Ham Passion, una campaña más allá de Europa
¬ José Antonio López Sosa martes 11, Dic 2018Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Madrid, Estapaña.- Una de las ventajas que ha ofrecido la Unión Europea a sus estados miembros desde su concepción, es el apoyo a proyectos productivos de diferentes sectores, incluyendo por supuesto el agroalimentario, la búsqueda ha sido el fomentar una economía sana no de un país o región, sino de la Unión en general.
La campaña del jamón ibérico, “Pasión de Europa” que arrancó hace meses y tuvo presencia importante en nuestro país, es una muestra de como los recursos de la Unión Europea fomentan tanto el desarrollo del sector porcino —en el caso español— como la preservación y promoción de los productos locales, artesanales y que incluso están buscando formar parte del patrimonio inmaterial de la humanidad.
Además de las diferencias abismales con otro tipo de productos, como el jamón serrano por ejemplo, el jamón ibérico constituye un patrimonio de diversas regiones de España, tiene un arraigo en diversos países europeos y en México, como el país que más lo consume fuera de la Unión Europea.
Para la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (ASICI), responsable del proyecto y de la promoción, hay un especial interés por transmitir todos esos conocimientos y experiencias al consumidor mexicano.
Hay en España rutas turísticas y gastronómicas llamadas “safari de jamón” o “turismo de jamón” donde se puede concoer de cerca desde el nacimiento del cerdo ibérico, la diferencia con otras razas, la alimentación y la clasificación de acuerdo a su manejo, así como el proceso de salado y secado que concluye con un jamón (pata trasera) o una paleta ibérica (pata delantera).
La formación y proyección de esta campaña denominada “Ham Passion Tour”, vale la pena estudiarla y analizarla, ha sido una excelente manera de conservar y promover un producto local y tradicional, explicando a quienes ya lo conocen y a las nuevas generaciones españolas su importancia, promoviéndolo en Europa y en países fuera de este continente, como lo ha sido México.
En cada caso con un sistema de comunicación específico que permite a los restauranteros, distribuidores y consumidores darle el valor que tiene un trozo o una pierna de jamón ibérico.
Aún tienen más acciones por delante, que sin lugar a duda serán un buen ejemplo —insisto— de cómo preservar y comunicar un patrimonio gastronómico.