Juicio político a los ministros de la Suprema “Corta”
Francisco Rodríguez martes 11, Dic 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Un poder formal, conservador de privilegios, trata de detener la marcha del país. En un solo acto, el de admisión de la demanda de amparo de los partiditos de oposición, congela de golpe y porrazo la aplicación de una votación suprema de la Unión, como lo es la de presupuesto. Olvidan que ésta no es una ley formal, sino una aprobación mayoritaria.
La ley de ingresos se legisla, el Presupuesto de Egresos se aprueba. Esta es una facultad exclusiva del Congreso de la Unión. Aunque traten de recurrir a una instancia internacional, la Suprema Corta ¿de Justicia? saldrá derrotada con este argumento falso. No sólo porque la Corta sea juez y parte defendiendo sus absurdos privilegios, sino porque violó el proceso, mancilló la soberanía nacional, redujo las funciones del Estado.
Abusó de sus facultades la ridícula Corta. Tenía que demostrar de qué está hecha: una montaña de recomendados. Tinterillos de tres al cuarto, que en su mayoría fueron designados por relaciones familiares con el abogado consultor de Peña Nieto, Humberto Castillejos, que ni abogado es. Los de Atlacomulco quisieron perpetuarse en la impunidad a través de una docena de favoritos, dizque juristas de postín.
Los atildados ministros —de alguna forma hay que llamarlos— de la Suprema Corta se pusieron de a pechito para ser incoados en un juicio político que los condene a todos. No es para menos. Se pusieron al borde de la sanción, no sólo de la burla popular. Son una verdadera joya de las vergüenzas.
La vida política de México quiere reducirse a las distracciones. No hay tal conflicto de poderes, porque uno de los tres ha caído en desacato, peor aún, en prevaricato. El llamado Poder Judicial Federal enseñó el cobre. No conoce ningún principio general de derecho generalmente aceptado hasta por los huizacheros del ambiente.
Así es que a otra cosa, mariposa. El presupuesto puede aplicarse sin duda. Y todas las legislaciones que contiene podrán ser recurridas en procesos legales de apelación, pero jamás podrán ser congeladas en su conjunto. Llegaron al extremo del ridículo, y de la mentecatez. Se han opuesto a la mayoría inmensa de los mexicanos.
Han socavado los principios elementales de la gobernabilidad. Se han mostrado ante el pueblo como una pandilla de gángsters que sólo sirven para medrar, para utilizar los cargos en su beneficio, para torcer las leyes a la medida de sus bolsillos. Lástima de culturita.
La Corta no es una institución. Es una pandilla de mafiosos, pagada insaciablemente con nuestros sufridos impuestos. Los carísimos edificios que alquila a conocidos coyotes del presupuesto… el inservible Consejo de la Judicatura Federal, covacha de negocios sucios… los inflados sueldos por encima del mundo… los han metido en un callejón sin salida.
Pretende la Corta ¿de Justicia? privilegiar las altas remuneraciones a cambio de estabilidad social. Embarga inconstitucionalmente el presupuesto que no puede ser sino decisión de los representantes populares, y ha cometido una salvajada jurídica que no tiene precedentes por su ignorancia y desacato de las leyes.
La distracción es el arma de cualquier dictadura. Pero hay que saberla hacer. Cualquier taco no es cena. Nadie se va a ir con la finta de argumentos sin sustento, sin viabilidad, sin decoro. En esta hora de definiciones, la Suprema Corta no es el adversario. Brincos dieran. El nuevo régimen tiene otros, los patrones de los ministros, y los patrones de sus patrones.
Por si no se sabe, ha despedido a miles de trabajadores del Poder Judicial Federal a mano alzada, sin mediar procedimiento administrativo, para dejar espacio a tíos, primos, hermanos, sobrinos, cuñados, hijastros, enfermeras y cocineras. Familias como los Luna Ramos y los Mota Cienfuegos, de origen cubano, dominan al PJF, señalan con razón Luis Serieys y Mina Moreno.
Tiene mucho tiempo que la gente espera la renovación en serio de la Suprema Corta ¿de Justicia? Es insoportable ya la cantidad de inconformidad que se otea en el país, cansado de una caterva de delincuentes con toga y birrete. Abominable lo que se ha hecho con la impartición de la justicia. Pero a cada santo le llega su fiestecita.
