Terratenientes especuladores
Freddy Sánchez jueves 18, Oct 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Trenes o aeropuertos. Ambas cosas, caramba, por qué no.
Incluso un tren bala, nuevas autopistas, más dobles pisos, amplias avenidas, estacionamientos y cuanto haga falta para seguir empujando la modernización y el crecimiento económico nacional.
Sobre todo, si con Andrés Manuel, al frente del próximo gobierno sexenal, se logrará la cuarta trasformación.
Así que adelante con las grandes obras de la ingeniería y la arquitectura que catapulten a la nación entre las grandes potencias económicas en el mundo.
Algo que esas formidables moles de concreto pensadas para la vivienda de lujo, oficinas multifuncionales e inteligentes y espectaculares tiendas mercantiles, ciertamente hacen creer ante la fascinación de la vista.
Y por lo mismo, que el gobierno por arribar a la Presidencia el próximo primero de diciembre, prosiga alentando el desarrollo urbanístico futuro con grandes dotes de ostentación y modernidad.
Pero, sólo una cosa, que por lo menos de ahora en adelante se incluya en los beneficios a la población en general y no solamente a los potentados cada vez más ávidos de seguir acumulando riqueza.
Bata entonces de “llenarles la bolsa” a los ricos oportunistas y voraces que parecen tener a su servicio a una caterva de burócratas sumisos y entreguistas, más que prestos a facilitar el crecimiento desproporcionado y sin mayor control ni previsiones de impacto ambiental de edificaciones inmobiliarias dentro y fuera de sobresaturadas zonas urbanas en el país.
Y todo ello, sin importarles cuántos millones de connacionales padezcan de problemas comunitarios derivados del crecimiento anárquico de grandes construcciones donde de sobra es sabido que se carece del adecuado soporte de infraestructura urbana, no sólo en materia de vialidades y de transporte, sino incluso de redes de servicios eléctrico e hidráulico, recolección de basura, además de la típica e irresuelta problemática del deficiente e insuficiente bacheo y pavimentación de calles y avenidas.
Así que, justo será que los planes para crecimiento inmobiliario en los años por venir, se adecuen a las necesidades reales de los usuarios actuales de los bienes y servicios de que se dispone en distintas zonas de las ciudades, anteponiendo el interés de los que ya ocupan dichos espacios, en vez de estar pensando irracionalmente en seguir incrementado la construcción de nuevas fincas de habitación o servicios, sin preocupación alguna en construir al mismo tiempo la infraestructura urbana necesaria en estos casos.
De modo que en el gobierno de Andrés Manuel, esto debe cambiar a como dé lugar.
Antes de la aprobación de nuevos desarrollos inmobiliarios es preciso garantizar que los inversionistas interesados en esos proyectos para la futura venta de inmuebles asuman de manera total o al menos en buena medida el costo de las obras urbanas de apoyo para esos fines.
Y más si consideramos que los ricos “vivarachos”, previamente a cualquier plan de expansión y transformación en alguna zona urbana de bajo nivel económico, se agencian a precios ínfimos una amplia cuantía de terreros, que después adquieren un valor sumamente alto, conforme con el dinero de los impuestos se procede a ampliar espacios de comunicación, dotar de nuevos servicios y en general crear las condiciones óptimas para el extraordinario éxito económico de esa clase de desarrollos inmobiliarios.
Cosa que autoridades corruptas favorecen con sus acuerdos administrativos, haciendo como que no ven los sesgados beneficios económicos que propician distintas obras públicas, planeadas y ejecutadas, en favor primordialmente de los intereses de constructores privados, que antes de ello, (gracias a sus “conectes” o complicidades con funcionarios pillos) suelen regularmente convertirse terratenientes especuladores.