Chimuelín: clown de las entrañas
Opinión lunes 3, Dic 2018De la carpa a las letras
Arturo Arellano
Durante más de una año le hemos dedicado este espacio a muchos de los más grandes artistas de las artes circenses, ya sean representantes nacionales o internacionales, todos con una gran trayectoria y renombre, e incluso los de nombres más desconocidos, con una preparación y talento extraordinario. No obstante, he caído en la cuenta de que no hemos escrito jamás sobre aquellos personajes que se hacen en el anonimato, que no han puesto sus pies en ninguna escuela de artes y mucho menos viajado a Europa u otro lugar para convertirse también en grandes artistas. Hoy les contaré la historia de Chimuelín: Clown de las entrañas.
Clown de las entrañas, digo yo porque así es justo como nace, de las entrañas, de la pasión, de la necesidad de manifestar desde sus más luminosos episodios vivenciales en un escenario, hasta la oscuridad más profunda de su ser, como una terapia, una fuga. Como payaso lo digo, es uno de los personajes que más me han inspirado y cuyo trabajo mejor admiro. Su nombre es José Andrés y lo conocí hace más de siete años, suficientes para encontrar en él una gran amistad y enseñanza, no sólo dentro del escenario sino de la vida misma. Quiero destacar que Chimuelín, no está enterado de que su historia será brevemente resumida en estos renglones y no quise hacérselo saber porque una de sus más grandes virtudes es la humildad, una humildad casi desesperante, una que muy probablemente le habría hecho negarse a que otros leyeran sus logros.
Aquí vamos, Chimuelín nació de la necesidad de divertir, pero también de divertirse, su primer maquillaje era casi tan sencillo como aterrador, pero su actitud inocente erradicaba lo grotesco de su imagen, llevando de manera natural al publico a las carcajadas y la ternura. Su fan más grande, es su hija Dany quien lo ha acompañado en cada escenario, desde que nació, por lo que las fiestas infantiles se volvieron una rutina de cada ocho días para ella y las risas su modo de vida. Yo definiría a Chimuelín como un artista nato, de esos que sólo llegan cada mil años al mundo y son estrellas tan grandes que de pronto no necesitan escuela alguna para brillar, el dice en la intimidad de sus charlas. “Es un don de Dios y para él es por quien lo hago”, quizá la más bella virtud es que ve a Dios en cada persona que hasta hoy ha necesitado de su apoyo y a quienes se los ha brindado desinteresadamente, ya que este payaso se convirtió en un altruista y solo actúa en escenarios cuyos fines ayudarán a alguien más necesitado.
Faltarían páginas y letras para hablar de este hombre a quien sólo me interesa decir GRACIAS!! Porque aún cuando en la infancia sufrió de hambre, soledad, desprecio, pobreza al grado de tener que hurgar comida en los rincones menos inimaginables, hoy eres un Gran Clown, Señor Don Payaso, señor alegría, que si bien como a todo ser humano se le marchita momentáneamente, has sido capaz de seguir brillando y ayudando.
Llegando a este punto quiero contarles que hace mucho que no veo a Chimuelín, y es que José Andrés no le ha dado vida desde hace tanto tiempo de manera casi obligada, puesto que debo decirlo, el arte del payaso en México es menospreciado y generalmente a la gente le cuesta mucho trabajo pagar por un show. José tiene a su esposa y a su pequeña Dany, a quienes se ha entregado en cuerpo y alma desde siempre, teniendo que sacrificar incluso su pasión para poder sacarlas adelante. Espero pronto poder coincidir con él en otro escenario y que la vida le permita volver a hacer lo que más ama, darle vida a Chimuelín y con este poder ayudarse a sí mismo, como lo ha hecho con tantas otras personas.