La gente espera el momento de enjuiciar a los malandros
Francisco Rodríguez jueves 29, Nov 2018Índice político
Francisco Rodríguez
El muy mencionado general Sun Tzu, autor de El arte de la guerra, obra muy influyente de la estrategia militar que ha afectado a la filosofía occidental y oriental, dijo: “el general que avanza sin codiciar la fama y se retira sin temer la desgracia, cuyo solo pensamiento es proteger a su país y dar un buen servicio a sus soberanos, es la joya del reino”.
Dos mil años después, Gustave Flaubert escribió: se puede calcular lo que vale un hombre por el número de sus enemigos, y la importancia de una obra de arte por los ataques que recibe. Si un político es un Don Nadie, no hay quien lo combata. Tan simple como lo anterior.
Viene a cuento por la despiadada jauría que se ha encargado de deturpar las acciones y las propuestas del hombre de Tepetitán, alguien a quién todavía pocos entienden. A pesar de que al día siguiente de su triunfo todos los señores del dinero se le rindieron ofreciendo apoyo, hoy los mismos creen que ha llegado el momento de detenerlo. Infantilismo cleptocrático.
Se ceban sobre la desinformada clase media, desafortunadamente. Clavan sus lanzas en terreno fértil, pues nadie toma la pluma o el micrófono para explicar las verdaderas intenciones de quien llegó no sólo para asumir un gobierno destrozado y exprimido, sino para cambiar de régimen, de estilo, de sistema de mando en beneficio popular. Para restaurar un poder extinguido.
Es inconcebible que a estas alturas se pretenda no entender el verdadero significado de las consultas populares hasta ahora realizadas. Aparte de que una fue para parar los carros de vencedores sin escrúpulos, mercachifles del dinero que habían puesto sus condiciones para explotar nuevamente los recursos del pueblo…… Aparte de que la segunda fue para vindicar el carácter redistributivo del ingreso y poner en claro que las necesidades de los vulnerables van por delante de las de los ambiciosos, éstos todavía se dan vuelo con encuestas a modo que tratan de denostar el creciente apoyo popular que se tiene entre la población mayoritaria.
Los potentados se han calzado los huaraches de la batalla perdida de antemano. Siguen pensando que sus únicas armas, los medios de comunicación vendidos e infames, son suficientes para convencer al pueblo de que debe seguir mendigando y padeciendo. No se miden. Están pidiendo, gritando, su propia liquidación.
México es otro, lo acaba de demostrar en las urnas. Lo demuestra frecuentemente en cuanto análisis demoscópico desinteresado hace cualquier analista. Lo confirma quien se tome la molestia de platicar diez minutos con la gente de la calle. Nadie está dispuesto a seguir siendo pasto de la miseria. Todo mundo va a apoyar al de Tepetitán, pésele a quién le pese.
Y el general sigue avanzando sin codiciar riquezas y sin temer los sinsabores, sólo piensa en el programa que se ha trazado. Es un camino que no tiene retorno. Y muy seguramente en la próxima consulta popular que se haga sobre la conveniencia de juzgar a todos los corruptos y desalmados empoderados, nuevamente triunfará la razón.
Con un agregado: muchos de los votantes a favor saldrán de las filas de los partidos de oposición, PAN, PRI, PRD y hasta el Panal, derrotados el primero de julio. Pues tanto panistas como priístas achacan con razón su desgracia a las pésimas acciones y pillerías de Calderón y Peña Nieto. Los dos, más los últimos tres presidentillos anteriores deben pagar por todos los abusos, por haber causado la desgracia nacional que padecemos.
No es posible que los potentados, hoy hipócritas defensores de los tenedores de afores que fueron esquilmados para garantizar una deuda externa de diez mil millones de dólares —pedida para obras ecológicas y metida en los ornatos del mega-aeropuerto de Texcoco— todavía crean que pueden ganar sobre la voluntad del respetable.
El nuevo fideicomiso público para administrar las Afores que quedaron y que no fueron absorbidas por Salinas, Hank y Baillères, entre otros que sacrificaron el ahorro popular para no invertir un quinto y sólo administrar la obra, se constituirá para resguardar los fondos del retiro laboral y alejarlo de las fauces pendencieras. Cuidar lo que queda, y después recuperar lo robado.
Son cuatro billones de pesos que hay que proteger de las codicias de los potentados. Aunque ellos digan, a través de sus textoservidores que ese anuncio, más la cancelación de la obra faraónica que les iba a reportar beneficios menores a los trabajadores dentro de 25 años, hayan causado el desplome en la popularidad del tabasqueño.
Aunque ellos, los mercenarios del dinero digan que esas acciones, más la intención de acabar con las usuras de los bancos extranjeros, un robo en despoblado en el rancho grande, “causen la baja en el precio del petróleo, la crisis de la Bolsa de Valores y el desastre del peso”. Todo lo manejan y lo quieren seguir manipulando ellos.
Quieren asustar con el petate del muerto que todavía no está enterrado: le faltan unas horas. Más que oraciones mortuorias suenan a escándalo de plañideras. Por ahí no van a ningún lado. Aunque ellos presuman que todavía traen atrás de sus caravanas a sus ejércitos de guaruras cuidándoles su torturada calma. La gente espera el momento de enjuiciarlos. A todos.
Afortunadamente, las decisiones del exterior sobre las nuevas inversiones en el país no dependen de los prestanombres. Ellos sólo son los usados de ocasión. Tampoco dependen de la proverbial rendición del poder formal a los inescrupulosos del dinero mal habido a través de moches y prebendas punibles. Eso es harina de otro costal.
Si los presidentes que hemos tenido han formado parte de ese coro, se han uncido al cabús de la tragedia, eso no es culpa del pueblo, sino de las frágiles agarraderas de su voluntad. Este es un tiempo nuevo. Quien no lo haya entendido así tendrá que pagar las consecuencias. Así se trate de los convocados al nuevo régimen que ponen cara de quien ve llover.
Por fortuna, también, el nuevo mandatario de México fue electo simple y sencillamente, para resolver las exigencias más apremiantes del pueblo: acabar con la sangría de inseguridad y borrar del mapa la corrupción rampante. Trescientos mil asesinados y desaparecidos, más setenta millones en la pobreza real, no pueden esperar.
Si los magnates esperaban otra cosa, es su problema. No podrán caber en este país, al mismo tiempo, los genuflexos del dos de julio convertidos hoy en chacales que claman venganza contra el Electo. No se puede mamar y dar topes. Aquí ya no se puede.
Así que ¡a la báscula! Que pasen lista en el tribunal de la conciencia los verdaderos enemigos de la patria. La gente ha esperado pacientemente durante décadas el momento de enjuiciar a los malandros.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Quien se va a quedar con las ganas de recibir una medalla en la Casa Blanca es, sin duda, Luis Videgaray, quien se ha desempeñado como un experto secretario de Relaciones Exteriores del gobiernito de Donald Trump. Y es que si Enrique Peña Nieto arguye que la condecoración del Águila Azteca para Jared Kushner es por los servicios que ha prestado a México, lo mismo podría justificar la Medalla Presidencial de la Libertad (en inglés: Presidential Medal of Freedom) para el ex secretario de Hacienda: por los enormes servicios que, sin lugar a duda, ha prestado a los Estados Unidos. Ya veremos algún día el contenido del llamado T-MEC para confirmarlo.
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