Ilusiones
¬ Augusto Corro jueves 20, Ene 2011Punto x Punto
Augusto Corro
El poder político no permite ver la realidad que te circunda: lleva a pensar que todo lo que haces es bueno e incomparable. Y como funcionario nadie te exige resultados ni cuentas, vives con la idea equivocada de que todo marcha bien y que México va sobre ruedas; sin embargo, la verdad es otra.
Vamos punto por punto. El secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, dijo, en una entrevista, que “el proyecto de país (México) de Acción Nacional no se acaba en 2012, sino que va hacia 2030; esto no es de que ‘dos turnos y siéntate porque vienen los otros de regreso’. ¡No señor! Tenemos un proyecto de que es México 20-30, que hizo el presidente Calderón desde que estábamos en la transición”.
Dicho proyecto consiste en que México “llegue a ser una de las cinco economías emergentes más importantes”. Así lo planteó Calderón en aquellos días de triunfo, cuando no se tenía idea de los conflictos que amenazaban al país.
No pasó mucho tiempo, cuando la crisis económica mundial apareció como un jinete del Apocalipsis que dañó las economías de los países, principalmente las de aquellos que no estuvieron preparados o que desdeñaron la dimensión del problema.
Tal fue el caso de México, que en un alarde de ineptitud, el entonces secretario de Hacienda, Agustín Carstens, ante la situación gravísima que se veía venir, se alcanzó la puntada de afirmar que se trataba de un “resfriado” y que en nada nos afectaría. Ocurrió lo contrario: México fue alcanzado por la crisis económica de la que aún no salimos.
El descontrol económico provocó la salida de capitales, la inversión se volvió un sueño y la realidad la padecieron millones de personas que no encuentran empleo. Y como si lo anterior no fuera suficiente, la pobreza integral se incrementó escandalosamente y puso en vías de extinción a la clase media.
En ese renglón, México perdió las esperanzas de competir en el foro mundial como un país capaz de alinear entre las cinco economías emergentes más importantes. Aunque, como van las cosas, sí podemos sumarnos a la lista de las naciones más pobres de Latinoamérica.
Nuestra economía hace agua y no se entiende como podría el gobierno federal panista continuar con el poder si lo que se ve no puede ocultarse. El deterioro social empieza desde las aulas y termina en las calles con más de 30 mil muertos durante el sexenio calderonista.
En las escuelas, con el consentimiento de las autoridades educativas, se efectúa el adoctrinamiento político para apoyar al partido de la poderosa Elba Esther Gordillo. Los maestros, con el fin de ganar un centavo extra, decidieron olvidarse de su vocación y entregarse a la grilla que les ofrece más oportunidades de alejarse del magisterio, o por lo menos conseguir alguna comisión que les permita un salario sin mayor esfuerzo.
En el ramo de la educación, los gobierno panistas tienen poco o nulo interés por la ciencia y la tecnología. Generación tras generación de jóvenes siguen sin las oportunidades de convertirse en científicos, en gente especializada que apoye en el desarrollo de México. Nada de eso.
Lo que para otros países la ciencia y tecnología representó la base para dejar el subdesarrollo, la India es un ejemplo, en México no se toma en cuenta. ¿Cómo vamos a crecer?
La lista de pendientes del gobierno panista es infinita y hace notar su mediocridad, ineptitud y de plano su capacidad para gobernar. Los problemas que tratamos superficialmente en renglones anteriores, son parte de un todo conflictivo al que no se le encuentra solución alguna y nos pintan un futuro incierto, negro.
También se debe añadir el problema del desempleo que cada día crece incontrolable y sin la sensibilidad de las autoridades laborales para frenarlo. Al revés, el flamante secretario del Trabajo, Lozano, se ufanó de cerrar la empresa Luz y Fuerza del Centro con lo cual más de 40 mil empleados fueron echados a la calle. ¿Cuándo terminará este conflicto?
Con todos esos problemas, ¿cómo le irá a México con el proyecto calderonista 20-30?
Porque no es necesario ir a fondo, para saber que la corrupción y la impunidad tienen harta a la sociedad mexicana y que la ola de sangre que baña al país ya representa un verdadero riesgo a la estabilidad social y a la paz pública.
¿En qué estaría pensando Lozano Alarcón cuando habló de la continuidad del PAN en el poder? Parece ser que sus declaraciones obedecen a una orden girada por sus superiores para defender lo indefendible, porque en el mismo tono se encuentran las palabras de Felipe Bravo Mena, ex dirigente nacional panista, ex embajador de México ante el Vaticano, ex secretario particular de Calderón y ahora aspirante a la candidatura para gobernador del partido azul en el Estado de México.
Bravo Mena dijo que el “PAN tiene argumentos para pedirle a los electores un tercer sexenio en la Presidencia de la República, pues los números acreditan que los gobiernos emanados del blanquiazul han trabajado de manera positiva para el país”.
Aquí es cuando el ciudadano común, al escuchar los mensajes panistas, se pregunta en qué país vive. Porque los beneficios de los que habla el ex dirigente azul no se ven por ningún lado. A menos que se tenga en cuenta que un político, no importa en qué lugar del mundo, se apoya en la mentira y en el engaño para alcanzar el poder.
Por eso, no debe extrañarnos que tanto el secretario del Trabajo, Lozano Alarcón y Bravo Mena reafirmen su condición de hombres de la política que esgrimen conceptos falsos como parte de su misma forma de ser: mentirosos.
No olvidar que Lozano Alarcón fue un connotado priísta que se autopromueve para aparecer en la lista de aspirantes panistas presidenciales el 2012. Negó que en su partido haya una caballada flaca. Lo que no quiso decir el funcionario es que en el blanquiazul desde hace tiempo Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota ya le llevan ganado mucho terreno.
Con funcionarios como Lozano Alarcón, los panistas tendrán que decirle adiós a su proyecto 20-30, ¿o no?