Las desgracias colectivas
¬ Augusto Corro miércoles 7, Nov 2018Punto por punto
Augusto Corro
Vivimos tiempos difíciles. Las desgracias colectivas se multiplican y el sufrimiento humano pocas veces es atendido.
Si bien es cierto que los daños de los fenómenos naturales difícilmente se evitan, existen otros problemas, como el migratorio, que podría solucionarse, pero nadie lo intenta.
En esas condiciones la sociedad latinoamericana llegó a una situación de desamparo total.
Si se trata de las tragedias derivadas de los terremotos, la población tiene que enfrentar, con sus propios recursos, la fatalidad.
Cuando se trata de los daños provocados por los huracanes, la sociedad también hace lo mismo.
El conflicto migratorio que afecta a los centroamericanos empezó a generarse hace muchos años y ningún gobierno se empeñó en frenarlo.
En el presente, las caravanas de miles de migrantes son una realidad que, sin duda, altera la convivencia social. Quienes abandonan sus lugares de origen buscan mejores condicione de vida en otras latitudes, donde pocas veces encuentran una respuesta favorable.
Así ocurrió durante muchos años. Y fue Estados Unidos (EU) la meta más importante de los migrantes que huían de la pobreza.
Ahora, son más las necesidades que obligan a los centroamericanos y mexicanos a huir de sus países. Ya no se trata únicamente de dejar la pobreza, sino de salvar la vida.
La delincuencia se encargó de sembrar el terror y erigirse en la dueña de vidas y haciendas. Son las bandas de hampones los encargados de administrar la justicia.
Y los migrantes forman las caravanas no solamente de gente en busca de empleo, sino de familias que huyen de los delincuentes.
Es digna de consideración la crisis que viven los miles de centroamericanos que decidieron incursionar en territorio mexicano para llegar a EU, a pesar de la mala fama de nuestras policías y del peligro que representa la delincuencia organizada.
En épocas pasadas, México tenía fama de ser un país amigable, donde los perseguidos políticos recibían asilo y todos los extranjeros eran atendidos con cortesía y buenos tratos.
En el presente, los mexicanos tenemos la oportunidad de recuperar esa imagen de buenos anfitriones. Sobre todo mostrarle al mundo que sabemos ponernos en los zapatos de aquellos que son víctimas de la desgracia. El problema de la migración cada vez será mayor. Más caravanas de migrantes llegarán a nuestro país para quedarse o en ruta hacia EU. Nuestra obligación es brindarles un trato digno. ¿Usted qué opina amable lector?
LISTO, EL PLAN DE SEGURIDAD NACIONAL
De acuerdo con la información en diferentes medios, el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya tiene listo el Plan de Seguridad Nacional. El presidente electo se reunió ayer con los funcionarios que se encargarán de aplicar la estrategia de pacificación.
Por lo pronto, el futuro secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, dijo que el gobierno no comprará armas, ni gastará en tecnología.
Señaló que el Estado mexicano cuenta con suficiente capacidad tecnológica y de armamento.
Explicó que dicho plan ya está definido y que y que dividirán al país en 266 regiones, de las cuales 40% son de alta incidencia delictiva. Se distribuirá el estado de fuerza con la que actualmente cuenta el gobierno federal. El citado plan se presentará en el transcurso de esta semana.
Se trata de uno de los temas más importantes a resolver por parte del nuevo gobierno que presidirá López Obrador. En gobiernos anteriores y en el presente, fueron un fraude las estrategias contra la delincuencia organizada.
La estrategia fallida de Felipe Calderón sólo dejó miles de muertos, desaparecidos, huérfanos y viudas.
Se pensó que el presidente Enrique Peña Nieto cambiaría el plan, pero no lo hizo. Los delincuentes se multiplicaron. La cifra de personas asesinadas creció, incontenible.
Esperemos que esas estrategias erróneas ni siquiera vuelvan a mencionarse. Ahora México se encuentra convertido en una fosa clandestina mayúscula y cada día se descubren más y más cadáveres.
La espiral de violencia que azota al país amenaza con incrementarse ante la ineptitud de las autoridades para frenarla y erradicarla.
Las acciones delincuenciales se registran diariamente en asaltos, secuestros, extorsiones y asesinatos. En los últimos años se agudizó el delito de feminicidio. La corrupción de nuestras autoridades y de las policías propiciaron un clima de impunidad que agravó la situación, ya de por sí difícil en la lucha contra la delincuencia.
Las autoridades que asuman el poder el próximo uno de diciembre tienen la responsabilidad de traernos la seguridad y la paz perdidas hace varios años.