¡Basta de distracciones! El nuevo régimen debe enfrentar las que sí constituyen un obstáculo para la marcha del país, no esta serie de ganchos al hígado, provenientes de los proverbiales hígados del poder. Tenemos enfrente el desafío de la seguridad nacional, misma que fue socavada e ignorada por los juristas que hoy reclaman su sitial en la historia.
Hicieron oídos sordos de la masacre y de la corrupción prevaleciente, cuando las víctimas trataron de pedir la aplicación del Derecho a los mismos perfumados que hoy se rasgan las vestiduras. Cuando el Tribunal Colegiado de Tamaulipas dio entrada a la petición de una Comisión de la Verdad para juzgar la masacre de Ayotzinapa pusieron el grito en el cielo y clamaron la aplicación conservadora de las leyes a su modo y a su estampa.
Se dejaron avasallar por el felón Zedillo cuando éste, de golpe y plumazo, les recortó la mitad de ministros, para poder imponer sus decisiones con mayor libertad y ni pío dijeron. Agacharon la cabeza, como la han agachado siempre ante cualquier amenaza a sus cochupos.
La Suprema Corta ¿de Justicia? no ha aportado algo bueno a este país. Ha sido el poder incómodo, por su desprestigio, su abulia y su intrépida avaricia monetaria. Pero ahora sí se pasaron de la raya. Están provocando la parálisis institucional, el cierre de puertas en los altos mandos financieros y burocráticos, ésos que se emparentan con su estilo.
Los ministros no aguantan ni la muestra de cualquier expediente de tráfico de influencias judiciales, que han realizado hasta la náusea. Y me refiero a todos los ministros que han pasado por esa casa mussoliniana. Han abusado del presupuesto asignado, derrochando los haberes en negocios inmobiliarios, proyectos fantasiosos que les dejan ubérrimos moches, han pervertido los cuadros medios y bajos de aplicación de la ley.
Rebasan la estulticia de cualquier sanedrín de caifases de la antigüedad. El Poder Judicial Federal ha sido convertido en la casa de la risa. Es la productora de los peores desatinos que se han cometido en contra de la seguridad jurídica de los mexicanos.
Algo tiene que hacerse urgentemente con estos espantajos, bodrios del Derecho. Tendría que revisarse la acumulación de riquezas mal habidas que han atesorado in extremis bajo la toga y los birretes, hoy deturpados por esta pandilla de caníbales.
Solita, la Suprema Corta ¿de Justicia? de la Nación, así llamada, se ha puesto en el centro de las mayores vergüenzas nacionales. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Ayer, en su conferencia de prensa matutina, el Presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó: “Nosotros decidimos de conformidad con la ley promover la reducción de los salarios de los altos funcionarios públicos, porque son salarios exagerados, son ofensivos, los salarios de los altos funcionarios públicos en el país y, de manera particular, en el Poder Judicial, llegan a recibir hasta 600 mil pesos mensuales, eso es ofensivo, no tiene que ver ni con el cambio que se necesita y que está demandando la gente, ni con la justicia, al contrario, es una arbitrariedad y eso no sucede en otros países, son los funcionarios públicos mejor pagados en el mundo. Planteamos que tenía que cumplirse la Constitución, también fue aprobado por el Legislativo (…) integrantes del Poder Judicial se inconforman y acuden a recursos legales, a amparos, están en su derecho y nosotros vamos a respetar las decisiones que tomen jueces, magistrados y ministros porque queremos que haya un estado de Derecho”. + + + En la Ciudad de México, la ex procuradora general de Justicia en el estado de Chihuahua, Patricia González Rodríguez, fue designada como jefa del Comité Técnico para la Transición de la Procuraduría General de Justicia a la Fiscalía General. Ello no obstante que ella y su hermano Mario González Rodríguez —quien fue plagiado y ejecutado a finales del 2010— se colocaron en el gabinete de Reyes Baeza como dos piezas fundamentales que manejaron las relaciones con el narcotráfico en el estado de Chihuahua. Lo de la crisis y la descomposición y guerra de cárteles y el saldo de miles de muertos, ya todos lo saben, hasta en el centro del país, y por ello asombra que de nueva cuenta salte a la palestra el nombre de Patricia González Rodríguez como miembro del comité de transición de la Procuraduría de Justicia a la Fiscalía con ese tipo de antecedentes e historia en su paso por Chihuahua.
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