano. Las autoridades no entendieron la lección y esta vez volvieron a actuar irreflexivamente. “El JJ”, en una entrevista cómoda, alcanzó a defenderse y a culpar a “El Contador”, uno de sus esbirros, como la persona que apretó el gatillo para que saliera la bala que alcanzó la cabeza de Cabañas. La visión de los hechos cambia y otra vez Televisa se convierte en tribunal que juzga y condena. Vaya manera de enredar las cosas.