Jonathan Heat refuta a AMLO
Roberto Vizcaíno jueves 1, Nov 2018Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Considerado por sus pares como uno de los mejores analistas económicos de y en México, Jonathan Heath, preparado en los más altos centros académicos del neoliberalismo económico fue noticia de primera plana hacia finales de septiembre pasado.
Por esos días, Carlos Urzúa, designado por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador como su futuro secretario de Hacienda, anunció que Heat sería propuesto como subgobernador del Banco de México en sustitución de Manuel Ramos Francia, quien deja el cargo el 31 de diciembre próximo.
La intención obvia es la de que, una vez que asuma la Presidencia, AMLO lo impulse para que a finales del 2021 a su vez releve al gobernador del Banco de México Alejandro Díaz de León.
Con más de 30 años de experiencia en el análisis de la economía nacional, y sus perspectivas Heat ha trabajado construyendo modelos macroeconométricos para el gobierno mexicano y Wharton Econometrics al tiempo que ha sido profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, la Universidad Panamericana, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Anáhuac, la Universidad de las Américas y en la Universidad Iberoamericana.
Heat es doctor en Economía por la Universidad de Pennsylvania.
Avalado por todo esto, el prospecto de López Obrador a ser gobernador del Banco Central de México escribió ayer lo que podría considerarse la primera gran crítica interna dentro del círculo más cercano de Andrés Manuel López Obrador a la cancelación del NAICM en Texcoco y a otras intenciones de su gobierno.
Análisis demoledor
En su artículo regular que publica en el diario Reforma, bajo el encabezado de PULSO ECONÓMICO y un cabezal que indica: Comienzo difícil, Jonathan Heath no deja nada al desperdicio sobre lo que él considera abiertamente como algo incomprensible, respecto de una serie de decisiones tomadas por su virtual jefe:
“Todo apunta hacia un comienzo sumamente difícil para el nuevo sexenio.
Las políticas fiscal y monetaria serán restrictivas, tardará en arrancar la inversión pública y se irán funcionarios experimentados que no serán reemplazados, mientras que los que se quedan ganarán menos.
El sector privado estará observando, invirtiendo a cuenta gotas ante cambios agresivos y poco alentadores en las reglas del juego.
Si de por sí casi siempre hay menos crecimiento en el primer año de gobierno, ahora apunta a una desaceleración todavía mayor.
“El nuevo gobierno ha reiterado su intención de tener un presupuesto balanceado, con superávit primario y con una profunda revisión del gasto.
Además de sus proyectos insignia de «Jóvenes Construyendo el Futuro» y de «Pensión Universal para Adultos Mayores», el gobierno habla de una reasignación masiva de secretarías e inversiones como el Tren Maya y la refinería en Tabasco.
El presupuesto no solo contempla estos programas, sino además tendrá que lidiar con un gasto para pensiones cada vez más grande y un costo para el servicio de la deuda creciente.
Aunque habrá recortes en muchas áreas como en los salarios y prestaciones de funcionarios, queda claro que no habrá mucho margen de maniobra.
“Sin embargo, el nuevo gobierno no se está ayudando. Busca complicar un escenario ya de por sí bastante complicado. Uno de los problemas mayores que enfrentará serán los ingresos públicos limitados.
Pero una buena parte de sus propuestas van a limitar todavía más los ingresos. Ante una plataforma petrolera disminuida, ha dicho que dejará de exportar petróleo para refinar en casa, lo cual va a disminuir los derechos por la exportación y hará que suba el costo de producir gasolina. Ha dicho que bajará el IEPS a la gasolina, lo cual implica menos ingresos por impuestos indirectos y pudiera causar el regreso de subsidios. Va a reducir drásticamente el IVA y el ISR en la zona fronteriza, lo cual significa menos ingresos tributarios. Ante estas propuestas, va a tener que limitar todavía más el gasto.
“Lo confuso de muchas de estas propuestas no es tan solo el hecho de que provocarán una disminución en los ingresos públicos, sino que son medidas dirigidas a apoyar los que tienen más ingresos.
