Tiempos de legislar
Ramón Zurita Sahagún viernes 21, Ene 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El próximo uno de febrero se inicia un nuevo periodo ordinario del Congreso de la Unión, el que culminará el 30 de abril.
Lo anterior significa que diputados y senadores estarán en receso durante el tiempo de campaña y de elección del nuevo gobernador del Estado de México, lo que les dará tiempo para hacer proselitismo a favor de sus respectivos candidatos.
Y es que la disputa por el control del gobierno mexiquense está siendo presentada como la madre de todas las batallas electorales.
Lo anterior es una más de las tantas mentiras con las que se busca atraer la atención de los votantes a nivel nacional y que se use como parámetro el resultado de los comicios en esa entidad para marcar el resultado de la elección presidencial.
No es la primera ocasión en que los publicistas y los políticos se unen para vender esta idea, aunque al final las cosas no resulten de esa manera.
Tampoco lo es que el gobernador mexiquense se encuentre posicionado en las encuestas y se le marque con amplias posibilidades de convertirse en candidato presidencial de su partido (PRI) y eventual nuevo Presidente de la República.
Es falso que el resultado electoral marque todo tipo de decisiones, las internas y las externas y beneficie o perjudique al gobernador en cuestión, cuyo futuro depende del resultado electoral.
Dos son los casos más representativos en la entidad mexiquense los triunfos de Arturo Montiel Rojas en 1999 y de Enrique Peña Nieto en 2005. Montiel Rojas, gobernador mexiquense en julio de 2005, estaba posicionado como el candidato del llamado TUCOM y quien se quedó al margen de la candidatura priista, luego de una serie de revelaciones sobre su fortuna personal y el origen nada claro de la misma.
Con todo y ello, Montiel Rojas fue artífice para el triunfo del actual gobernador, Enrique Peña Nieto, quien se repuso de 20 puntos abajo en las preferencias electorales, las que entonces favorecían a Rubén Mendoza Ayala.
Seis años antes, los priistas se consideraban invencibles en las urnas y Arturo Montiel Rojas derrotó al panista José Luis Durán Reveles, solamente para que unos meses más tarde, Francisco Labastida Ochoa cayera ante el panista Vicente Fox Quesada.
Igual que ahora, en aquel entonces se vendieron historias de que el resultado mexiquense era fundamental para el regreso del PRI a Los Pinos, lo que, finalmente, no sucedió en el terreno de los hechos, ya que el candidato presidencial del partido tricolor, Roberto Madrazo Pintado, fue enviado hasta el tercer sitio en los resultados oficiales.
Las filtraciones que hundieron a Montiel Rojas, terminaron con su carrera política, pero permitieron, al mismo tiempo, el surgimiento de una nueva figura política, Enrique Peña Nieto.
Contrario a Montiel Rojas, la figura del nuevo gobernador mexiquense resultó carismática, atractiva para la ciudadanía y, principalmente, fresca, presentando un nuevo perfil del político priista.
Igual que hace seis años, el gobernador del Estado de México se encuentra enlistado como probable candidato presidencial del PRI, por lo que se intenta vender el esquema de que es necesario un triunfo arrollador para que Peña Nieto sea candidato y eventual Presidente de la República.
Es cierto que en la recuperación del PRI cuentan muchos los triunfos electorales y que a base de los mismos está construyendo el camino de regreso a Los Pinos, por la vía de la Presidencia de la República.
Pero también lo es que el partido tricolor mantiene una amplia militancia y una gran preferencia entre los electores y que las derrotas en las elecciones presidenciales del 2000 y 2006 se debieron a los pleitos en la cúpula y al accionar de algunos gobernadores en contra de su partido y de su candidato.
Eso sucedió en el 2000 alrededor de la candidatura presidencial de Francisco Labastida Ochoa y en 2006 con la de Roberto Madrazo Pintado y los candidatos panistas, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, pasaron por encima de ellos y de los otros candidatos presidenciales.
Hoy se supone que los priistas aprendieron la lección y que están jalando juntos, construyendo una candidatura presidencial sólida, firme y respaldada por la militancia y la ciudadanía en general que ve en ese partido la opción para recuperar su poder adquisitivo y mejorar sus estándares de vida.
Por eso nadie debe asustarse con la posibilidad de que el PRI pierda en el Estado de México –algo que se considera difícil que suceda-, pero tampoco el triunfo o la derrota afectarían el posicionamiento del que hoy goza Enrique Peña Nieto.
CÓNCLAVE EN ACAPULCO
Los diputados priistas decidieron irse a Acapulco para celebrar su reunión plenaria, con vistas al inicio del periodo ordinario de sesiones.
Coordinados por Francisco Rojas Gutiérrez, los casi 240 diputados del partido tricolor aprovecharán el tiempo para respaldar a su correligionario Manuel Añorve Baños que una semana más tarde irá a las urnas en busca del gobierno de Guerrero.
El priísta mantiene un cerrado duelo con su pariente y ex compañero de partido Ángel Eladio Aguirre quien fue postulado por los partidos de la izquierda, PRD, PT y Convergencia.
Conforme se acerca la elección, el proceso se radicaliza más y los riesgos de violencia crecen en grado máximo.
De ahí que la presencia de los diputados priístas puede resultar un bálsamo para quienes ven el asunto demasiado intrincado.
SUBEJERCICIO
El diputado priísta Arturo Zamora Jiménez cuestionó al secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre un subejercicio de más de tres mil millones de pesos detectados en la cuenta pública y destinada a ese ramo.
Zamora cuestionó la burocracia con la que se maneja el SNSP, con la liberación tardía de recursos y las licitaciones a destiempo, entre otros aspectos.