Rounds de sombra
¬ Augusto Corro lunes 17, Ene 2011Punto x Punto
Augusto Corro
Antes de subirse oficialmente al ring de la política, el líder electo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Humberto Moreira, realiza, a partir de ya, rounds de sombra y logra sacar de sus cabales al gabinete de funcionarios panistas.
El arma que esgrime el nuevo dirigente, quien tomará posesión como presidente del PRI en marzo, es la verdad. Y ésta, cuando se dice sin cortapisas y de frente, duele más que una patada atizada en la parte más sensible del cuerpo humano.
De esta manera, Moreira lanza buscapiés a quienes tendrá que enfrentar próximamente en la lucha por la sucesión presidencial que, de entrada sea dicho, el Partido Acción Nacional va perdiendo ante sus adversarios. Por lo menos, en los otros partidos políticos ya se vislumbran los candidatos y los azules siguen entrampados.
El dirigente priista, según su estilo, deja entrever que no dejará títere con cabeza de los funcionarios públicos que integran el equipo de Felipe Calderón Hinojosa, porque tienen una cola muy larga que crece y aflora cuando se agudizan las pugnas políticas.
Para empezar, Moreira se apoya en la verdad y en algunos casos, en los historiales tristes de los flamantes funcionarios del gabinete calderonista que no ata ni desata y esto le facilita más su tarea. Sin embargo, debe entenderse que aún no saca a flote todas las irregularidades cometidas por los azules.
Hay asuntos pendientes que tarde o temprano tendrán que salir a la luz pública para someterse al escrutinio de una sociedad que se encuentra harta de mentiras y de demagogia barata ya pasada de moda en otros sexenios, pero que los panistas utilizan todavía sin el mínimo rubor.
Por eso, la actuación de Moreira les provoca escozor a los panistas. Por ejemplo, todo mundo sabe del papel de rijoso que desempeña el secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, y de sus acciones como promotor para desaparecer Luz y Fuerza del Centro (LyFC) que dejó sin empleo a miles de trabajadores. Esto se dice fácil, pero es importante tomar en cuenta que ese alarde de poder gubernamental se registró en el cacareado sexenio del empleo.
Para empezar, el dirigente priísta acusa al gobierno panista de incrementar el número de pobres en México. Lozano Alarcón contesta que Moreira es corto de memoria, porque esos problemas ya se padecían con los gobiernos priístas.
Y el líder del Revolucionario Institucional en un juego de palabras dice lo siguiente: “Para Lozano, lo sano es que no hable; él habla del pasado y él formó parte de ese pasado; su barriguita se llenó de salario de ese pasado del que habla; él estaba trabajando en ese pasado”. Pues sí, el secretario del Trabajo formó parte, en un tiempo, de las huestes priístas. Y como se dice coloquialmente, tiene cola que le pisen.
El virtual dirigente del PRI responsabiliza al titular de Educación Pública, Alonso Lujambio, del fracaso en la política educativa y se refiere a él como el secretario “cohetero”, al recordar que el gobierno federal le asignó la organización de los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución.
“Yo lo que le digo a Lujambio -señala el priísta- es que no sea tan pequeño de mente. Teatro, el que él montó y que montaron con los festejos, pero se le cebaron los cohetes”.
Y así para cada funcionario tiene una respuesta atinada que golpea el hígado de sus adversarios. En el caso del secretario de Gobernación, quien también culpa al priísmo pasado de los males que aquejan a los mexicanos, recibe la respuesta de Moreria: “Debería responder a millones de pobres y jóvenes sin oportunidades, en lugar de poner una cortina de humo a los problemas del país con críticas al viejo régimen”.
El propio dirigente afirma que los panistas estaban acostumbrados a que nadie los cuestionara por sus errores, sus fracasos en las políticas públicas y las cifras maquilladas con las que pretenden engañar a la población.
“Ahora alguien opina y ellos se radicalizan, su intolerancia sale a flote; tienen la piel muy sensible, son montoneros, pero para todos tengo”, agrega. También califica al gabinete actual de “nini” -pues ni saben ni pueden-.
Moreira plantea, definitivamente, una manera de hacer una política más activa. Se nota a leguas, el contraste con la pasividad de Beatriz Paredes, que siempre sostuvo relaciones dóciles, por decir lo menos, con el gobierno panista. La mujer del huipil no logra vencer a los candidatos aliancistas. El PRI pierde Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Por cierto, en los dos primeros estados la corrupción y la impunidad alcanzan su máxima realización.
El nuevo líder priísta, bien asesorado, se da cuenta que es importante reconstruir al Revolucionario Institucional con los pilares que siempre lo sostuvieron, como son, en este caso, las organizaciones obreras. Estas fueron desdeñadas por la partidocracia que limitó su presencia de representantes populares en el Congreso de la Unión.
Por eso, en su visita al Congreso del Trabajo, el presidente de este organismo y de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Joaquín Gamboa Pascoe, reclama que el PRI ha dado un trato desigual a los trabajadores, pues al sector obrero sólo le dio 8 curules, mientras que al popular 45 y al campesino 80. Si Moreria logra echar a caminar esa fuerza, que a pesar de ser tan poderosa ha sido ninguneada, el Revolucionario Institucional habrá dado un paso muy importante: la resurrección de la clase obrera.
Sin embargo, el camino de Moreria se antoja muy largo, sinuoso y lleno de obstáculos. En los primeros rounds de sombra logra puntos a su favor. Sabe que su adversario se encuentra en malas condiciones y que la lista de errores es mayúscula. Basta rascar un poco donde así lo decida para encontrar las fallas que tienen en la lona al gobierno calderonista.
Los panistas no se van a quedar quietos, con las manos cruzadas, para recibir las andanadas verbales del priísmo. Seguro que ya tienen en mente la estrategia para contrarrestar a Moreria y a su partido que, por principio de cuentas, el PRI va adelante, porque el que pega primero pega dos veces. ¿O no?