Avergüenza esta Suprema “Corta” ¿de Justicia?
Francisco Rodríguez jueves 8, Nov 2018Índice político
Francisco Rodríguez
El apego por lo kitsch, el gusto procaz por el pasado casi siempre es naif, ingenuo, y tiende a transformarse en camp, el drama involuntario que se convierte en ridículo y, como todo, acaba por ser trivia, bufonesco, insustancial, oneroso, pesado. Es el retrato actual de la Suprema Corta ¿de Justicia?, un resumidero de las vergüenzas.
Todo esto puede ser aplicado sin recato al Tercer Poder de la Federación, un catálogo de conceptos y del lenguaje de la postmodernidad. Adjetivos que adquieren su objeto cuando se aplican al funcionamiento real de una institución noble de origen y demasiado perversa en su funcionamiento. La cloaca de la descomposición social.
No nos engañemos: la Suprema Corta, cabeza del Tercer Poder de la Unión, ha dejado de ser funcional al sistema, ha dejado de operar hasta para el mandato constitucional de ofrecer justicia pronta, expedita y efectiva a la población, se ha convertido en un paripé, en una broma chusca sin sentido, sin identidad…… sin apego a sus grandes tradiciones, sin obediencia a ningún parámetro de eficacia, honradez y transparencia en el cometido supremo de interpretar las leyes. Una cueva de hampones togados que luchan sólo por la sobrevivencia de injustas prebendas, de ingresos desproporcionados para sus ministros; ha llegado a ser un fardo más pesado que cargar una vaca en brazos.
Es difícil para el ciudadano común recordar algún pasaje, alguna sentencia, pronunciamiento, intervención que redunde en dejar a salvo las garantías individuales y sociales del mexicano. Sus sentencias, casi siempre a modo del peor de los postores, han hecho un catálogo del clientelismo corporativo, del ajuste de la ley a los poderosos, del servicio a los truculentos, a los mercachifles y a los abusivos.
De aquélla Suprema Corte que defendió en el pasado los derechos soberanos y el patrimonio público ya no queda absolutamente nada. Es sólo una carísima bolsa de trabajo para los peores huizacheros, aquéllos que se ponen al servicio del único poder que reconocen, el poder del dinero.
Un costosísimo asiento de poderes confabulados, un búnker de recomendados, tortuosos e ignorantes que, en su gran mayoría usan el mazo de la justicia para endurecer las contradicciones de la desigualdad, los precios de las sentencias, los resultos de los acuerdos ignominiosos. Una vergüenza nacional e internacional.
Su composición actual es un resumidero de personajes perfumados que revela las influencias del zedillato, del salinismo, del calderonismo y del peñato. A raíz del golpe judicial del felón Zedillo, que en 1994 redujo el número de sus integrantes a once para controlarlos mejor, a la fecha, no ha cambiado nada. Al contrario, se ha acentuado su incompetencia.
Y ése no es el mayor oprobio. El descaro sobrevino cuando el sedicente abogado Humberto Castillejos Cervantes, dizque Consejero Jurídico de Peña Nieto, tuvo el cuajo de rellenar sus asientos con primos y ex patrones favoritos obviamente togados, para que fueran dóciles ministros de la abyección total.
La Suprema Corta se ha convertido en un negocio de indiciados. Casi todos sus miembros se han hecho acreedores al juicio público por sus demoledoras sentencias a favor de los renegados. No tardan en salir los trapitos al sol, cuando el nuevo régimen deba pasar por esas horcas caudinas para defender su misión.
Valuados en decenas de millones de pesos, los ingresos mensuales de los infaustos togados tienen el morro de preparar auténticas asonadas jurídicas contra la austeridad propuesta. Mientras reciben pingües beneficios…… por la decisión de haber llenado la ciudad y las zonas metropolitanas del país de mega edificios alquilados a grandes precios y toda suerte de enseres y provisiones superfluas para mejor proveer a sus aviesos fines, a sus torticeras intenciones.
