Nayarit también cuenta
¬ Salvador Estrada martes 6, Nov 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
Llegaron a la Ciudad de México, procedentes de Honduras, después de caminar más de mil kilómetros, los primeros migrantes de la caravana del dolor que anhelan arribar a Estados Unidos en busca de “una vida mejor”.
El hambre, el desempleo y la violencia impulsaron a las familias hondureñas a dejar su país porque ya no resisten más esa “vida” y decidieron ingresar al “éxodo del dolor”, con la ilusión, la esperanza de “vivir en Estados Unidos” y tener trabajo, casa, vestido y sustento, como lo piden en sus oraciones.
Con los pies adoloridos y ampollados, algunos descalzos, fatigados y sudorosos, casi mil hondureños arribaron a la Ciudad Deportiva, para pernoctar en el estadio Jesús Martínez, “Palillo”, en donde las autoridades de la Ciudad de México los atendieron con alimentos, ropa y les proporcionaron cuidados médicos. Las mujeres y los niños se quedaron en “grandes carpas” para ser atendidos.
Además, impartieron “talleres” para informarles de los requisitos para tener calidad de refugiados o contar con visa y quedarse a trabajar o si lo desean regresar a su país.
La solidaridad de los mexicanos, algunos la llaman caridad cristiana, se vio reflejada en las poblaciones por donde pasaban. Los habitantes de esos lugares caminando a su paso les daban comida, agua, ropa, fruta o dulces, todo lo que podían otorgarles.
A La Villa de Guadalupe llegaron a la Casa del Peregrino, los primeros hondureños y ya se pide ayuda para ellos en el Deportivo Miguel Alemán, donde se instaló un centro de acopio a fin de que los “buenos samaritanos” lleven, ropa en buen estado, calzado, agua y alimentos no perecederos.
Se calcula que lleguen a la capital más de 5 mil centroamericanos, ya no sólo hondureños, sino también guatemaltecos y salvadoreños, que han conformado cuatro caravanas que caminan en Veracruz, Puebla y Oaxaca.
Están ansiosos por llegar a la Ciudad de México y desde aquí, ya descansados, iniciar su larga caminata hacia las ciudades fronterizas con Estados Unidos. Sin visa, sin documentos, sólo con la ayuda de Dios. Todos creen que van a cruzar hacia Estados Unidos, si n saber que el presidente Donald Trump no los quiere dejar pasar y ha amenazado con ponerles a los soldados en la frontera para ahuyentarlos. ¿Balas de goma, gases lacrimógenos o macanazos?
Pero los centroamericanos no son los únicos que pasan penurias, también la sufren los nayaritas, que viven en municipios cercanos a la costa, a causa del huracán “Willa” que arrasó casas, con todo el mobiliario, calles, postes de luz y los dejó sin agua y sin cosechas y sin alimentos que llevarse a la boca.
También los nayaritas deben ser atendidos con la misma solidaridad que a los centroamericanos, pero su gobernador se hace pen…sativo y no les proporciona ayuda y los deja en el desamparo y claman ayuda y aguantan estoicos. El gobierno federal debe entrarle al quite, pero como ya se va ¿le hace al tío Lolo?