Los retos de Mariano
Ramón Zurita Sahagún lunes 17, Ene 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Tlaxcala podría definirse como el estado más democrático, donde los ciudadanos viven y palpan la transición en todas sus manifestaciones, luego que los tres gobiernos electos más recientes han correspondido al PRD, PAN y PRI.
Es decir, que en 18 años, tres partidos distintos lograron la aceptación de los ciudadanos por sus respectivos proyectos, mostrando la gran madurez de los electores.
Lo anterior significaría un gran avance en materia democrática, que en esa entidad si se hace valer el voto y que es el ejemplo a seguir en el resto del país.
Eso que parece, a simple vista, una realidad en Tlaxcala no lo es en el terreno de los hechos, porque lo que sucedió en Tlaxcala es una muestra más de que las ambiciones personales de los políticos y la disputa del poder por el poder mismo de parte de los partidos rebasa todas las expectativas.
La realidad muestra que en Tlaxcala los tres gobiernos sexenales más recientes provienen del mismo tronco, ya que los tres gobernadores sucesivos mantienen vivo el sello del PRI en esa entidad.
Es cierto que el actual gobernador Mariano González Zarur (asumió el gobierno estatal el sábado 15 de enero) se mantiene dentro de las filas del PRI y que Héctor Ortiz Ortiz ganó bajo los colores del PAN y que Alfonso Sánchez Anaya lo hizo con los del PRD, pero también lo es que un mes antes de ser nominados por esos partidos, pertenecían a las filas del PRI.
Con esos antecedentes para el priísmo no fue difícil entender la fórmula para recuperar el gobierno estatal del que, además, proviene su todavía presidenta, Beatriz Paredes Rangel.
Evitar la ruptura con la nominación del candidato a gobernador y frenar la intervención de la dirigente nacional del PRI formaron parte de la estrategia que permitió a los tricolores recuperar ese espacio.
Por eso, el sábado que Mariano González Zarur tomó posesión del gobierno del estado buscó con su discurso encontrar el método de reconciliación entre los actores políticos.
Eso sí, irá con todo contra su antecesor en el gobierno estatal Héctor Ortiz, quien lo derrotó por diferencia de un puñado de votos seis años antes y cuyo gobierno resultó ser un desastre.
La reconciliación política en Tlaxcala se puede considerar una realidad, ya que el evento de Mariano contó con la asistencia de militantes ajenos al partido tricolor.
En el evento estuvieron diputados locales de la izquierda y de la derecha, el ex gobernador y hoy senador perredista, Alfonso Sánchez Anaya, su esposa la ex senadora y ex candidata del PRD al gobierno estatal, Maricarmen Ramírez.
También asistió el gobernador electo de Puebla, Rafael Moreno Valle, postulado por una coalición de derecha e izquierda y por supuesto la plana mayor del PRI, aunque se advirtió la ausencia de Enrique Peña Nieto.
Sí asistieron al ascenso de su compañero de militancia los gobernadores de Veracruz, Javier Duarte; Zacatecas, Miguel Alonso Reyes; Chihuahua, César Duarte; Campeche, Fernando Ortega; Puebla, Mario Marín; Tamaulipas, Egidio Torre Cantú; Aguascalientes, Carlos Lozano; Hidalgo, Miguel Osorio Chong y Querétaro, José Eduardo Calzada, entre otros y los electos de Hidalgo Francisco Olvera y Quintana Roo, Roberto Borge.
Otros personajes más fueron Manlio Fabio Beltrones, quien se llevó el aplauso de la tarde. Los ex candidatos presidenciales Francisco Labastida y Roberto Madrazo, los ex gobernadores de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán y Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz.
La presidenta del PRI, Beatriz Paredes y el presidente electo de ese partido, Humberto Moreira Valdés; el ex coordinador del Senado, Enrique Jackson, los dirigentes sindicales como el petrolero Carlos Romero Deschamps, entre la nutrida concurrencia.
En su discurso de toma de posesión, Mariano fue sumamente crítico con su antecesor Héctor Ortiz, por lo que anunció una etapa de renovación durante su administración para evitar corruptelas y opacidad practicas que deben quedarse en el pasado.
Dijo que instruyó a sus colaboradores para que sean minuciosos en la entrega recepción de las áreas de gobierno, para que sean transparente y se apeguen a la transparencia, ya que los subejercicios presupuestarios y la falta de proyectos son cuestiones inaceptables en su gobierno.
Fue enfático en señalar que el mal endémico que azotó al estado, la deshonestidad, queda erradicado y que su gobierno se manejará en una caja de cristal.
Dijo que su gobierno mantendrá relación y diálogo permanente con todos los partidos y corrientes políticas.
PAREDES, CON CHAMBA
Beatriz Paredes Rangel ya consiguió chamba para cuando deje la presidencia nacional del PRI, ya que Mariano González Zarur la invitó para presidir la fundación de conservación de Cacaxtla, la principal zona arqueológica del estado.
Paredes aceptó de inmediato, ya que durante su gobierno se le dio amplia difusión a la zona y se convirtió en un gran atractivo turístico.
EBRARD, EN GUERRERO
Marcelo Ebrard está mostrando ser toda una revelación como convocante de los seguidores perredistas, ya que en sus constantes visitas a Guerrero en apoyo del candidato de ese partido al gobierno del estado, Ángel Heladio Aguirre Rivero, las concurrencias son nutridas.
De esa forma, el jefe de gobierno del Distrito Federal sondea sus posibilidades de convertirse en candidato presidencial del partido del sol azteca.
Sin embargo, el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, critica la presencia de los gobernadores priístas en apoyo de su candidato Manuel Añorve Baños, cuando fue Marcelo el que inició la avalancha de gobernantes en esa entidad.
Ortega denunció que Ney González, Nayarit; Ivonne Ortega, Yucatán; Egidio Torre, Tamaulipas y Enrique Peña Nieto, Estado de México, son los principales estrategas de Añorve Baños y la campaña priísta en Guerrero.