Brasil y su destino
¬ Augusto Corro martes 30, Oct 2018Punto por punto
Augusto Corro
Un fenómeno político en Brasil llevó a Jair Bolsonaro, un ex militar ultraderechista, a ganar las elecciones presidenciales.
El nuevo mandatario triunfó con un discurso violento que no augura un futuro de paz y justicia para los brasileños. En sus arengas elogiaba la homofobia, la misoginia, las propuestas neoliberales retrasadas y la reivindicación de la pena de muerte.
Brasil cayó, para empezar, en la incertidumbre política, económica y social. ¿Qué le espera al país más grande y rico del Cono Sur con un dirigente extremista?
Quizás estas frases emitidas por Bolsonaro ayuden a entender que clase de político es el flamante presidente que asumirá el poder el 1 de enero del próximo año:
“Las mujeres deben ganar menos porque se embarazan”. “Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. Prefiero que muera en un accidente a verlo con un bigotudo”.
“No hay riesgo de que mis hijos se enamoren de una mujer negra, porque fueron muy bien educados”.
“Un policía que no mata no es policía”. Los adversarios políticos de Bolsonaro lo calificaron de “fascista” o “racista”.
El pueblo brasileño, harto de la corrupción, delincuencia y crisis económica se inclinó por el ex militar para presidente, quien representó al Partido Social Laboral (PSL).
Bolsonaro obtuvo el 55.13% de la votación en la segunda vuelta, es decir un total de 57.7 millones de votos. El izquierdista Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores (PT) obtuvo 46.8 millones de sufragios.
¿Qué tan afectadas resultarán las causas sociales y progresistas en América Latina con la llegada al poder del ultraderechista Bolsonaro? Ya lo sabremos. Hoy, la incertidumbre se adueñó de Brasil.
UNA LUZ EN EL TÚNEL
Es posible que la caravana de migrantes hondureños se quede en la Ciudad de México. En las filas de los viajeros poco a poco se perdió el entusiasmo de ir a Estados Unidos (EU).
“Buscarán una integración a nuestro país”, declaró el activista y sacerdote Alejandro Solalinde, quien agregó que los migrantes podrían parar en la Casa del Peregrino de la Basílica de Guadalupe, la Plaza de las Américas y la Plaza Mariana. El asunto será planteado a las autoridades de la alcaldía Gustavo A. Madero. Hace varios días más de cinco mil hondureños entraron a territorio nacional con la idea de llegar a EU. El viaje, desde el inicio, estuvo lleno de obstáculos. Inclusive se registró el deceso de una persona.
Sin embargo, el pueblo de México, generoso y empático, les abrió los brazos a los hondureños y les ofreció comida y mantas. En contraste, las autoridades no se demoraron en evitarles el paso tampoco en gasearlos y fumigarlos.
En la Ciudad de México las autoridades se manifestaron más amables con los extranjeros y les alista ayuda humanitaria.
La crisis migratoria se agudizó en estos días porque los centroamericanos optaron por dejar sus lugares de origen debido a la pobreza y violencia que azota la región.
TRUMP, EL EXAGERADO
El problema migratorio se complicó porque el presidente de EU, el magnate Donald Trump, alertó de una emergencia nacional el que la caravana pretendiera llegar a su país.
El conflicto citado incluye a EU y los países centroamericanos. México, como paso obligado de los migrantes, se encuentra presionado por el gobierno estadounidense para que evite la llegada de las caravanas de extranjeros a la frontera norte, algo que se antoja imposible.
Sólo que Trump aprovechó el problema para darle un tinte electoral, pues el próximo 6 de noviembre se efectuarán elecciones intermedias en el vecino país.
Y que mejor ocasión para que el magnate de la construcción les mandara señales a sus seguidores que sigue en pie la lucha contra los extranjeros, su dosis cotidiana de xenofobia.
Desde el mes de abril y ante la “amenaza” de la llegada de indocumentados, fueron enviados a la frontera con México 2 mil 100 efectivos de la Guardia Nacional. Y el periódico The Wall Street Journal informó que el gobierno de Estados Unidos desplegará 5 mil efectivos del ejército en la frontera con México, concretamente a los siguientes estados: Texas, Arizona y California.
Militarizar esa faja fronteriza, según se dijo, debe entenderse como una medida de disuasión a las caravanas de migrantes que “intentan atravesar el continente hasta llegar a EU”.
Es posible que después del 6 de noviembre, Trump le baje el tono a sus conductas de exageración electorera.