Éxodo centroamericano
¬ Augusto Corro jueves 22, Nov 2018Punto por punto
Augusto Corro
Es difícil conocer la cifra de migrantes centroamericanos que abandonaron sus casas, tierras, sus lugares de origen.
Sólo podemos decir que se trata de miles de personas que huyen del hambre y de la violencia.
Hace varios años los migrantes únicamente tenían como meta los Estados Unidos, pues ese país les representaba la “Tierra Prometida”.
Para alcanzar el “Sueño Americano” tenían que salvar un sinnúmero de obstáculos.
Viajaban en grupos pequeños que tenían que usar caminos llenos de forajidos y de autoridades venales.
Los tiempos cambiaron. Ahora, las caravanas de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos la integran miles de personas. Entre ellas, un considerable número de niños.
Es precisamente la cantidad cada vez mayor de migrantes que buscan llegar a la frontera de México con EU, como primer paso para internarse en el país vecino.
El éxodo trajo como consecuencias el descontrol de las autoridades mexicanas, quienes no supieron qué hacer con la presencia numerosa de centroamericanos.
Primero, los recibieron a golpes en la frontera sur. Luego, en un acto reprobable fueron fumigados cuando dormían.
Como pudieron, los miles de migrantes llegaron a Tijuana después del largo viaje por la ruta del Pacífico. Quizás más cansada, pero con mayor seguridad que en los caminos del Golfo de México.
Se instalaron en Tijuana, Baja California. Ahí encontraron el rechazo de los vecinos y principalmente de las autoridades locales y estatales.
Se organizaron marchas de repudio contra los centroamericanos y los tijuanenses, no todos, sacaron sus instintos de odio a los extranjeros: xenofobia y racismo puros.
Poco a poco, el éxodo de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos se volvió un drama.
Las autoridad local dijo que no tiene recursos económicos para mantener la carga que representa brindar comida y hospedaje a los migrantes.
Del otro lado de la frontera, el presidente Donald Trump dijo que EU se encuentra en la misma situación que el gobierno tijuanense; y “no tiene las condiciones necesarias para recibir a miles de migrantes centroamericanos”.
¿Qué sigue? La incertidumbre total para los hondureños, salvadoreños y guatemaltecos. Es posible que los hombres traten de cruzar la frontera ilegalmente. ¿Pero las familias? ¿Las mujeres y niños? ¿Regresarán a sus lugares de origen a padecer hambre y violencia? ¿Cuál será la actitud de las autoridades federales?
No olvidar que también son muchos los perseguidos que buscan asilo político en México y en EU.
La realidad es que el éxodo de centroamericanos continuará con la posibilidad de que sean los habitantes de otros países los que formen sus propias caravanas y emigren.
El fenómeno social de las migraciones no es nuevo, pero sí cada vez son más los que se deciden a abandonar sus pueblos azotados por la pobreza y la violencia.
Los gobiernos latinoamericanos no quieren enfrentar el grave problema migratorio que amenaza con desestabilizar a la región. Parece que a nadie le interesa prevenir nuevas tragedias a la sociedad latinoamericana.
¿MOTÍN A BORDO?
En los círculos políticos se manejó la idea de un pleito entre los morenistas, que de ser cierto las consecuencias del mismo serían de pronóstico reservado.
Hablamos del líder del Senado, Ricardo Monreal, que dio muestras de independencia al irse por la libre en su iniciativa de ley en el asunto de las comisiones bancarias.
El simple anuncio provocó la caída de la bolsa y subió el precio del dólar.
No faltó quien pensara que la actitud política del senador Monreal marcaba la división, tan cacareada, de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
No fue así. Se dijo que el propio presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, le dio un fuerte jalón de orejas al zacatecano.
¿Se saltó las trancas Monreal? Lo dudo. El legislador conoce muy bien las reglas del juego. Sabe que la disciplina partidista se practica en todas las organizaciones políticas de derecha, izquierda y centro.
De otra manera se podría caer en el caos, como ocurrió en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde cada quien actuaba como le venía en gana.
¿Es sincera o denota rebeldía la actitud de Monreal? ¿Se encuentra resentido?
El senador Monreal perdió ante Claudia Sheinbaum la candidatura a jefe gobierno de la Ciudad de México por Morena.
Sin embargo, se disciplinó y aceptó la derrota tras amenazar, inclusive, con irse a otro partido o participar en la contienda electoral con una candidatura ciudadana.
En el presente, las circunstancias son diferentes. Como líder morenista en el Senado, Monreal tiene un poder importante que no cederá tan fácilmente.
La semilla del pleito ya fue sembrada. Vamos esperar los resultados.