Negrerismo republicano
Alberto Vieyra G. jueves 18, Oct 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El 17 de julio de 1861 y ante un Estado arruinado económicamente, Benito Juárez se vería obligado a decretar la suspensión de pagos de la deuda mexicana a las tres potencias europeas: Francia, Inglaterra y España. En ese año, la deuda mexicana ascendía a 80 millones de dólares. La paridad peso/dólar estaba al parejo, de tal forma que México les debía 80 millones de pesos, de aquellos.
El sueldo de Benito Juárez era de 3 mil pesos al mes, es decir, de 36 mil pesos anuales, pero eso después de que él logró para México la segunda independencia nacional expulsando a los franceses, tras fusilar en el cerro de las Campanas a Fernando Maximiliano de Hamburgo, enviado por Napoleón III para convertirlo en el segundo emperador de México.
Fueron cuando menos 4 años durante los cuales Benito Pablo Juárez García no percibió ningún salario. Las arcas de la nación estaban vacías y solamente dos o tres estados de la República tributaban a la nación.
Así que Juárez se vio obligado a gobernar sin dinero o mejor dicho a crear el nuevo Estado mexicano bajo una austeridad republicana jamás vista en México.
¿Por qué hago historia?
Mire usted, el que será el presidente número 88 de México, el populista y demagógico Andrés Manuel López Obrador se presenta ante los mexicanos como el presidente de la nueva austeridad republicana como un auténtico remedo de Benito Juárez.
¡Que disparate tan disparatado! No… mire usted, AMLO no le llega al Benemérito de las Américas, pero ni a los talones, comenzando porque es mercenario del poder con una infinita incapacidad intelectual y falta de oficio político que le impiden tomar decisiones por si solo y por lo cual tiene que recurrir a que la gente le diga qué tiene que hacer, como es el caso del Aeropuerto de Texcoco.
¡Qué pena! México lo eligió por 6 años, pero este no es capaz de actuar seriamente como el presidente de la República, menos como Benito Juárez.
Mi colega periodista, don Ángel Trejo Raygadas tiene una espléndida visión sobre el populismo de López Obrador y el abismo que hay entre él y Benito Juárez, al que quiere emular hasta viviendo en Palacio Nacional.
¿Es real la austeridad republicana que pregona demagógicamente López Obrador?
Ángel Trejo añade:
–No, es real en cuanto a la propuesta específica de evitar gastos excesivos del Estado, la burocracia y los programas de toda índole, sea asistencial, logística o infraestructural.
Sí, en cuanto al alto contenido demagógico de un proyecto político mediocre obstinado en parecerse a don Benito Juárez, quien emergió de dos sangrientas guerras civiles y de una invasión extranjera y supo crear un Estado moderno en México.
Ese fue el mayor mérito de don Benito como estadista y patriota, no su “austeridad republicana”, la cual fue inherente a las terribles limitaciones económicas de ese Estado incipiente. La austeridad de don Benito fue una imposición económica natural e inevitable, no un programa.
La de don Peje, quien ha vivido al menos 12 años continuos sin trabajar y con el probable financiamiento corrupto de gobernadores pri-perredistas y quizá también de los bolsillos de los ricachones de México, es sólo un discurso demagógico para curarse en salud y querer venderse como héroe nacional a futuro.
No pocos estudiosos del carácter han llegado a firmar en voz baja que AMLO es un clásico avaro, amante del negrerismo, que ha vivido eternamente de las arcas de algunos partidos políticos, tal como lo acaba de denunciar el presidente de la Cámara de Diputados Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega y no faltan achichincles de AMLO que han revelado que el presidente electo no quiere tomar un peso de los 160 millones que el gobierno federal le otorgó para los gastos de la transición gubernamental, ¡pero, aguas! Porque si no ejerce ese dinero, AMLO incurrirá en violaciones a la Ley y se echará encima a la Auditoria Superior de la Federación.
¿Podría convertirse en el primer presidente de la Republica desaforado?