Se roban a los héroes
¬ Salvador Estrada martes 27, Nov 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
Las estatuas de los héroes de la República Juarista, que se colocaron a lo largo de Paseo de la Reforma, que fueron el atractivo visual de enorme y bella avenida desde finales del siglo XIX, hoy son codiciadas por los rateros o los indigentes.
Hasta el momento, uno solo de esos delincuentes ha caído en manos de la policía a quien, por indicaciones de los derechos humanos, no se le ve el rostro, se le cubre en la prensa con una raya negra o se desfigura en internet.
Y esta vacilada no permite a los ciudadanos identificar a ese maloso, que quizá lo atracó o lo robó en un cajero automático, por lo cual se le pone tache a los derechos humanos.
Esas estatuas, junto con las placas de su identificación, así como los “jarrones” que adornan la avenida son de bronce y por eso son codiciadas, por el precio que tiene ese metal en el mercado.
El primer robo fue el mes pasado. La estatua de Eustaquio Buelna, que fue gobernador de Sinaloa. La amarraron y la tiraron al suelo, y ya dañada de la cabeza ahí quedó cuando llegó la policía.
La segunda, que se querían robar fue la de Ignacio Mejía Fernández de Arteaga, la cual el ratero la quería llevar en un “diablito”, pero la policía lo sorprendió.
Pero los indigentes, dice la policía, son los que desean robarse las estatuas para venderlas como fierro, al igual que hacen con las alcantarillas. Así será el tamaño del hambre.
Sea como fuere, el robo de los héroes de la Reforma ya han aumentado y en uno de ellos se llevaron hasta la base de piedra “para no dejar huella”.
Pero “el colmo de la ley”, es que un sujeto se dedicó a robar las placas de identificación de los “patriotas del liberalismo juarista” y se llevó siete de ellas en siete robos y ¿qué cree? ¡lo dejaron libre! Ese robo no es un delito grave, dijo el juez.
El Paseo de la Reforma fue adornado en 1895 con 36 estatuas y Porfirio Díaz inauguró el conjunto histórico, que con el tiempo se incrementó hasta llegar a 77, entre las cuales se encuentran políticos, generales y científicos y ya no solamente los héroes liberales de la República, estatuas que nadie las ve ni las admira.
Ante este robo de “patriotas de bronce” las nuevas autoridades del gobierno de la Ciudad de México deberían entrar en acción y darles una manita de gato para dejarlas limpias y colocarles luz para también darle alumbrado así a esa avenida tan importante, que ahora tiene “luz fúnebre “ y no luce en toda su magnitud.
Y de paso, los diputados deben trabajar y legislar para que robar “placas históricas” o estatuas de héroes, deje de ser un delito no grave y se castigue.