Si baja el precio de la gasolina, estará apoyando a los que tienen automóviles, en perjuicio de los que no les alcanza dicho lujo. Va a disminuir los impuestos en la zona fronteriza del País, que es una de las regiones más prosperas y menos pobre. Si va a reducir el IVA y el ISR, ¿por qué no hacerlo en las zonas marginadas del país, especialmente en el sur?
“La cancelación del NAIM no solamente implica tirar a la basura una cantidad enorme de recursos ya invertidos y crear costos adicionales en la recisión de contratos, sino además significa eliminar un flujo futuro de ingresos muy significativo al ya no contar con un aeropuerto que hubiera sido un «hub» muy atractivo.
El financiamiento que se necesitaba para concluir el NAIM podría haber sido aportado en su totalidad por el sector privado, mientras que ahora el nuevo gobierno tendrá que utilizar sus propios recursos para construir las dos pistas adicionales y adecuar los tres aeropuertos existentes para un uso mayor.
“Todo lo anterior implica una política fiscal muy austera, pero no sólo de un menor gasto, sino también de un impacto negativo sobre la actividad económica, especialmente en el primer año de gobierno. Recordemos que después de tres años de crecimiento promedio anual por encima de 4.0 por ciento (de 2010 a 2012), en el primer año de este sexenio crecimos tan solo 1.35 por ciento.
La desaceleración tan marcada fue provocada por un esfuerzo de consolidación fiscal (menos ambiciosa que la actual), junto con un subejercicio del gasto ante la inexperiencia del nuevo gobierno para ejercer los recursos a su disposición. Para 2019, promete ser todavía más difícil echar andar la maquina del gasto con menos funcionarios y menor experiencia.
“Mientras tanto, la Reserva Federal continuará subiendo su tasa monetaria. Si todo va como planeado, es probable ver aumentos de por lo menos 100 puntos base adicionales. Sin embargo, si se presentan presiones inflacionarias en Estados Unidos, será posible ver incrementos mayores. Eso pondrá una restricción adicional a la política monetaria de nuestro país, ya que será sumamente difícil disminuir tasas aquí si allá siguen subiendo”, enumera.
Y concluye con dos palabras que advierten lo peor:
“Pinta difícil”.
Yo creo que, con este demoledor análisis, Heat no sólo le acaba de tirar el cargo de próximo gobernador del Banco de México a la cara a López Obrador, sino que está advirtiendo que el próximo presidente ni sabe nada de economía, ni tiene idea de que sus decisiones y propuestas no tienen más sustento que sus ilusiones y la fantasía.
¿Qué van a decir, explicar López Obrador, Carlos Urzua y ese pelmazo que está resultando ser el ingeniero Javier Jiménez Espriu? ¿sus otros defensores, quienes ayer se batieron casi a muerte en el Senado y en los medios?
Heat es hasta hoy la propuesta de AMLO para ser gobernador del Banco de México. Tremendo caso. ¿Lo va a bajar? Se vería pésimo, aunque ya sabemos que a López Obrador no le importa hacer cosas que se vean mal.
Otros escenarios
Los pronunciamientos de anteayer de Federico de la Madrid, titular de Turismo, prendió la imaginación de algunos quienes comenzaron a construir supuestos escenarios posibles dentro de este momento excepcional que vive México.
Su señalamiento de que podría haber otras soluciones alternas a la cancelación del NAICM por parte de López Obrador, llevó en forma natural a considerar la posibilidad de que, en los siguientes 29 días que le resta de transitar a Enrique Peña Nieto por la Presidencia de la República, sumados a la enorme irritación provocada en los capitales nacionales y extranjeros por la medida lopezobradorista, podría derivar en una concesión de la obra a la IP.
Muchos afirman que 15 o 20 días bastarían para integrar y formalizar un proceso de concesión del NAICM a inversionistas privados de tal forma que AMLO llegaría a la Presidencia con una obra en curso en manos de capitales privados.
Si López Obrador decidiera entontes cancelar ese proyecto tendría que nacionalizarlo, estatizarlo, confiscarlo, y eso sería oootra cosa.
Iniciaría como un gobierno tipo Hugo Chávez.
Pero, bueno, son puras especulaciones, ¿no?
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