Asentado sobre un megapulpo inmobiliario, con fastuosas residencias y edificaciones rentadas por coyotes que se llaman políticos en ejercicio, del tipo de Emilio Gamboa Patrón, dizque ex líder del Senado, en realidad cagancho de Humberto Castillejos Cervantes, y de otros innombrables…… la Corta paga mensualmente generosas rentas y comisiones sobre moles de varilla, cristal y cemento adjudicadas sin licitación alguna y a precios fijados de consuno con propietarios y coyotes locales descastados e infames. La mayoría de ellos al servicio de expedientes dormidos, legajos inservibles y auditorios que demandan mejor fin.
Es el derroche fantasmagórico. No pasa desapercibido a ningún observador que los complejos inmobiliarios rentados por la Corta, edificios de más de veinte pisos de altura sobre nuestras vías primarias, exceden las pobres necesidades de este inexistente poder republicano. Son auténticos monumentos a la corrupción. Palmarias demostraciones de lo insulso.
Su delito consentido, el prevaricato, es decir la colusión de los jueces para otorgarle la razón al culpable. Los litigantes de toda ralea ya conocen el camino: sobornar a los que sí trabajan, los secretarios de acuerdos, los proyectistas de las sentencias que someten a la firma fácil de los obsecuentes ministros lo acordado para ser convertido en jurisprudencia, en res iudicata, en la intocable verdad de su justicia.
En la Corta se compran marcas de origen, candidaturas independientes, resoluciones en favor de los derrotados en las contiendas cívicas, amparos para narcotraficantes, salvoconductos para defraudadores y ladrones del presupuesto popular, protecciones a raudales para enemigos de la patria, y lo que usted guste ordenar. El menú es inabarcable.
Tan es así que el presidente de la Corta controla absolutamente el Consejo de la Judicatura Federal donde se procesan todos los nombramientos para juzgados, tribunales, circuitos, colegiados y unitarios de nivel federal y por si fuera poco la llamada Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Benito Mussolini se hubiera sentido humillado ante tal despropósito. Pero como México no hay dos.
Por eso, casi a nadie le extrañó que en días pasados el ínclito jurisconsulto, ex empleado de Televisa, ex embajador en Estados Unidos, don Eduardo Medina Mora, convertido en ministro por Humberto Castillejos Cervantes, su antiguo lacayo en la PGR, extendiera cobijo y amparo a Enrique Peña Nieto, su compadre, para blindarlo……de cualquier acusación de corrupción que alguien intente, no sólo el gobernador de Chihuahua, contra Su Majestad dentro de 25 días que cuelgue los bártulos. Una decisión esquizofrénica, transexenal y violatoria en extremo de todas las leyes del cielo y de la tierra. Pero pasó en la Corta, y ésta es infinitamente generosa con sus valedores.
Fue una sentencia que en unos minutos dio la vuelta al mundo jurídico, un foro avergonzado e indignado, que de inmediato pidió ambas cabezas para el juicio popular, ése que irremediablemente tendrá que aparecer cuando nos demos cuenta exacta en las sucias manos en que nos encontramos.
El Tercer Poder de la Unión, la Corta ¿de Justicia? y sus lapas judiciales de la Federación, requiere una revisión a fondo. No hay necesidad de crear más organismos supervisores, es necesario imponer de una vez por todas la honradez por encima de los traficantes de la ley.
El cambio urgente del país requiere limpiar estos establos de la vergüenza.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Antes de que termine noviembre, Enrique Peña Nieto tendrá que enviar al Senado de la República la terna de la cual saldrá el nombre del nuevo ministro de la SCJN, quien sustituirá a José Ramón Cossío. Éste concluye su periodo de 15 años. Y apenas inicie enero de 2019, habrá de elegirse al nuevo presidente del Tercer Poder –también de la Judicatura Federal—, al llegar a su término el mandato de Luis María Aguilar. En el mes de febrero, cuando termine su periodo la ministra Margarita Luna Ramos, AMLO será quien envíe la terna. ¿Dejará de avergonzarnos esta Corta ¿de Justicia?
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